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Vigilantes del Suelo llega a su fin con más de 300 análisis realizados por la ciudadanía

El proyecto ha permitido el estudio de la salud del suelo a escala nacional, y extrae 5 aprendizajes y 5 consejos para futuras iniciativas.

El proyecto de ciencia ciudadana Vigilantes del Suelo ha analizado la calidad de los suelos en cientos de lugares de España
El proyecto de ciencia ciudadana Vigilantes del Suelo ha analizado la calidad de los suelos en cientos de lugares de España
Ibercivis

¿Cómo es posible analizar la calidad de los suelos en cientos de lugares de España en tan solo unos meses? La respuesta la encontramos en la ciencia ciudadana, es decir, en la colaboración de cualquier persona interesada en participar, sin la necesidad de tener conocimientos científicos previos sobre el tema.

Hace unas semanas, Vigilantes del Suelo celebró su evento final en el que se mostró el análisis de los resultados obtenidos tras varios meses recibiendo datos a través de la colaboración ciudadana.

La Fundación Ibercivis ha coordinado el proyecto junto con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), repartiendo 530 kits para medir indicadores de salud del suelo en todo el territorio nacional. Cada kit estaba compuesto por: una pala y una maza, para la manipulación de la muestra; un tubo de plástico, para determinar la infiltración de agua; un bote de agua oxigenada, para estimar la materia orgánica; y tiras medidoras de la acidez o basicidad del suelo. La ciudadanía, por su parte, también debía emplear otros utensilios comunes como una cuchara, agua destilada, regla y bolígrafo y agua del grifo, para complementar la medición de los indicadores de salud del suelo considerados en Vigilantes del Suelo.

La participación ciudadana ha sido, por tanto, fundamental para poder alcanzar los objetivos de este proyecto, que cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología - Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. El proyecto ha contado con la participación de cientos de personas, que han tomado muestras en 948 puntos y obtenido 316 índices básicos de calidad repartidos por todo el país. Cada uno de estos índices es la media del análisis realizado en tres puntos y de los indicadores obtenidos en cada uno de ellos.

Se han medido siete indicadores de calidad del suelo: cobertura, infiltración de agua, compactación, lombrices, diversidad de macrofauna, materia orgánica y acidez o basicidad. Estos permiten caracterizar las tres dimensiones fundamentales del suelo (física, química y biológica) y diagnosticar, de manera básica y cualitativa, su estado de salud.

La distribución geográfica de los análisis abarca 10 comunidades autónomas y 27 provincias diferentes, con los siguientes datos: Comunidad de Madrid (60 muestras), Galicia (53), Andalucía (52), Castilla y León (39), Comunidad Valenciana (35), Aragón (33), Extremadura (21), Castilla La-Mancha (13), La Rioja (6) y Murcia (4). Los datos obtenidos se encuentran disponibles en la página web del proyecto, así como desde la app Geonity, para su consulta o uso libre.

Gracias a la ciencia ciudadana, el investigador principal, José Manuel Mirás, ha podido inferir relaciones entre estos siete indicadores en diferentes ambientes, como son los bosques, caminos, prados, cultivos y parques, con especial énfasis en estos dos últimos.

Con la experiencia de estos meses trabajando en un proyecto de ciencia ciudadana y en los suelos españoles, Vigilantes del Suelo ha reflexionado sobre lo aprendido y ofrece consejos a futuras iniciativas de este tipo. ¿Qué hemos aprendido?

Cinco lecciones aprendidas de Vigilantes del Suelo

  1.  El suelo interesa (y mucho). Nos lo ha demostrado la elevada tasa de participación en el proyecto. Los embajadores del proyecto permitieron su difusión y el reparto local de los kits, y nos hicieron llegar el gran interés que existe entre la ciudadanía por Vigilantes del Suelo, y el suelo en general, ya que ha sido un proyecto muy práctico e interesante para desarrollarlo en el ámbito educativo o por cualquier científico/a ciudadano/a. El hecho de que los participantes pudieran analizar los suelos de sus cultivos, pueblos o ciudades les motivaba a participar. Vigilantes del Suelo ha creado una gran comunidad, implicada y dispuesta a conservar, proteger y restaurar los suelos de nuestro país. El tirón de este proyecto se aprovechará para otros futuros proyectos similares a nivel europeo, como ECHO, en el que también participa Ibercivis.
  2. Se democratiza el proceso científico: participaron tanto expertos como desconocedores de la ciencia del suelo. ​Esta diversidad facilitó la interacción y el aprendizaje mutuo, mostrando un interés creciente en la salud del suelo a lo largo del proyecto y las actividades realizadas. Este es uno de los objetivos de la ciencia ciudadana, permitir que la ciudadanía forme parte del proceso científico y juntos podamos tomar decisiones más democráticas. El proceso se ha beneficiado de la diversidad de participantes: personas de la comunidad educativa, del mundo de la investigación o de iniciativas de preservación del medio ambiente.
  3. Tomar una muestra completa requiere bastante tiempo (que a veces no se tiene). Otra de las impresiones que más nos ha llegado es que, para analizar los siete indicadores de Vigilantes del Suelo, se necesita en muchos casos más de una hora. