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Heraldo del Campo

Comer insectos puede ser agradable y muy energético

La empresa aragonesa Insectopia 2050 lanza al mercado nuevas barritas enriquecidas con harina de ‘Tenebrio molitor’, un insecto aprobado por la UE como apto para consumo humano

Jornada de degustación de las barritas energéticas. insectopia2050
Jornada de degustación de las barritas energéticas. insectopia2050
Insectopia2050

No son pocas las culturas acostumbradas a incluir la ingesta de insectos en su dieta habitual, pero los paladares occidentales no está tan acostumbrados poner estos bichos en su plato y menos en su boca. Un rechazo "muy cultural" en el que comienzan a abrirse grietas, provocadas por la apuesta de diferentes empresas que ya han comenzado a abrirse paso en el mercado con sus productos elaborados con algunos de las cuatro especies de insectos autorizadas para consumo humano por la Unión Europea -larvas del gusano de la harina (‘Tenebrio molitor’), langosta migratoria (‘Locusta migratoria’), grillo doméstico (‘Acheta domesticus’) y larvas del escarabajo del estiércol (‘Alphitobius diaperinusi)-.

Una de esas firmas es Insectopia 2050, la pyme aragonesa creada por las tecnólogas zaragozanas Ana de Diego y Eva Gavín, que acaban de lanzar al mercado un innovador producto. Su nombre es Vitaenergy y se trata de unas barritas energéticas naturales, enriquecidas con proteínas de insecto, vitaminas y minerales y creatina, que han sido desarrolladas, destacan sus impulsoras, con el fin de aportar un refuerzo de energía, natural, saludable y sostenible antes o durante la realización de ejercicio físico. Las barritas están disponibles en tres sabores: coco y almendras, cacao y avellanas, y "una alternativa salada de sabor mediterráneo".

"Este primer lanzamiento va dirigido a deportistas que dan importancia a su salud y al medio ambiente, a consumidores dispuestos a innovar en un mercado en auge con un crecimiento significativo y perspectivas prometedoras", señalan las fundadoras de Insectopia.

Para acercar el producto a los consumidores y demostrar que comer insectos puede resultar una experiencia agradable, De Diego y Gavín han presentado sus nuevas barritas en distintas jornadas realizadas en el Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y en el local Grossery’s en las que participaron decenas de personas de distintos segmentos sociodemográficos.

En una primera parte de la sesión, los participantes pudieron conocer las propiedades y características de estas barritas energéticas, así como el trabajo de I+D+i que ha llevado a cabo la empresa hasta su diseño y fabricación. Además, los miembros del equipo de Insectopia 2050 compartieron con el público las diferentes razones que hacen de los insectos una fuente de proteína alternativa muy interesante para la cadena alimentaria.

"El sabor umami, conocido como el quinto sabor, se encuentra abundantemente en los insectos, lo que los convierte en excelentes potenciadores de sabor en diversas preparaciones culinarias», señalan las responsables de la firma, que destacan que, por eso, al incorporarlos en salsas, caldos y platos principales, «se logra una profundidad de sabor que realza y enriquece la experiencia culinaria».

Experiencia "fácil y agradable"

Para demostrar que consumir insectos puede ser una experiencia fácil y agradable, y evaluar la percepción del público durante el evento de promoción de las barritas, los participantes degustaron diversas preparaciones culinarias elaboradas en dos versiones: una sin insectos y otra enriquecida con un 8% de harina de ‘Tenebrio molitor’ (gusano de la harina). Así, explican desde la empresa, los asistentes probaron croquetas de jamón, totopos de maíz con guacamole, una ‘vichyssoise’ y unas magdalenas y tras degustarlos se les invitó a evaluar la apariencia, textura, aroma y sabor de cada preparación con insectos y a compararla con los que no los contenían.

"Los resultados fueron reveladores", explican las impulsoras de la producto. De forma mayoritaria, los participantes afirmaron que todas las preparaciones con harina de insecto eran "más sabrosas". Destacaron también que la experiencia había sido "sorprendente" y les había ayudado a cambiar su percepción sobre el consumo de insectos, rompiendo así su barrera cultural respecto a este tipo de alimentos.

"El resultado global de todas las evaluaciones fue que las nuevas barritas energéticas desarrollados con harina de insecto mejoraban tanto en apariencia y textura, como en aroma y sabor a las versiones sin insecto", señalan.

Proteínas de futuro

Insectopia 2050 fue fundada en 2018 por Ana de Diego, licenciada en Ciencias Químicas, y Eva Gavín, licenciada en Ingeniería Industrial, ambas por la Universidad de Zaragoza. Con más de quince años de experiencia en la gestión y coordinación de proyectos de I+D+I, ambas tecnólogas trabajan muy vinculadas al mundo de la innovación agroalimentaria y fue precisamente en ese ámbito en el que detectaron la necesidad de investigación para asegurar fuentes de proteínas alternativas para el futuro. Más, teniendo en cuenta que en 2050 seremos en el mundo 9.700 millones, por lo que la ONU prevé que para ese año la demanda de alimentos aumente en un 70%.

Un año después, ambas zaragozanas, ponían en marcha el primer laboratorio de cría de insectos de Aragón. Pero la cría de insectos no solo tiene ventajas alimenticias. Conlleva, además, explican ambas tecnólogas, una gestión más eficiente y sostenible, ya que requiere menor consumo de agua y genera menos gases de efecto invernadero, por lo que tiene un menor impacto medioambiental.

A ello se suma que las características de su sistema de producción permiten adaptarlo al modelo de economía circular, ya que se utilizan subproductos agroalimentarios como insumos para la alimentación de los insectos, y, como productos resultantes, no solo se obtiene proteína, sino también otros productos de interés en diversos ámbitos económicos, como el sector agrícola, donde el ‘frass’ (excremento de gusano) puede aprovecharse como abono orgánico de excelente calidad.

La producción de proteína de insectos requiere además de menos tiempo y de menos intervención humana, por lo que "representa una fuente alternativa de gran atractivo para el presente y el futuro de la alimentación", destacan De Diego y Gavín.

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