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Bañarse en el río Ebro: historias, leyendas y planes de futuro

Un proyecto de la UE financia un proyecto turístico para la Ribera baja para recuperar esta costumbre de los años 50. Los Ebronautas defienden que los zaragozanos se bañen en zonas aseguradas    

Un grupo de piraguistas se bañan en el Ebro al acabar su ruta por el barrio de Vadorrey.
Un grupo de piraguistas se bañan en el Ebro al acabar su ruta por el barrio de Vadorrey.
Ebronautas

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, cumplió hace unos días su promesa de bañarse en el Sena poco antes de que empiecen los Juegos Olímpicos, el próximo 26 de julio. Era un gesto para intentar disipar las dudas sobre la salubridad de las aguas del río de la capital francesa, donde se disputarán las pruebas de triatlón y aguas abiertas.

Mirando para casa, los usuarios del río Ebro, como Néstor J. Torrecilla, cofundador de la empresa de ecoturismo fluvial Ebronautas, que suele bajar en canoa o piragua desde primavera hasta septiembre, enseguida defiende que “este río es de baño” y por eso espera que puedan ver “nuestros ojos” en el futuro “las zonas habilitadas por la Administración” para que se pueda utilizar como el Sena.

El hidrogeólogo Nestor Jiménez, fundador de Ebronautas, en el Ebro a la altura de Alcalá de Ebro.
El hidrogeólogo Nestor J. Torrecilla, fundador de Ebronautas, en el Ebro a la altura de Alcalá de Ebro.
Laura Uranga

París es más difícil que Zaragoza porque es una gran urbe en la que llueve mucho y, sin embargo, se ha recuperado las calidad de las aguas. Hay otras zonas de España que se están recuperando para el baño  los ríos del interior peninsular y no es raro que puedas ver que es una zona fluvial”, incide el hidrogeólogo Néstor J. Torrecilla.

En la capital francesa las administraciones han invertido 1.400 millones desde 2016 en en un plan que pretende permitir el baño a los ciudadanos incluyendo la construcción de depósitos gigantes, que evitarán que el agua de las cloacas acabe en el río y provoque la contaminación.

José Albiac Murillo, profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, destaca que después de un siglo de prohibición del baño en el Sena por la contaminación, las autoridades han invertido 1.400 millones de euros para limpiar el río a su paso por París. Se pretende realizar las pruebas de natacion de los Juegos Olímpicos en el Sena, y autorizar el baño a partir de 2025.

Vídeo de la alcaldesa de París nadando en el Sena.
Vídeo de la alcaldesa de París nadando en el Sena.
RTVE

Al compararlo, el responsable de Ebronautas tiene claro que Zaragoza pasó unos años terribles y muy duros, sobre todo entre los 60 y los 90, porque el agua del río iba “muy sucia y contaminadísima” lo que eliminó a los bañistas del Ebro, una actividad que es muy visible en las fotos históricas desde los años 20 a los 50.

Aun así, Torrecilla recuerda la propuesta municipal que hizo Fernando Rivarés, concejal de Podemos, en el Ayuntamiento en julio de 2022 para recuperar seis playas fluviales: Pontoneros, Anillo Verde, Tercer Milenio, Iceberg, Embarcadero de San Lázaro y Puerto Fluvial de Vadorrey. Esta propuesta también se hizo en Valladolid con la playa de las Moreras en el río Pisuerga. 

“En el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza fue aprobado por Podemos y lo apoyó Vox, mientras los demás PP-PSOE se abstuvieron, pero así se quedó”, recuerda el hidrogeólogo, quien cree que el Consistorio debería “muestrear la calidad del agua y valorar la seguridad con los Bomberos y con nosotros también estaría bien”.

El peligro del río y la mejora de la calidad 

La calidad de los ríos en las grandes ciudades ha mejorado, pero el departamento de Servicios Públicos del Ayuntamiento, que gestionó la actual alcaldesa Natalia Chueca en la anterior legislatura (2019-2023), han mantenido que la autorización del baño en el Ebro “no se ve clara porque el río es peligroso”. De hecho, insisten en que disponen de 22 piscinas municipales con capacidad suficiente para uso y disfrute de los ciudadanos.

Bañistas del río Ebro después de ir en piraguas.
Bañistas del río Ebro después de ir en piraguas.
Ebronautas

Fuentes municipales señalan que la mejora de la calidad del agua del Ebro no ha provocado todavía la propuesta de provocar zonas con piscinas por el riesgo que genera. “Más que por la calidad de agua, que no es mala a juzgar por la cantidad de peces y pájaros que lo habitan, el mayor reparo está en la cuestión de las corrientes y los pozos que hay”, recalcan. Además, se preguntan ¿cuántos socorristas necesitarían para poner en marcha estas zonas fluviales?

Mientras tanto, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) reconocen que el río “puede entrañar algún peligro” y por eso se dedican a la sensibilización de los usuarios aunque no pueden prohibir los baños. De hecho, agregan que es “un uso común contemplado en la Ley de Aguas para que los ciudadanos no necesitan autorización para bañarse” en el dominio público hidráulico (ríos, lagos y embalses).

Los esfuerzos que se realizan en Zaragoza para “mitigar” los efectos de la contaminación son bastante visibles. Cuando se celebra un triatlón en la capital aragonesa, “hacen una revisión del agua la semana anterior y comprueban que es apta para el baño”, recalca Néstor J. Torrecilla. “Se miden unas bacterias que se revelan los parámetros también para el agua de boca. En el Ebro se han recuperado las almejas de río con las depuradoras y han aumentando con la transparencia del agua”.

