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Ángel de la Fuente: "Reformar la financiación bajo presión de un territorio daría un sistema peor"

El director ejecutivo de Fedea defiende un sistema de reparto de fondos con la mayor nivelación posible y pactado por los partidos del Congreso antes que por las comunidades.

Ángel de la Fuente, director de Fedea
Ángel de la Fuente, director de Fedea
Enrique Cidoncha

El economista Ángel de la Fuente se ha convertido en una de las voces de referencia en materia de fiscalidad y financiación autonómica del país. Dirige la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), un prestigioso ‘think tank’ auspiciado por el Banco de España y algunas de las grandes firmas del Ibex desde el que defiende un sistema de reparto de fondos con la mayor nivelación posible, pactado por los partidos del Congreso antes que por las comunidades y sin la amenaza de primar a un solo territorio.

¿Por qué es necesario reformar el sistema de financiación autonómica?
No es imprescindible. Si sirve para mejorar el sistema, bien, pero si va a empeorarlo, podemos esperar. Cosas que mejorar hay bastantes, empezando por un reparto excesivamente desigual y bastante caprichoso de recursos, un fuerte déficit de responsabilidad fiscal por parte de las autonomías y una excesiva complejidad que hace que el sistema sea incomprensible para el ciudadano medio. Pero aún así, el sistema que tenemos aguanta bastante bien la comparación con los de otros países descentralizados. Si lo reformamos, a todo correr, como parte de una negociación centrada en otros temas y bajo presión para favorecer a un territorio determinado, hay un riesgo grande de empeorar lo que tenemos ahora. 

Su reforma lleva pendiente desde hace una década. ¿Por qué es tan difícil alcanzar un acuerdo?
En parte, porque nos hemos empeñado en negociarlo con los directamente afectados, las comunidades, que son muchas y tienen intereses contrapuestos. El diseño del sistema debería salir de un acuerdo entre los principales partidos en el Parlamento, no de una negociación a 16 que lógicamente sólo quieren maximizar su trozo del pastel. A esto hay que añadir la nula disposición de los grandes partidos a buscar el consenso y, también, que llevamos unos años complicados, con varias crisis muy graves seguidas en las que había otras urgencias. 

El PSOE plantea un pacto a dos con el PP y luego escalarlo a las comunidades, mientras los populares quieren llevarlo al Consejo de Política Fiscal y Financiera. 
El punto de partida natural sería un acuerdo PP-PSOE, pero habría que intentar construir el consenso más amplio posible, ampliándolo a otros partidos y a las comunidades. Lo que no hay que darles a estas últimas es poder de veto individual, porque eso hace casi imposible un diseño racional del modelo.

¿Tiene razón Cataluña al reclamar una financiación singular?
Todos somos singulares y eso ha de reflejarse en alguna medida en el sistema, pero de ahí a lo que están pidiendo los nacionalistas catalanes hay un buen trecho. 

El Gobierno dice que Cataluña ha asumido competencias como prisiones o los Mossos y que eso hay que compensarlo.
Eso ya se compensa. Las competencias singulares que solo algunas comunidades han asumido tienen una financiación específica que generalmente se incluye en el Fondo de Suficiencia.

El Estatut prevé una especie de consorcio Estado-Generalitat, que es la fórmula que ofrece Salvador Illa frente al cupo catalán que piden los independentistas. ¿Qué le parece esa opción?
Eso sería una fórmula muy interesante si se hiciera un único consorcio que reúna al Estado y a las 15 comunidades de régimen común (o idealmente a las 17) como «accionistas» de una administración tributaria única, independiente y profesional encargada de recaudar todos los impuestos. Esto permitiría maximizar la eficiencia y eficacia a la vez que se les da a las comunidades una mayor participación en la gestión tributaria.

No parece el modelo de los independentistas...
No, ellos van en la dirección de crear un consorcio bilateral entre Cataluña y el Estado que gestionaría la recaudación tributaria sólo en esa comunidad. Esto abre la puerta al troceamiento de la Agencia Tributaria en una serie de agencias regionales independientes. Eso sería un disparate porque se traduciría en una gestión más cara y menos efectiva. Sería más difícil detectar el fraude. 

¿Qué supondría la salida de Cataluña del régimen común?
Sería mala idea. Los nacionalistas piden básicamente un sistema de concierto como el de las regiones forales, que en la práctica les ha permitido contribuir poco o nada a la solidaridad interterritorial. 

El Estatuto de Aragón también prevé una relación especial Estado-Comunidad que no se ha llegado a materializar. ¿Ve compatible esta herramienta?
Condicionar el sistema de financiación desde los estatutos no es buena idea. No es el sitio, pues estamos hablando de cosas que afectan también a otras comunidades, y enseguida entramos en conflicto con otros textos que tratarán de imponer criterios distintos en beneficio de otras regiones. 

En la propuesta que hizo el Gobierno en 2021, Aragón y Extremadura eran las más beneficiadas por los ajustes de despoblación y dispersión. ¿Comparte ese planteamiento?
El planteamiento no me convenció. Esas variables ya están en el sistema y se volvían a meter de una forma forzada y artificial. Si llegamos a la conclusión de que hay que darles más peso, ¿por qué no hacerlo directamente, sin inventos raros?

¿Cuál sería su propuesta ideal de reforma del sistema?
Idealmente, yo preferiría la nivelación total, esto es, igual financiación por habitante ajustado para la competencias comunes a igual esfuerzo fiscal para todos. Pero se podría renunciar a la nivelación total (asegurando que sigue siendo muy elevada) si eso permite ampliar el consenso. Realmente, la nivelación total nunca ha existido, siempre ha habido diferencias, algunas muy importantes. Supongo que podemos tolerar pequeñas diferencias si estas tienen una lógica comprensible y hacen posible un pacto.

El Gobierno central asegura que es posible un pacto bilateral con Cataluña y uno multilateral con el resto. ¿Lo comparte?
Posible sí, claro, otra cosa es que sea buena idea y desde luego hay un riesgo importante desde el punto de vista de la igualdad. La situación me recuerda aquello del libro ‘Rebelión en la Granja’, de George Orwell: «Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros».

¿Es viable atender las singularidades de todas las comunidades, como defiende Moncloa?
Eso ya se hace, o al menos se intenta. El sistema actual incorpora muchas singularidades: tiene en cuenta el tamaño y la estructura por edades de la población, su dispersión, el tamaño del territorio y la insularidad a la hora de calcular las «necesidades de gasto» de las comunidades, lo que a su vez influye sobre su financiación. Pero escuchando a los portavoces nacionalistas, parece claro que no es eso lo que tienen en mente.

¿Es posible aumentar los fondos para que todos salgan ganando y garantizar así el acuerdo o la financiación autonómica es una fórmula de suma cero?
No hay soluciones mágicas. Por supuesto, podríamos darles más recursos a todas las comunidades, pero tendrían que salir de algún sitio: del Estado, que tendría que recortar sus gastos, o de mayores impuestos. 

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