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César Pérez Gellida: "Me atrae mucho más la maldad que la bondad y me divierto mucho investigándola"

El autor vallisoletano intervino con su novela 'Bajo tierra seca', ganadora del premio Nadal, en el ciclo 'Martes de libros' de la Fundación Ibercaja

César Pérez Gellida crea ambientes donde manda lo siniestro, el poder, la dominación, el sexo y la ambición, como sucede con 'Bajo tierra seca', premio Nadal de 2024.
César Pérez Gellida crea ambientes donde manda lo siniestro, el poder, la dominación, el sexo y la ambición, como sucede con 'Bajo tierra seca', premio Nadal de 2024.
Oliver Duch | Oliver Duch.

César Pérez Gellida (Valladolid, 1974) fue el invitado de los ‘Martes de libros’ de la Fundación Ibercaja. Presentaba su novela ‘Bajo tierra seca’ (Destino, 2024) con la que ganó el Premio Nadal, una novela de amor y crímenes, ambición y política, un ‘thriller’ rural protagonizada por una mujer ‘mantis religiosa’: Antonia Monterroso, la Viuda.

¿Por qué le atrae tanto lo siniestro, lo macabro?

Supongo porque me divierto investigando sobre le comportamiento del ser humano y porque me atrae mucho más la maldad que la bondad. La maldad, los actos que no entendemos, casi siempre tienen un porqué. Son las incógnitas donde me desvelar y rascar.

¿Qué hay de eso de que sus novelas nacen de su insomnio, de su incapacidad para conciliar el sueño?

Es así. Empiezo a escribir por esto. Y el método que utilizo es inventarme una historia que retomo al día siguiente en el punto donde me quedé la noche anterior. Mi proceso de creación literaria sigue siendo el mismo. El proceso es inverso al que realiza un lector cuando lee: un lector convierte las palabras en imágenes, y yo lo que hago es visualizar esa escena una y mil veces en mi cabeza, y pasarla al papel.

¿Esta novela se la fue contando a sí mismo?

Claro, Claro. Con la imaginación. Yo no trabajo con una estructura previa, ni con un guión, ni con una escaleta… Esta novela empezó siendo un guión, pero hubo un momento en que me sentí encorsetado, el texto no tenía el vuelo y la libertad de mi escritura, y volví a empezar. Tras muchas correcciones aquí está la novela y la presenté el Nadal.

¿Sigue siendo insomne?

Me cuesta menos conciliar el sueño que antes. Me levanto a diario hacia las cuatro o las cinco de la mañana, y suelo acostarme a las once o doce de la noche. Todos los días. Ya ve que lo mío una borrachera de sueño no es. Duermo tirando a poco.

¿Tenía en la cabeza ‘Doña Bárbara’ de Rómulo Gállegos con ese impresionante personaje que interpretó María Félix en el cine?

No. No la conozco; no la he leído. Soy más de novelas que de novelistas, aunque han sido claves en mi vida y en mi formación Arturo Pérez-Reverte, a través del Capital Alatriste, y Juan Gómez Jurado. Lo leí, fui a saludarlo a la feria del libro de Madrid y me aconsejó: “Haz lo que quieras: no dejes te diga lo que tienes que hacer”.

Parecería normal que contase una historia de cacique, pero ¿por qué de una mujer cacique?

Ja ja ja. Principalmente porque Antonia Monterroso, la Viuda, está basada en la historia de una mujer que existió, Belle Gunnes, una noruega que llegó a Estados Unidos, a una zona muy rural, al norte de Indiana, y allí se da cuenta de que el sueño americano no existe, o no tiene nada que ver con lo que había creído. Ella traza una línea recta entre el punto de miseria entre el que se encuentra, y donde quiera llegar. Está movida por la ambición y se convierte en una de las mayores asesinas en serie de la historia. Pero a mí no me interesa tanto las cifras, ni el número de víctimas, me interesan las motivaciones.

"Martín Gallardo es un personaje complejo, que representa la justicia, la rectitud, está blindado y acorazado por fuera, pero por dentro está resquebrajado por el opio"

Ya. ¿Cómo dio el paso?

Se me ocurrió crear un personaje español parejo a ella y traerlo a esa Extremadura, en Zafra, de 1917 que permite replicar las condiciones en las que ella vivía.