El problema de las aguas de tormentas

El reto al que se enfrentan es cuando se producen las aguas de tormentas, aunque cada vez hay menos días que se viven estos episodios de la precipitación intensa en Zaragoza. Ante esa situación, el hidrogeólogo cree que el problema es que los ciudadanos no se creen la posibilidad de bañarse en el Ebro porque su memoria “no es muy larga” y los años que estuvo muy sucio fueron “tres décadas”. 

El profesor José Albiac considera que el problema es que "las tormentas provocan el arrastre de contaminantes e impiden el baño", por lo que si pasa como ocurrió en junio, "no se podrán realizar las pruebas de natacion" en los Juegos Olímpicos de París. "Las inversiones en tanques de tormenta en las ciudades es una iniciativa que propone la Comisión Europea, pero los costes son elevados", precisa.

El profesor José Albiac del departamento de Análisis Económico en la Universidad de Zaragoza.
El profesor José Albiac del departamento de Análisis Económico en la Universidad de Zaragoza.
R. J. C.

En todo caso, el reponsable de Análisis Económico cree que los problemas del Sena no se reducen al área de París, ya que la contaminación de nitratos de la agricultura en desembocadura ha pasado de 50.000 a 100.000 toneladas desde que se puso en marcha la Directiva de nitratos europea en 1991, y lo mismo ocurre con la contaminación de nitratos en los demás grandes ríos europeos, incluyendo el Ebro.

Bajan en piraguas 5.000 personas al año 

Poco a poco han crecido los usuarios de las piraguas de Ebronautas, que recogen hasta 5.000 personas al año, de los cuales 2.000 son escolares y los demás son particulares. “Empezamos en 2005 y nos beneficiamos con el contrato de la Expo 2008, que nos dio a conocer en los colegios, luego sufrimos la crisis financiera. Pero la tendencia es que en este verano llenamos todas las actividades”, destaca Néstor, quien revive haber visto esta semana a un zaragozano bañándose con su perro en el Ebro cuando salían con las piraguas desde la Ronda Norte de la A-2 hasta el puerto fluvial de Vadorrey.

Esta costumbre del baño en el Ebro va recuperándose pero “muy poco a poco” y no asoman nuevos medios. No se han regulado ninguna zona por el tema de seguridad con “algún socorrista destinado al lugar” ni que haya “una ducha, por ejemplo en la zona de Vadorrey”, como reclama el portavoz de Ebronautas, porque allí hay muchos que practican piraguas y remo, y sería muy saludable “optimizar el beneficio de bañarse en el río, saludable para el entorno y para uno mismo”.

Vecinos de Sástago se bañan en el Ebro en los años 50.
Vecinos de Sástago se bañan en el Ebro en los años 50.
Antonio Ramón

Un plan de la UE para la Ribera baja del Ebro

Hay varios pueblos de la Ribera baja que también se plantean el baño en el Ebro como Alforque, Cincolivas y Escatrón. La seguridad del río se lo permite en esa zona de meandros muy encajados donde hay azudes en los que el cauce pasa más tranquilo, no tienen corrientes y pueden instalar unas piscinas flotantes recuadradas que están situadas en los pantalanes.

Saúl Esclarín, técnico de cultura y de turismo en la comarca Ribera Baja del Ebro, detalla que la UE les ha concedido fondos europeos para financiar al 100% un plan de sostenibilidad como destino turístico y “todo se basa en el Ebro y el agua que nos une a los diez municipios a las dos márgenes del río”. El proyecto supone el desarrollo de la zona basado en “el patrimonio cultural y asociado, los tradiciones de vidas asociadas al agua y hay doce actuaciones ligadas al río”, que se van a desarrollar en tres años.

Un padre y un hijo se bañan en el Ebro a la altura de Alforque.
Un padre y un hijo se bañan en el Ebro a la altura de Alforque.
Carmen Galindo Sena

Entre estas intervenciones del plan se apuesta por la puesta en valor del patrimonio hidráulico, el turismo fluvial y deportivo, o la ornitología, ya que se trata de un ecosistema muy especial con la mezcla entre el Ebro, el río más caudaloso de España, con la estepa de los Monegros.

Vamos a poner en valor el turismo fluvial que incluye poner en marcha zonas de baño en el río, aunque tenemos claro que se hará un estudio previo y el análisis de las aguas para poderlo en marcha”, destaca Saúl Esclarín, quien fue director general de Cultura en el Ayuntamiento de Zaragoza para Zaragoza en Común (2015-2019).

Afrontar este proyecto es como recuperar la costumbre de la gente que se iba a la zona de Sástago, como aparece en una imagen que donó Antonio Ramón o la de Alforque, en la que hay un adulto y un niño disfrutando del agua, que ha cedido Carmen Galindo Sena

En estos pueblos había playas como en Zaragoza. Antes no tenían depuradoras y el río estaba más sucio que ahora. El Ebro era tan querido como temido para la gente por la leyenda que tenía detrás, pero vivía una zona de expansión”, señala Saúl Esclarín, quien cree que ahora se recuperaría esa costumbre perdida en las últimas décadas. “Es volver a mirar hacia el río y disfrutarlo con el baño”.

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