En las oficinas de Oboria Digital y Saco Technologies entra luz por todas partes. Están ubicadas en la mismísima cabaña de cristal del estudio donde Gustavo Freudenthal fotografió a Albert Einstein durante su visita a Zaragoza. Un siglo después, desde el Coso 42 y combinando herramientas punteras del ámbito digital como la programación orientada a objetos o la inteligencia artificial, han dado forma a trabajos tan singulares como el mayor proyecto audiovisual del mundo: la famosa Esfera de Las Vegas. "No hay en el mundo una pantalla tan grande ni con esa resolución de led ni con esa geometría tan compleja", destaca Miguel Fontgivell. Hasta la fecha, el cien por cien de sus proyectos han tenido como destino otros países, Estados Unidos y, de forma creciente, Oriente Medio. En este momento, acometen su primer trabajo en Europa; es en España y nada más pueden decir.

Hibridación de tecnologías

Ana Sabater es arquitecta y, en la pantalla de su ordenador, diseña la geometría de las piezas que formarán una pantalla curva para un simulador de aviación civil y militar para Norteamérica. La clave está en el cómo. Realmente, no dibuja, programa el dibujo. "Dibujo programando operaciones matemáticas para trabajar con la geometría. Si cambias un dato, el dibujo se genera, no es como antes, que si cambiaba algo, había que repetir el dibujo", explica.

Esta forma de aproximarse al mundo de la arquitectura y la construcción desde el punto de vista digital, con un enfoque completamente innovador, pone a su alcance desarrollar proyectos que serían inviables con metodologías tradicionales. 

"No somos una empresa de arquitectura trabajando con herramientas digitales, sino una empresa informática trabajando en arquitectura", indica Manuel Gimeno, director de Ingeniería Paramétrica. Con esta metodología acometieron todos los modelos digitales necesarios para construir e instalar las dos pantallas, exterior e interior, que recubren la icónica Esfera. Durante algo más de cinco años, se generaron más de 15.000 planos, se diseñaron varios miles de variantes en las luminarias que, al ensamblarse, conforman las pantallas y se generó la documentación necesaria para producir, paletizar, enviar y construir las luminarias en Las Vegas. "Todo con un equipo de unas 12 personas, una tarea homérica –pondera Gimeno– que habría sido imposible sin las herramientas informáticas adecuadas".

Una pantalla de la extensión de dos campos de fútbol se une en la Esfera a soluciones de sonido, señal de vídeo y conectividad también de vanguardia, donde referentes mundiales, como U2, encargados de inaugurarla, despliegan sus espectáculos. "Si a la emoción de toda experiencia colectiva le unes otra capa, la gente se asombra y cuando esa tecnología es invisible, transmites una sensación de magia", señala Fontgivell.

La repercusión de la Esfera les ha puesto en el mapa y ahora mismo están "en prospección de oportunidades para hacer un viraje estratégico: bien hacia la aplicación de IA en ingeniería, arquitectura y construcción o bien hacia el sector del entretenimiento y el espectáculo, pero –lo tiene claro el fundador de Oboria– sin perder la mentalidad de ‘start-up’, de enfrentarnos a problemas a los que nadie se ha enfrentado antes".

Ese punto disruptor es una de las grandes motivaciones de un joven equipo de una veintena de personas donde se mezclan perfiles: arquitectos, ingenieros, ingenieros informáticos, programadores... Son híbridos por naturaleza. Cristina Simón, arquitecta, lleva cinco años en el departamento de Arquitectura Paramétrica y estudia ahora Ingeniería Informática. Vivió el proyecto de la Esfera como "un reto profesional". Imagina la ciudad del futuro, la que conocerá el hijo que acaba de tener, con una capa de tecnología superpuesta a la vida cotidiana de la gente para hacer todo más fácil.