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Pedro Ramón y Cajal: "Cajal es mucho más admirado en Estados Unidos que aquí"

Nacido en Zaragoza en 1953, forma parte de la extensa familia del ilustre Nobel aragonés. A diferencia de sus parientes, se decantó por la abogacía, primero del Estado y después con su propio bufete, afincado en Madrid.

El abogado aragonés Pedro Ramón y Cajal, en su despacho de Madrid
El abogado aragonés Pedro Ramón y Cajal, en su despacho de Madrid
Enrique Cidoncha

Es el único abogado en una familia entregada a la medicina. ¿Por qué no siguió la tradición?Es muy difícil llevar el apellido Ramón y Cajal siendo científico o médico. Pero sobre todo, cuando tenía 16 o 17 años, vi mi vida en la persona de mi padre, en la de mi abuelo, en la de mis tíos médicos... La vi como si la hubiese vivido ya y quise hacer otra cosa.

Antes de ser abogado, ¿tuvo algún otro sueño profesional?Quise hacer historia, filosofía, dedicarme a la literatura, al arte... Pero mi familia me dijo que éramos una familia de intelectuales, lo cual significaba que hemos vivido siempre de nuestra cabeza. Y que en consecuencia íbamos a heredar muy poco, que más me valía hacer algo que me permitiese vivir.

La carrera le fue muy bien, pero no dio el paso para ser juez.Es muy difícil y sacrificado ser juez. Hago arbitrajes e incluso como árbitro sufro. Me despierto por la noche pensando cuál es la relación de justicia que debo de poner en el laudo. Porque ninguna de las partes tiene absolutamente la razón de su lado. Y al revés. No, yo no sirvo para juez.

Es un Abogado del Estado que se lanzó a emprender para crear un bufete. ¿Fue un salto arriesgado?La función pública es jerárquica, no eres libre porque debes cumplir con las directrices generales. Y además, con las normas de exclusividad que se implantaron hace ya casi 40 años, el funcionario no solo no es libre, sino que se asfixia económicamente. Decidí que me iba y me fui. Abrí el despacho junto con dos compañeros de promoción. Durante los primeros meses no entró ningún cliente. Tuvimos que poner dinero. Luego entró uno, luego dos, luego tres y al final hemos hecho un despacho.

El despacho, además de su apellido, ¿lleva sus valores?Lleva mi nombre pero es una obra colectiva después de 37 años, de muchos centenares de personas. En comparación con otros despachos, aquí hay un alma. Hay unos objetivos que tenemos que cumplir, pero no hay una obsesión por su cumplimiento. Cuidamos las relaciones internas de justicia; quien se excede abusando de los demás, lo quitamos.

¿Qué le parece el pacto entre PP y PSOE para la renovación del Consejo del Poder Judicial?Me parece algo obligado. Tengo muchos amigos en la judicatura y sobre todo en el Tribunal Supremo, conozco su trayectoria de toda la vida. Algunos en su juventud eran muy de izquierdas, hace 40 años, y hoy son conservadores. Y al revés. Un juez es solo un juez, su ideología es secundaria. No hablo del Constitucional, que no forma parte del Poder Judicial.

¿Cuáles son las principales amenazas del Poder Judicial?La única amenaza seria que yo veo es que el Poder Político meta mil juristas de más o menos reconocido prestigio sin oposiciones. La magistratura tiene que estar integrada por personas independientes, formadas como opositores, y que no deben su ingreso más que a su esfuerzo. Por eso los jueces deben elegir a los jueces.

¿Por qué cree que Aragón es tierra de jueces y abogados?La facultad de Derecho de Zaragoza es dura. Te obligan a estudiar. En mi promoción, en los años 70, éramos 160 y terminamos 12 o 13. Unos 80 se habían ido a Barcelona donde les regalaban el título. Además, Aragón es una tierra pobre, y tenemos que buscarnos la vida. Por eso es tierra de opositores. Hay una cultura del esfuerzo en ello que hace que un opositor reconozca a otro, la haya sacado o no. Es como haber estado en la guerra del 14 en las trincheras.

El Gobierno ha anunciado por fin el futuro Museo Cajal. ¿Cómo ha recibido la familia la noticia?La familia propugna ese museo desde que tengo uso de razón. El legado Cajal está en cajas, puestas unas encima de otras. Qué menos que gastar algunos millones de euros para crear un centro con el que ponernos en valor en el mundo.

Será en Madrid, y no en Aragón. ¿Comparte esa decisión?El Real Decreto prevé subsedes, pero debe estar allí donde Cajal creó la Escuela Neurológica Española, que es San Carlos, en Madrid. Donde trabajó 40 años y todos sus discípulos. La vinculación de Cajal con Aragón es absoluta, pero su vida profesional no estaba en Zaragoza.

¿Se ha reivindicado su figura lo suficiente?Cajal es una persona más admirada en Estados Unidos que aquí. Cuando un programa de televisión preguntó quién era el personaje más importante de la historia salió Cajal porque la comunidad científica se movilizó, no ganó porque la gente sepa quién es Ramón y Cajal. Durante mi vida me han preguntado si era pariente del torero o del futbolista. Un agente tributario me preguntó si era yo el de los hospitales. ¡Hombre, se supone que un agente tributario sabe leer y escribir! En fin.

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