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Vivienda

Los aragoneses están menos satisfechos con sus hogares que hace una década

Un cuestionario del INE revela que un 83,1% de los encuestados en la Comunidad están a gusto o muy a gusto con su vivienda, 10 puntos menos que en 2012.

Fachadas de varias viviendas en Zaragoza
Fachadas de varias viviendas en Zaragoza
Guillermo Mestre

Cuando todo debería indicar una cosa, las estadísticas revelan otra. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha lanzado una encuesta sobre satisfacción del hogar y, aunque Aragón sale mejor parada que muchas Comunidades vecinas, los datos muestran que un 83,1% de los encuestados aragoneses están a gusto o muy a gusto con su vivienda en 2023, diez puntos porcentuales menos que hace 11 años. Todo ello, a pesar de la mejoría en las calidades de la obra nueva y de los empeños por la rehabilitación de pisos antiguos.

Esta cifra sitúa a Aragón en, prácticamente, la media española, ya que la encuesta dice que un 83,5% de los hogares se mostró satisfecho o muy satisfecho con la vivienda en la que residía en el año 2023. Las Comunidades que han salido mejor paradas de este cuestionario son Castilla-La Mancha (86,9%), Castilla y León (86,3%) y La Rioja (85,6%). Por su parte, las que tuvieron menores porcentajes de hogares satisfechos fueron Comunidad de Madrid (80,3%), Cataluña (81,2%) y las Islas Baleares (81,7%).

A la hora de desglosar los valores de la encuesta, se desprende que un 22,6% de los encuestados se encuentra "muy satisfecho" con su hogar en Aragón. Este dato es tan solo superado en las Islas Baleares (23,9%) y La Rioja (23,5%). En el resto de preguntas (satisfecho, algo insatisfecho o muy insatisfecho), la Comunidad se sitúa en la media.

El INE analiza aspectos como el tamaño, el precio o el vecindario, entre otros. Por ejemplo, también pregunta a los aragoneses por la carga de los gastos de la vivienda (hipoteca o alquiler, calefacción, electricidad, etcétera), la temperatura adecuada o si han reformado el piso para tener un mayor aislamiento térmico. 

Así, casi un 58% de los sondeados consideran que los desembolsos del hogar son "razonables", un 36% no tiene una temperatura lo suficientemente fresca en verano y un 21,4% dice que no es suficientemente cálida en invierno. Un 63% ha hecho mejoras en la ‘envolvente’ de su casa y tiene los grados apropiados durante los meses de más frío.

Ángel Pueyo es director de la Cátedra Territorio, Sociedad y Visualización Geográfica de la Universidad de Zaragoza y cree que hay un motivo claro detrás de esta bajada en la satisfacción los últimos años. "La pandemia. El coronavirus es el que marca la valoración de algunos elementos que antes no se tenían en consideración", comenta.

Y uno de estos aspectos que antaño no se valoraba tanto era el espacio dentro del hogar. De allí que las empresas de reformas y arquitectos no hayan dado a basto estos últimos dos años para abrir cocinas al salón y tirar tabiques. "Poder tener una perspectiva de la calle, un balconcito, una terraza, un jardín... Además de la escasez de metros cuadrados", añade Pueyo.

Más 'infraviviendas'

En relación a la superficie del hogar, el propio Instituto elaboró un censo sobre las ‘infraviviendas’, aquellas que tienen menos de 45 metros cuadrados. En Aragón ya son 31.703 las familias que viven en un piso de estas características, un 132% más que las 13.639 que había hace diez años. La proliferación de estos inmuebles se da, principalmente, por los nuevos hábitos de vida y el encarecimiento del coste por metro cuadrado.

La tendencia respecto a las compraventas también es palpable, pues la pandemia trajo consigo una fiebre por los unifamiliares, al tener más espacio, que a día de hoy se ha normalizado dado el coste de esta tipología de vivienda. Según el último informe de la Cátedra en Mercado Inmobiliario del campus público, solo el 17,55% del total de las compras que se hicieron a inicio de 2024 fueron chalés, frente al 22,43% de finales de 2020. El resto, pisos.

"La preocupación de estos años por el debate del cambio climático y los sistemas de calefacción también pueden haber influido", asegura Ángel Pueyo, quien expresa que el modelo social de "pasar mucho tiempo fuera de casa" habría enmascarado estos problemas hasta que llegó el coronavirus. Incluso, por normativa europea, muchas viviendas deberán reformarse para cumplir con un mínimo de eficiencia energética. De hecho, desaparecerán las de gas, gasóleo o carbón con el horizonte de 2040.

El avance sociológico y constructivo ha provocado, además, que las personas sean más exigentes con sus viviendas. "La población cada vez más exige otros elementos de confort. Por ejemplo, mi generación se crio con unas condiciones de calefacción bastante sencillas o incluso inexistentes, y en estos momentos es impensable que una casa no tenga calefacción", asevera el director de la Cátedra.

 "Las calidades de la obra nueva son muy superiores hoy en día, y se consiguen productos muy buenos", decía Fernando Montón, director general de Plaza 14, durante la presentación del informe de la Cátedra del Mercado Inmobiliario el pasado viernes. Incluso en vivienda protegida se consiguen acabados reseñables y una sensación de confort alta.

La ciudad de los 15 minutos

"Tan importante es el edificio como el contexto que le rodea", dice Ángel Pueyo. Así, también considera importante la disponibilidad de zonas verdes, de equipamientos, de paradas de transporte público de calidad... A escasos metros del hogar. Zaragoza, por ejemplo, puede presumir de ser una ‘ciudad de los 15 minutos’, pues en la mayoría de barrios (salvo los más jóvenes) las familias tienen a menos de 15 minutos lo necesario: supermercados, farmacias, centros de salud, bibliotecas, paradas de bus o tranvía, etcétera.

Por grupos de edad, los más descontentos con sus viviendas son los jóvenes. El INE cuantifica en un 20% los encuestados de entre 16 y 29 años que están "insafistechos" con sus hogares, una cifra que baja al 17,1% cuando se trata de ciudadanos de entre 30 y 44 años. Los más satisfechos se encuentran en el rango de edad de 65 y más años, superando el 70%.

"Estos datos deben cruzarse con la precariedad para independizarse de los jóvenes, lo que les lleva a compartir piso en muchas ocasiones, algo también acelerado por la pandemia", añade Pueyo. El Observatorio de la Emancipación detalla que, en Aragón, la tasa de emancipación para los jóvenes fue de solo un 16,2% a finales de 2023, inferior a la de antes de la covid. Alquilar en solitario le supondría a una persona joven aragonesa gastarse al mes el 59,3% de su sueldo y una habitación suponía el 24,8%.

En la mayoría de casas de los Cascos Históricos de las tres ciudades aragonesas se dan condiciones que pueden afectar al bienestar de los vecinos. "Muchas dan a un patio de luces en vez de al exterior, son pequeñas, no tienen iluminación adecuada... Y esto afecta a colectivos frágiles, como los jóvenes. Zaragoza aún puede sobrevivir, pero hay ciudades como Madrid o Barcelona que la propia gentrificación hace que la gente se vaya del centro", expresa Ángel Pueyo. En cualquier caso, resalta que otras Comunidades Autónomas tienen condiciones de habitabilidad "mucho peores" que las de Aragón. "Digamos que, aunque empeoramos, mejoramos con respecto al resto", destaca.

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