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Heraldo del Campo

El orégano del monte

REAS Aragón celebraba esta semana la XXIX edición de sus Jornadas de Economía Solidaria, que dedicaron su primera sesión a la agricultura.

De izq a dcha: Alberto Alfonso, Óscar García Jurado, Lucía López, Marta Barba y Miguel A. Mainar, que moderó la Jornada
De izq a dcha: Alberto Alfonso, Óscar García Jurado, Lucía López, Marta Barba y Miguel A. Mainar, que moderó la Jornada
Reas 

Frente a la sabiduría popular, que afirma que ·no todo el monte es orégano”, en la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Aragón (REAS Aragón) sostienen que “hay mucho orégano en el monte”. Precisamente bajo este lema celebraron esta semana la XXIX edición de sus Jornadas de Economía Solidaria de Aragón, que han girado en torno a la transición ecosocial en el medio rural.

“No todo es fácil, pero hay mucho orégano y otras hierbas aromáticas que recoger en el monte de la economía solidaria y en los campos que en nuestro entorno cercano siguen sosteniendo a personas y paisaje, su agricultura y ganadería”, explicaban desde Reas Aragón.

La primera de estas jornadas sirvió para hablar de campo y conocer varios proyectos emprendidos en el medio rural. De hecho, con el fin de tratar de paliar “la desconexión existente entre el medio rural y el medio urbano”, Marta Barba creaba, en 2020, junto a otros dos compañeros de la Facultad de Veterinaria, La Albarda. Se trata de una ganadería de 70 vacas nodrizas de las que controlan “el ciclo completo”. Y lo hacen de una manera “más sostenible y respetuosa”, aplicando técnicas de manejo como el pastoreo rotacional, que consiste en tener altas concentraciones de ganado en una zona reducida de pasto para después moverlo hacia otras zonas.

En ese control de todo el ciclo al que se refería la cofundadora de La Albarda, se incluye la llegada de su producto hasta el consumidor final. Ese fue, según Marta Barba, el “gran reto”. Para afrontarlo, en 2022 arrancaron su propio obrador para dar el salto a la venta directa, algo “muy difícil pero muy gratificante ya que más que carne repartimos felicidad”, apuntaba Marta Barba.

Con un objetivo similar al de Marta, pero más centrada en la divulgación, Lucía López Marco creaba Mallata.com, un blog que debe su nombre a los refugios de alta montaña en los que los pastores y sus animales pernoctaban durante las trashumancias. La importancia tanto económica como medioambiental de la ganadería extensiva o el papel de la mujer rural son algunos de los principales ejes que vertebran la actividad divulgativa de Lucía López, que, además, reivindica la defensa de las razas autóctonas y lamenta el desconocimiento y la falta de protección de este tipo de animales.

La veterinaria y divulgadora, que se instaló hace unos años en Navasa (Huesca), una pequeña localidad cercana a Jaca sostiene que “hay mucho futuro en el medio rural y mucha gente haciendo cosas, pero hay que trabajar en red para llevarlo adelante”.

Economía para cubrir necesidades

“La tierra, para quien la trabaja”. Bajo esta concepción nació en la localidad andaluza de Marinaleda su sociedad cooperativa, como modelo alternativo y de lucha contra la “maldición de los recursos”, es decir, el “saqueo” de recursos naturales que sufre Andalucía, a juicio de Óscar García Jurado, profesor universitario y miembro de la Comisión de Cooperativas de Marinaleda.

El modelo de la Cooperativa de Marinaleda se basa en la “propiedad pública de la tierra y en una completa autogestión”, apuntaba García Jurado, quien aseguró que “su sociedad va como un tiro”. De hecho, además de la explotación de las tierras, la Cooperativa cuenta con un molino de aceite y una fábrica de conservas. Y es que, desde este modelo no se renuncia a elementos de la economía de escala capitalista, pero con elementos como la autogestión jornalera, que se basa en tres ejes principales: “la unión, el cumplir y el reparto”, enumeraba Óscar García Jurado, quien defendió “un modelo de éxito, para el que nunca es tarde, que queremos mantener y no a base de ayudas, sino a través de una adaptación de las normas a un caso como el nuestro que es el del éxito de la propiedad pública de la tierra”.

La localidad turolense de Oliete debe su nombre a la presencia de millares de olivos en sus alrededores. Unos árboles que, con el paso de los años, la emigración a las ciudades y el cambio de modelo económico, que pasó de estar basado en los olivares a la explotación minera para desembocar actualmente en la gestión de energías renovables, han quedado, en muchos casos, abandonados.

Para revertir esta situación, en 2014, Alberto Alfonso creaba “apadrinaunolivo.org”. Esta iniciativa consiste, como su propio nombre indica en el “apadrinamiento” a través del pago de una cuota, de uno de los olivos de la zona. A cambio, los padrinos y madrinas reciben una cantidad de aceite elaborada con olivas de la zona. “A través de esta iniciativa hemos conseguido, además de mantener los árboles, que la gente del pueblo se haya vinculado con la idea, ya que cuando la gente nos visita para conocer su árbol son algo más que turistas, son ‘madrinas y padrinos’, que se integran perfectamente”. Eso sí, recalca “ha hecho falta mucha educación emocional y medioambiental”.

Esta iniciativa ha conseguido recuperar 20.000 olivos y aspira a alcanzar los 100.000. “La gente ha vuelto a pensar que el olivar tiene futuro”.

El turismo sostenible y la dinamización rural ocuparon las dos siguientes jornadas que para REAS Aragón, “son un espacio de encuentro y reflexión desde donde plantear nuestra visión de la economía, desarrollar trabajo en red y ampliar nuestras prácticas concretas para poner la economía al servicio de las personas”.

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