Un solo médico para atender las más de 2.000 tarjetas sanitarias de adulto del consultorio de El Burgo de Ebro no es suficiente, lo que obliga a abrir todas las tardes agendas de apoyo para mitigar el exceso de demanda y, aun así, la demora se dispara.

"Desde la pandemia ha ido a peor, pides cita y te dan para dos semanas". Y además, según reconoce Asunción Larrosa, secretaria de la Asociación de Jubilados y Pensionistas San Jorge de esta localidad, que depende de Fuentes, resulta difícil acceder a las consultas extra, ya que para solicitarlas hay que llamar directamente al centro de salud.

Junto a dos vecinas, Rosa Rodrigo y Ana Sierra, coinciden en las "carencias" con las que se encuentra la sanidad rural: "La atención primaria ha ido en declive a pasos agigantados". Algo que se observa, explican, en este municipio, situado a unos 15 kilómetros de Zaragoza. "No hay pediatra" y la población infantil debe dirigirse a Fuentes. Desde el consultorio, además, se asume la atención a la residencia de personas mayores, con 80 usuarios, o una posible urgencia en caso de accidente de tráfico en las concurridas carreteras del término, incluyendo además el elevado movimiento de trabajadores -unos 3.500- que se desplazan a diario a las empresas del polígono.

"Las consultas de apoyo son pan para hoy y hambre para mañana", dicen: "Tendríamos que tener dos médicos por la cantidad de cartillas que hay".

El problema, reconoce el coordinador de Fuentes, Jesús Zumeta, es que ante la falta de facultativos de atención continuada los profesionales del equipo de atención primaria deben asumir esas guardias, lo que alarga las listas de espera. Y las consultas de apoyo -dos horas en las que se deriva con cita previa a 15 pacientes como máximo- vienen a intentar mitigar esa demora, a costa de "la voluntad y el esfuerzo de los médicos de familia" que se hacen cargo de esas agendas. El problema, alerta, "vendrá con las vacaciones". "Posiblemente este verano haya que cerrar algún consultorio, o a menos parcialmente", augura.