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García Castellón, el juez instructor que no quiso trasladarse a Aragón

Manuel García Castellón se jubila en octubre de este año como magistrado de la Audiencia Nacional y teme la pérdida de imagen de la Justicia en la sociedad española. 

Manuel García-Castellón, juez de la Audiencia Nacional, en el Patio de la Infanta / 17-06-2024 / Foto José Miguel Marco [[[FOTOGRAFOS]]]
Manuel García-Castellón, juez de la Audiencia Nacional, en el Patio de la Infanta
Jose Miguel Marco

El juez Manuel García Castellón (Valladolid, 1952) reconoció este pasado lunes en la charla que dio en el Patio de la Infanta, bajo el título ‘La Audiencia Nacional o la defensa de la democracia’, que solo quiso ser “juez de instrucción”. 

“Me ofrecieron en el Consejo (General del Poder Judicial) ser presidente del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, pero ya estaba muy asentado en Madrid y no quería cambiar. Ahora le tengo mucho más cariño a Aragón y a Zaragoza por mi amigo José Luis (Rodrigo)”, evocó su historia mencionando al director general de la Fundación Ibercaja.

Cuando está en los albores de su retirada como titular del Juzgado de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, ya que cumplirá 72 años el mes de octubre, el magistrado asumió que le queda poco tiempo de estar activo y en esta coyuntura destacó: “Me preocupa mucho la situación en la que queda la Justicia en España a partir de hace un tiempo”.

Tocar algo de poder y los problemass

De hecho, García Castellón fue muy claro al relatar que “cuando tocas algo de poder, sea el poder político, el poder social o el poder económico, nos han metido en todo tipo de diatribas y problemas y muchos de ellos no son muy agradables”.

El perfil del magistrado, que entró en la Justicia en 1982, está marcado por su ingreso en la Audiencia Nacional, en 1993. Durante sus primeros siete años destacaron sus instrucciones sobre el asesinato de Miguel Ángel Blanco, el Caso Banesto o el atentado contra José María Aznar.

En el año 2000 fue nombrado por el Gobierno de Aznar juez de enlace en París y, después, en Roma bajo la presidencia de Mariano Rajoy, tras haber permanecido en su puesto de Francia con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

En 2017 regresó a la Audiencia Nacional, tras la marcha del magistrado Eloy Velasco, que llevaba varias investigaciones relacionadas con casos de presunta corrupción en la dirección del PP. Así ha llevado la operación Kitchen, el caso Lezo, la operación Púnica y la causa contra ‘Tsunami Democrático’.

"No puedo opinar de los temas vivos" 

Antes de empezar su conferencia en la capital aragonesa, ya destacó: “No puedo opinar de los temas vivos. Hay que ser prudente. Cuando hablé en Orense con sentido común enseguida me recusaron en un asunto a la moda”. Al despedirse, confesó que como jubilado no piensa romper esa filosofía y no hablará de determinadas cuestiones de los casos judiciales.  

Aun así, también destacó que en los ránquines de confianza de las instituciones, “la justicia está en lo más bajo, en lo peor casi y se me cae la moral al suelo cada vez que lo veo, peor es que es verdad”. Agregó que esta coyuntura acaba pagándola la sociedad: “A mí me da miedo dejar ese legado para las generaciones que vienen, y está pasando ya”, destacó.

En su dilatada carrera profesional llegó a recibir una querella por prevaricación “de alguien muy poderoso”, lo mencionó, y fue archivada después de pasar seis meses bajo la espada de Damocles. Por eso tiene muy claro que la independencia de la Justicia es fundamental respecto de los demás poderes como el político y el económico.

Manuel García Castellón, el juez que investiga al excomisario Villarejo, a su llegada a la Audiencia Nacional.
Manuel García Castellón, el juez que investiga al excomisario Villarejo, a su llegada a la Audiencia Nacional.
EFE/Mariscal

Pero también contó que en su tiempo de juez de enlace con Francia, fue “una época muy dolorosa” porque se encontraba “la incomprensión” del otro lado. “Yo físicamente he llorado delante de algún juez y algún fiscal de impotencia, de no poder hacer nada”, señaló.

De hecho, García Castellón explicó que si en el año 2000 habían reclamado al Gobierno francés la puesta en marcha de la orden europea de detención y entrega, se lo negaron y mantuvieron el método de extradición de toda la vida.

Un año después, al suceder el atentado del 11-S en Estados Unidos, su gobierno “cogió el silbato y le dijo a Europa que se pusiera inmediatamente las pilas con un sistema mucho más ágil, que era la orden europea de detención que España había propuesto”. En 2004 se aprobó ese método en la UE. “Eso lo viví”, explicó.

El magistrado mencionó al director de la Fundación Ibercaja, José Luis Rodrigo, por la “relación personal” que les une a través de otros amigos.

“Hay personas con las que tienes empatía y llegas a una relación personal. Con Manuel nos conocemos desde hace unos cuantos años”, apuntaba José Luis Rodrigo, quien destacó su afán por “llevar el conocimiento a la sociedad aragonesa” a través de personas como Manuel García Castellón..

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