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La edad de las monjas y la falta de relevo cierra 162 monasterios en una década

La vida de clausura pierde casi 3.700 religiosas desde 2013 y cada vez más conventos necesitan de extranjeras para sobrevivir.

Las cuatro monjas de clausura que habitan en el convento de las Carmelitas Descalzas en Ronda.
Las cuatro monjas de clausura que habitan en el convento de las Carmelitas Descalzas en Ronda.
Ñito Salas

La avanzada edad de las religiosas y la falta de nuevas vocaciones han empujado al cierre a decenas de monasterios en la década 2013-2023 en España, la gran potencia mundial en monjas de clausura junto a Italia. Según los datos facilitados por la Conferencia Episcopal (CEE), hasta diciembre de 2023 -últimas cifras oficiales-, el número de monasterios operativos asciende a 703, cuando en 2013 eran un total de 865, es decir en diez años han tenido que cerrar 162 cenobios. Y en lo que va de 2024 han sellado sus puertas otros cuatro más, el último el de la congregación de clausura de las Carmelitas Descalzas de Lucena, que llevaban cuatro siglos vinculadas a esa localidad cordobesa.

Del total de los que actualmente están en funcionamiento, 666 pertenecen a órdenes femeninas y 37 a congregaciones masculinas, que representan apenas el 5% del conjunto. Se da la circunstancia de que, con relación a 2022, hay once monasterios de monjas de clausura menos, pero dos más de monjes, que, al no ser tan numerosos, no tienen las mismas dificultades para subsistir que sus compañeras.

La imparable secularización de la sociedad unido a la baja tasa de natalidad y al envejecimiento de las comunidades (la media de edad de las monjas ronda los 80 años) han impactado de lleno en la vida intramuros española. Hasta el pasado diciembre la desempeñaban 7.664 religiosos (7.224 monjas y 440 monjes) frente a los 10.899 de hace diez años, lo que supone un descenso de 3.235 miembros en una década, un 30% menos.

Según los datos de 2023, con relación a 2022, el número de monjas ha descendido en 216 mientras que el de monjes ha subido en 14 gracias a los dos nuevos monasterios masculinos. Y por vez primera el número de religiosas por cada monasterio se ha situado por debajo de las 11 hermanas, concretamente en 10,7 cuando hace diez años eran 12,6.

En el espejo de la España vaciada también se refleja la sombra de la España de los monasterios cada vez más vacíos y con decenas de ellos abocados al cierre ante la falta de renovación de la vida conventual. El documento 'Cor Orans' (Corazones orantes) promulgado por el Vaticano en 2018 y que regula la vida contemplativa femenina señala que no puede haber menos de cuatro hermanas en los cenobios, y que si sólo hay cuatro «deben empezar a hacer las diligencias para unirse a algún monasterio de la federación a la que pertenecen», explica María José Tuñón, directora del secretariado de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la CEE.

Tuñón calcula que ahora mismo de los 666 activos, una docena se encuentra en esta situación de cuatro monjas o menos, por lo que tendrían que cerrar. "La norma en general se cumple y la vida contemplativa hace caso a esa indicación, las menos son las que no cumplen", señala.

Sor Eulalia, la única monja

Recientemente ha trascendido el llamativo caso de sor Eulalia, de 70 años, la única monja de clausura que habita en un convento de Cuenca de la orden de las Madres Justinianas. También saltó a la palestra el convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda, con su abadesa, la gibraltareña sor Jennifer, a la cabeza y que el pasado octubre reclamaba "refuerzos" para su comunidad formada por ella y otras tres hermanas (de ellas, solo una española) para evitar así el cierre tras un siglo de vida conventual. Nueve meses después de aquella solicitud siguen las cuatro al pie del cañón sin que, de momento, las hayan clausurado y eso que, según sor Jennifer, han recibido «bastantes llamadas» de aspirantes que finalmente no se han traducido en nuevos ingresos.

Muchos monasterios han esquivado la amenaza del cierre gracias a la llegada de religiosas de fuera, fundamentalmente de África, Asia y Latinoamérica. El de las clarisas de Castrojeriz, en Burgos, cuenta con una 'familia' de 19 hermanas, siete de ellas extranjeras (del Congo, Kenia, Tanzania y Sudamérica). De las doce españolas, cuatro son mayores de 90 años y otras seis, mayores de 80. La más joven es su priora, sor María Jesús, con 'solo' 61 años. «Monjas de aquí no entran desde hace muchos años», cuenta la superiora, que se lamenta de las escasas vocaciones que genera una sociedad que «parece que ya no necesita a Dios para nada».

También Tuñón ve "con tristeza" este declive y que "la gente no descubra el tesoro de Jesucristo y de contagiar la felicidad de haberlo conocido por un afán individualista". Y opina que la salida no puede ser 'importar' monjas. "Traer hermanas de fuera significa un compromiso de formación importante y un desafío intercultural. No creo que sea la solución. Y si las traes tiene que ser con ese compromiso de formación, de acompañamiento y de discernimiento vocacional, que no es fácil en las actuales circunstancias", dice en referencia a la muy avanzada edad de las 'sores' que resisten en las comunidades más pequeñas y con advertencia de cierre.

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