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aragón es extraordinario

Fréscano honra la elevación de sus aguas

El homenaje al trabajo de las viejas generaciones para mejorar el riego de sus campos se ha convertido en museo 

Fréscano cuenta con un verdadero e inusual tesoro patrimonial en el Parque Cultural y Natural de Burrén, que comprende el conjunto arqueológico y recreativo y también la antigua casa de elevación de aguas de Bisimbre y Agón, actualmente musealizada.

José Valentín Cuartero, ex alcalde de Fréscano y miembro de la Comunidad de Regantes, es un apasionado de estos recuerdos, y su locuacidad al respecto daría para llenar muchas páginas. Jorge Cuartero de los Ríos es el alcalde actual, y no le va a la zaga en cuanto a orgullo por lo que Fréscano tiene que ofrecer al visitante.

“El trabajo de nuestros abuelos en la posguerra –explica José Valentín– con la elevación de las aguas del canal de Lodosa merecía un reconocimiento. El Ayuntamiento de Fréscano adquirió y restauró la antigua casa de elevación de aguas de Bisimbre y Agón, próxima al yacimiento de Burrén y activa hasta hace apenas una década, y preservó la que tenía el propio pueblo de Fréscano en el otro extremo del término municipal, a tres kilómetros. Queríamos conservar los motores y las bombas extractoras para que formasen parte de la exposición, abierta en 2011; además, una empresa se encargó de los paneles informativos, un audiovisual... nos acogimos a una ayuda del grupo Asomo del Moncayo, que también nos apoyó”.

Un visionario

El ingeniero Aureliano Armingol, natural de Fréscano, proyectó la casa de elevación de aguas de Bisimbre y Agón cuatro años después de que entrase en funcionamiento la de Fréscano. Su figura se recuerda en el espacio museístico; su trabajo no fue solo técnico, sino también motivacional, ya que los propios regantes tuvieron que apostar por la obra, y pagar a escote por anega (14 anegas, 1 hectárea). HERALDO lo publicó, destacando que era la primera elevación de aguas para uso agrícola de España.

Jorge y José Valentín explican el sistema. “Se cogía agua del Ebro, pero no podía hacerse a pie de canal, y antes de la obra se podía regar aproximadamente un 40 por ciento de las tierras. Aureliano hizo un túnel hasta aquí, y en las faldas del monte de Burrén empezó a elevar a 45 metros en octubre de 1946 desde el foso de recogida de agua con dos bombas; ahorraba así 800 metros de elevación y aumentaba la posibilidad de riego por gravedad de las tierras circundantes de Agón, Bisimbre y Fréscano”.

La inauguración oficial de la casa de elevación de aguas fue en 1951, aunque ya operaba desde hacía varios años. En 1975 se modernizaron los equipos; hay muestras los dos equipos en el museo. Eso sí, los limos del Ebro obligaban a limpiar con frecuencia el túnel de captación de aguas, por lo que el sistema acabó quedando en desuso con la llegada de equipos más modernos.

La visita puede pautarse en el Ayuntamiento. Se puede llegar a las inmediaciones de la casa de elevación en vehículo, aunque el camino se embarra con las lluvias y es mejor evitar esos días si no se dispone de un 4x4. La otra alternativa es el paseo desde el pueblo (menos de tres kilómetros) o combinar esta visita con la del Parque Arqueológico (a 800 metros de distancia) y redondear la jornada lúdico-lectiva.

Vídeo de Fréscano en 'Aragón es extraordinario'

En el Parque Arqueológico se aprende y se disfruta a la vez

El Parque Arqueológico de la Primera Edad del Hierro de Burrén comenzó a dibujarse en 1999. “Fue tras una convocatoria de fondos Feader de la DPZ –recuerda José Valentín– y según el plan director debía desarrollarse entre 2001 y 2006, además de conjugar el tema del patrimonio natural con el cultural. Hay muchos elementos de interés en la zona, como el acueducto del siglo XVII sobre el río Huecha o la ermita de Nuestra Señora de la Huerta, del siglo XII, Bien de Interés Cultural o BIC gracias a sus frescos del románico tardío y gótico lineal”.

