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La DANA golpea en Aragón: la lluvia por horas en Zaragoza, Huesca y Teruel

La Agencia Estatal de Meteorología mantiene activada la alerta por tormentas en buena parte de la comunidad autónoma aragonesa.

Un día de lluvia en Zaragoza
Un día de lluvia en Zaragoza
Francisco Jiménez

Se avecinan días extremos para Aragón en lo referente a la meteorología. El verano ha llegado y pretende imponer su ley, tanto en temperaturas como en fenómenos tormentosos propios de estas fechas. Además, habrá que extremar la precaución debido a la operación salida, que arrancó este viernes 28 de julio. Se esperaban cerca de 425.000 desplazamientos por las carreteras aragonesas, un 25% más que en 2023, con la costa mediterránea, Teruel y el Pirineo como destinos principales.

Este viernes, un total de 17 provincias españolas estuvieron en aviso por lluvias y tormentas en una jornada en la que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) se desplaza de sur a norte por gran parte de la Península, según la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Concretamente, en Aragón la peor parte se la llevó Teruel y este sábado se extenderá a las provincias de Zaragoza y Huesca. 

La Aemet mantiene actividad la alerta amarilla por tormentas en las provincias de Huesca y Zaragoza desde primera hora de la mañana y hasta las 12.00 de este sábado 29 de junio y serán localmente fuertes en el Sistema Ibérico, Pirineo y zonas colindantes, más dispersos hacia el bajo Ebro, tendiendo a remitir y a disminuir la nubosidad hacia el final del día. Las temperaturas irán en descenso, notable en las máximas. El viento será de flojo a moderado del oeste y noroeste. 

La alerta amarilla se extiende a las tres provincias este domingo por tormentas desde las 14.00. En general, Aragón permanecerá con un cielo nuboso o cubierto con chubascos y tormentas ocasionales en Pirineos, probables en el Sistema Ibérico y sin descartar en el resto. Las temperaturas mínimas irán en ligero descenso o sin cambios y las máximas subirán en la Ibérica turolense y Cinco Villas y con pocos cambios en el resto. El viento será flojo variable.

En la capital aragonesa, la probabilidad de lluvia será de un 65% a partir de las 18.00.

En cambio, el lunes, primer día de julio, no existen avisos meteorológicos significativos en Aragón. Según la Aemet, se esperan intervalos nubosos, con chubascos y tormentas ocasionales en Pirineos y con probabilidad en el resto. Las temperaturas irán en ligero descenso o sin cambios, salvo un ligero ascenso en la mitad occidental. En el valle del Ebro, el viento será del noroeste flojo aumentando a moderado; en el resto, viento flojo variable.

Cómo será el verano en Aragón

Se veía venir desde la primavera. El verano español de 2024 va a pasar a la historia como un periodo de reto para los termómetros: caluroso, más que cálido, y sofocante en determinados periodos. Cuando también falta el aire a la sombra, el calor es de armas tomar y aunque los habitantes de la Península Ibérica están acostumbrados a temperaturas extremas, sobre todo en verano, lo de los últimos años es tremendo; este verano apunta a medias tan elevadas que lo situarían dentro del 20% de los más calurosos desde que se realizan mediciones. Aragón, y especialmente Zaragoza, ven como las cifras respaldan esa sensación de bochorno vivida en estos últimos tiempos en cada periodo estival.

El cambio climático es una realidad innegable, pese a quien le pese. Aunque los calores extremos no son cosa de ahora en Aragón, empieza a ser normal que cifras propias de julio y agosto lleguen ya en mayo. La de 2024 ha sido la octava primavera más cálida del siglo XXI en España. Lo peor de todo es la poca generosidad de las nubes en una situación de alarma para las reservas hídricas, que previamente en el año ya había vivido situaciones dramáticas, aunque el deshielo no ha sido completo este 2024.

Ya lo adelantó antes de que comenzase el verano Rubén Del Campo, portavoz de la Agencia de Meteorología (Aemet), quien avisó que la escasez de lluvias se notaría especialmente en el norte y el interior de la península, atendiendo en ambos casos a lo habitual de otros años en esas localizaciones. Se trata de una tendencia fácilmente comprobable si se echa un vistazo a las tablas de precipitaciones de los últimos años, y ese hecho está teniendo consecuencias fatales para la agricultura, la ganadería y las actividades turísticas en el entorno rural.

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