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El municipio aragonés que menos tarda en votar se prepara para las elecciones europeas

Los quince vecinos empadronados en la localidad turolense de Salcedillo se organizan cada cita electoral para cerrar la mesa en apenas diez minutos.

Alejandro Mainar, alcalde de Salcedillo, con varios vecinos de la localidad.
Alejandro Mainar, alcalde de Salcedillo, con varios vecinos de la localidad.
H.A.

Existe un temor generalizado a que, en fechas cercanas a las elecciones, el cartero llame a la puerta, mencione tu nombre y te haga entrega de una notificación certificada de la Junta Electoral. ¡Bingo! Has sido seleccionado para formar parte de la mesa electoral. Los siguientes segundos, los que se tardan en cerrar la puerta, abrir el sobre y comprobar si eres presidente, vocal o uno de los dos suplentes, suelen ser eternos. Pero hay un municipio turolense en el que ese momento se vive con toda la naturalidad del mundo ya que, lejos de las habituales y eternas jornadas electorales, allí la mesa apenas tarda 10 minutos en cerrarse.

Salcedillo es un pequeño municipio situado en la Comarca de Cuencas Mineras de Teruel y, con 15 personas empadronadas y una sola familia pakistaní de tres miembros que viven allí durante todo el año, es una de las localidades con menos habitantes de todo Aragón. Rara es la vez en la que algún vecino se libra de recibir dicha notificación, aunque toque o no toque, todos se organizan para ayudar. “Este año he tenido suerte y soy suplente de vocal, así que me tocará vigilar el asado”, bromea José Luis Navarro, que lleva más de diez años empadronado en Salcedillo. A pesar de vivir en Zaragoza, a sus 41 años sigue muy ligado al pueblo en el que creció: “La infancia tan auténtica que me regaló el pueblo no la he encontrado en ningún otro sitio. Aunque perdamos ciertas ventajas por estar empadronados aquí y la cobertura no sea muy buena, este es un remanso de paz que no podemos perder”.

En Salcedillo todos se organizan siempre para votar a primera hora de la mañana y evitar pasar horas y horas esperando a que los 12 vecinos con derecho a voto puedan ejercerlo. Aunque esta vez se haya “librado”, José Luis ha sido presidente de mesa en alguna que otra ocasión. “Nos lo tomamos con seriedad. Por la mañana organizamos los puestos y cuando llegan las nueve, uno a uno vamos votando. Recibimos la autorización del Gobierno para poder cerrar antes y, una vez que ya hemos votado todos, cerramos”, explica.

Pero la cosa no termina ahí, ya que siempre que se celebran elecciones los vecinos aprovechan la ocasión para juntarse y hacer una comida popular. “La noche de antes ya estamos todos en el pueblo y empezamos el día tomando café y pastas todos juntos. Las votaciones se celebran en el club social del pueblo (el antiguo bar) y luego se aprovecha para hacer una comida todos juntos”, explica Alejandro Mainar, alcalde del municipio. Se cumple poco más de un año desde que tomó posesión del cargo y el próximo domingo 9 de julio, en las elecciones europeas, será también la primera vez que vote en Salcedillo. “Mi abuela paterna era de aquí y decidí empadronarme para poder ayudar al pueblo. En las últimas elecciones no pude votar porque no había pasado el tiempo mínimo legal, así que el próximo domingo me estrenaré”, asegura.

Como Alejandro, Cristina ha sido una de las últimas personas en empadronarse en Salcedillo y también se estrenará en las europeas. Actualmente es la teniente de alcalde y destaca el importante papel de “las generaciones más jóvenes para levantar el pueblo”. “Si no llegas a 7 personas censadas se pierde la alcaldía, y creo que es importante no perderla para poder seguir defendiendo los intereses de nuestros vecinos”, asegura.

Un reclamo para aumentar el número de vecinos empadronados

Con el paso de los años, la población del pueblo ha ido envejeciendo y resulta imprescindible que los más jóvenes se muevan y se impliquen. Florencio Mainar, padre de Alejandro, bromea acerca de los últimos empadronamientos: “A ver si al final vamos a conseguir ser el pueblo más poblado de la provincia”. Aunque desde hace muchos años suele pasar los fines de semana y largas temporadas de verano en el pueblo, actualmente no está empadronado allí. “Ahora que ya estoy jubilado, creo que voy a seguir los pasos de mi hijo. Es importante revitalizar el pueblo y que las nuevas generaciones sigan disfrutando tanto como nosotros lo hicimos”, señala. La última semana de agosto celebran cada año sus Fiestas Patronales en honor a San Miguel, en las que muchas de las casas del pueblo se llenan y llegan a coincidir hasta 120 personas.

Sólo queda por comprobar cuánto tiempo tardarán en votar los vecinos de Salcedillo el próximo fin de semana, con la esperanza de que ningún despistado se olvide de poner el despertador y evite que esta curiosa tradición se mantenga una vez más. 

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