Hay otros cinco BIC en forma de yacimientos del final de la edad de Bronce e inicios de la Edad del Hierro: Burrén, Burrena, Monte La Cruz, Morredón I y Morredón II. En cuanto al Parque, responde a una intención muy directa: enseñar proporcionando disfrute al mismo tiempo. “Se trata de identificar recintos y espacios para explicar esa época de finales de la Edad de Bronce y principios de la de Hierro, como el Ágora, la cabaña visitable que muestra el espacio de vida de la época. Eso se combina con actividades lúdicas, desde el tiro con arco a las pinturas rupestres con diversos pigmentos preparados para ser perecederos por absorción del propio muro pétreo, la confección de cerámica... es un modelo que funciona en Francia, la pedagogía ‘in situ’. Aquí vamos un poco más allá; por ejemplo, una necrópolis recuerda las creencias de la época, el animismo… la cultura de Campo de Urnas viene de ahí, de la incineración de los cadáveres y la conservación de las cenizas en vasijas de barro”.

Hay una arqueóloga que organiza las visitas, Carmen Marín, que vive en Agón; en la página web burren.es se puede contactar para pautar esas visitas, ya sean grupos privados, colegios… en estos días, aunque haya varias restricciones por la pandemia, se siguen recibiendo visitas en grupos pequeños.

Un espacio singular

El parque no es precisamente pequeño: ocupa 200 hectáreas de terreno, y no tiene muchos pares en territorio español; el más similar está en la localidad madrileña de Pinto y sus dimensiones son más reducidas. Por otro lado, se trata del primer parque arqueológico de España dedicado a este período de la prehistoria, y suma en su visión fundacional la pedagogía, el ocio y el afán investigador.

El proyecto lleva 12 años de existencia y prima en él un respeto absoluto por el entorno, que se lleva a rajatabla en la visita. Además de lo descrito hay una curiosa actividad de identificación de huellas, rematada por un sistema que reproduce sonidos de diferentes especies animales; también hay sendero botánico y una zona de excavación en la que se identifican materiales y se enseña a preservar correctamente los potenciales hallazgos en una campaña de investigación. De allí se sale con miras renovadas sobre el entorno, altas dosis de sabiduría práctica en el entorno natural y una perspectiva sólida de la evolución de las costumbres desde la prehistoria hasta nuestros días.

Vistazo sostenido al pasado y fuerte compromiso medioambiental

Fréscano cultivó en sus regadíos pretéritos mucha remolacha y alfalfa; luego llegarían el maíz, el tomate y el pimiento de bola. Antes de los canales se regaba de los azudes del Huecha, cuando llevaba agua, y gracias a la estanca de Borja. En Fréscano se cuenta con la balsa de la Fontana, y el estanque de la Refolla; cuando llegaron las aguas del canal de Lodosa ya hubo agua todo el año.

La importancia del agua en el territorio tiene otro reflejo junto al Ayuntamiento con el Museo Arqueológico y Ecomuseo del Agua, situado en el Palacio de los Duques de Villahermosa, que estaba en ruinas y se ha rehabilitado parcialmente. El museo lleva un lustro abierto; se entra por el torreón que sirvió en su día de cárcel. Se trata de una muestra sucinta y directa que resume bien los haberes del pueblo en la materia, y que se completa en el nivel superior con el Ecomuseo del Agua.

FRÉSCANO

Comarca. Campo de Borja.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 61 kilómetros por la N-232 y la N-122.

Dónde comer. El Centro Social es la referencia hostelera del pueblo, muy cerca del Ayuntamiento y el Museo Arqueológico; también hacen comida para llevar.

Nuestra Señora de la Huerta. Esta ermita es el sexto Bien de Interés Cultural que tiene catalogado Fréscano. De origen románico, está levantada en tapial y argamasa. Sus frescos del gótico lineal presentan influencia del maestro de Sijena.

Puente de Piedra de Zaragoza. Las canteras papales de Burrén proveyeron a Zaragoza de materia prima para la reconstrucción del puente de Piedra a principios del siglo XV.

Andada. Se celebra una marcha senderista arqueológica en la primera quincena de mayo, con el campo más verde y mejor tiempo. La opción corta es de seis kilómetros, y hay ruta larga de 21. Se pasa por los cinco yacimientos locales y se llega al Parque Arqueológico.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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