Y lo hace en menos de diez días, a partir del 17 de abril de 1917.

Hay dos líneas temporales: el tiempo presente que apenas dura diez días, transcurre más despacio aunque hay una gran sucesión de acontecimientos, y luego están esos saltos temporales donde la protagonista es Antonia Monterroso, y lo hacemos por sus actos, porque en el presente lo único que conocemos es lo que otros nos cuentan de ella…

Lo que cuenta su amante Jacinto Padilla, criminal desde la primera página. "Volvería a matar a sangre fría. Volvería a desmembrar un cuerpo. Volvería a alimentar a los marranos con su carne", se dice. Hablemos de ella: vemos que es una gran seductora, sin escrúpulos, y que como dice Padilla, “verla desnuda era impresionante”.

El primer gancho de la Viuda es el atractivo físico. Tienes unos rasgos faciales y fisiológicos muy atractivos, muy diferentes a las mujeres de la época, ejercía un gran poder de atracción sobre los hombres. ¿Con quiénes se quedan? Con los que le interesan. Es como una mantis religiosa…

"Cuando voy a los actos públicos, aunque Antonia Monterroso no es un personaje simpático para nadie, sí genera empatía. Ha habido mujeres que se tienen identificadas con ella y que entienden sus razones"

¿Eso lo era la asesina en serie?

Sí, Belle Gunnes, también lo era. Se cargó a sus tres maridos y a tres de sus cinco hijos. Pero ya le digo que lo menos me interesó es que se cargase a 49 hombres, me interesaban las motivaciones, y como es una mujer que desapareció y que nunca más se supo, no fue detenida, no fue interrogada, eso me daba mucho margen para crear una ficción sobre los motivos de su comportamiento. Y eso es lo importante. Me resulta curioso una cosa...

¿Qué? Díganos.

Cuando voy a los actos públicos, aunque Antonia Monterroso no es un personaje simpático para nadie, sí genera empatía. Ha habido mujeres que se tienen identificadas con ella y que entienden sus razones. Recuerde que en su ciclo vital, sobre todo en su período en el circo, hay intentos de violencia y de violación. Y eso también explican su huida y tal vez su relación con los hombres.

Se cruza con muchos hombres: su marido Gregorio Espinosa, su cuñado Francisco, al que acusa; se cruza con Padilla, su amante sin escrúpulos, y con el propio teniente Martín Gallardo…

En ese momento lo que le atrae de Gregorio Espinosa no es la persona, sino las tierras, el dinero, las posesiones. Es su candidato real. Y será eso, entre otras cosas, lo que le permitirá colocarse enfrente del otro gran cacique, Ramón Acevedo, que lo dominaba todo: la justicia, la política, la vida cotidiana, el trabajo, etc. Todo esto, como se vivía en España, en concreto en Tierra de Barros -Almendralejo y Zafra- a principios del siglo XX, con esa precariedad y ese hambruna, es algo que está muy presente en el libro. Martín Gallardo es un personaje complejo, que representa la justicia, la rectitud, está blindado y acorazado por fuera, pero por dentro está resquebrajado por el opio.

Ya que lo dice, hay muchas adicciones.

Sí, son claves. La suya, al opio; la de Padilla, al sexo; la de Antonia al dinero y a las posesiones. Y algunas otras.

¿Le han perdonado en Valladolid que se haya ido a Extremadura a situar su novela?

Lo llevan bien. He escrito mucho de Valladolid y tengo mucha presencia. Cuando me puse a investigar y a buscar un lugar para la historia, pensé también en Andalucía, en cuanto vi aquellas tierras de Zafra lo tuve claro. Tenía que ser allí. Creo que no me he equivocado. Algunos me han reprochado que vuelve a escribir de la Extremadura más pobre; otros me lo han agradecido.

¿Pensó en Luis Buñuel?

¿En ‘Las Hurdes. Tierra sin pan’, no? La verdad es que no. Pero a principios de siglo, la vida en Extremadura, con el caciquismo, fue especialmente dura y lacerante. Y de todo ello se habla aquí.

César Pérez Gellida, ganador del premio Nadal, ayer en el Gran Hotel de Zaragoza.
César Pérez Gellida, ganador del premio Nadal, ayer en el Gran Hotel de Zaragoza.
Oliver Duch.
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