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Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Étienne Klein: "Creí que iba a morir y empecé a pensar en el tiempo"

Este físico francés, especializado en física teórica y filósofo científico, es profesor y conocido por su faceta de divulgador. Presenta varios programas radiofónicos sobre el tema.

Étienne Klein en un aula del Liceo Francés Molière, centro en el que dio una charla hace unos días
Étienne Klein en un aula del Liceo Francés Molière, centro en el que dio una charla hace unos días
Guillermo Mestre

Étienne Klein (París, 1958) es físico y doctor en filosofía de la ciencia, pero fundamentalmente uno de los divulgadores científicos franceses más reconocidos en Europa. Durante muchos años se ha esforzado, a costa de haber publicado varios libros, por hacer que el lenguaje de la ciencia sea accesible al mayor número de personas, para lo que asegura que no le importa repetirse lo que haga falta. Dirigió el laboratorio de investigación de las ciencias de la materia en la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica (CEA), ha sido profesor de física cuántica y de partículas en la Escuela de París, donde enseña filosofía de la ciencia. También participó en el desarrollo del gran "colisionador" de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (conocida como CERN). Apasionado de Einstein, en agosto lanzará un cómic en el que comparte viñetas con el filósofo alemán. Estuvo en Zaragoza en el Lyceo Francés Molière, en el que impartió una charla.

¿Qué se siente, un físico convertido en filósofo, un filósofo que hace ciencia, o nada de esto?

La gente dice que soy filósofo, pero me defino más bien como un físico que intenta explicar cómo los descubrimientos de la física modifican las respuestas filosóficas que podemos dar a preguntas sobre temas que son históricamente comunes a las disciplinas, como es el tiempo. La cuestión es cómo el conocimiento que los físicos adquieren sobre el tiempo puede modificar la forma en que pensamos sobre el tiempo como filósofos. Soy más bien un traductor de la física al lenguaje de la filosofía.

Es un científico que persigue al tiempo. ¿Es una obsesión?

Está ligado a una vivencia personal de la que no me gusta hablar mucho. Cuando tenía 30 años tuve un problema de salud y los médicos de entonces, que no tenían los instrumentos de ahora, se equivocaron y, por un error, creí que iba a morir pronto. A raíz de ello creamos un grupo de trabajo sobre la relación entre el tiempo tal como lo concibe la física y tal como lo experimentamos en la vida cotidiana. Empezó así y luego se ha convertido en un tema monstruoso.

¿Ha conseguido definirlo?

Los físicos son capaces de representarlo matemáticamente, pero es muy difícil definirlo. Se puede definir lo que no es, no es la misma cosa que la duración, el cambio, la celeridad o el futuro. Se define más por una imposibilidad que por su naturaleza.

Desde el punto de vista filosófico la inteligencia artificial plantea una pregunta básica: ¿nuestra forma de pensar va a estar condiciona por lo que digan las máquinas?

Visitó Zaragoza para dar una charla en el Liceo Molière sobre, entre otras cuestiones, la inteligencia artificial. ¿Qué implicaciones filosóficas tiene esta nueva tecnología?

Es un desafío y la ley europea que intenta controlarla no es nada obvio que pueda conseguirlo. Me preocupa que se pueda utilizar para engañar y provocar equívocos. Estamos viviendo un tipo de prueba para la inteligencia colectiva. Desde el punto de vista filosófico hay una pregunta básica: ¿nuestra forma de pensar va a estar condiciona por lo que digan las máquinas? ¿Dónde queda el pensar por uno mismo que decía Sócrates?

Ha escrito las biografías de Einstein y Majorana, dos físicos que le fascinan. Tras el verano va a publicar un cómic sobre Einstein. ¿Qué nos puede adelantar?

Trata sobre cómo Einstein entendería el mundo actual. Yo estoy en Princeton y sueño que Einstein llama a mi puerta. Hay un insecto que nos permite transportarnos donde queremos y vamos a la Luna, a Hiroshima... Se da cuenta de que hemos descubierto cosas que él había anticipado. En Londres asistimos a un concierto de los Rolling Stones en High Park, cercano al Royal Albert Hall donde Einstein dio su última conferencia en Europa en octubre de 1933. Él saca sus conclusiones del viaje y vuelve a dar un discurso. No desvelo más.

Tiene un programa de radio semanal en France Culture. ¿Cree que consigue con él transmitir su pasión por la física?

Los divulgadores nos repetimos mucho. Hace poco me atacaban precisamente por eso, por repetirme, pero si logro mi objetivo no me importan las críticas. Para difundir la ciencia necesitamos también profesores en la sociedad, no solo en las aulas.

"Para difundir la ciencia necesitamos también profesores en la sociedad, no solo en las aulas"

En 2022 protagonizó una anécdota que dio la vuelta al mundo. Hizo pasar la foto de una loncha de chorizo por una instantánea de la estrella Próxima Centauri.

Era una broma y pensé que todo el mundo se daría cuenta. Colgué la imagen en Twitter a las 20.30 de un domingo y fue una locura. Pretendía instar a la cautela ante las imágenes que circulan por las redes sociales. Me llegaron 225 peticiones de periodistas extranjeros. Sería interesante ver cómo se entendió en diferentes culturas. En Japón enseguida lo comprendieron como una broma interesante. Además (risas), utilicé un chorizo español, la salchicha francesa no me servía porque tiene manchas blancas. En la física siempre hay engaños. Y la inteligencia artificial ahora puede crear imágenes falsas muy creíbles.

¿Se atrevería a llevar a cabo ahora otro experimento similar?

Ahora me reservo las bromas para el 1 de abril, que es cuando se celebra en Francia el Día de los Inocentes. Este año hice creer que había cremas cuánticas para rejuvenecer.

"Ahora me reservo las bromas para el 1 de abril, el Día de los Inocentes. Este año hice creer que había cremas cuánticas para rejuvenecer"

Es un conocido fan de los Rolling Stones y, si me lo permite, hasta su imagen recuerda al grupo.

Esto último me hace feliz. En mi oficina hay un póster del guitarrista, Keith Richards. Cuando se jubiló una señora que desde hace años lo limpia organicé un pequeño convite y ese día se atrevió a decirme que me parecía al de la foto. Le di un gran abrazo. Einstein en alemán quiere decir piedra y lo mismo ‘stones’. El símbolo de la lengua. Todo son conexiones.

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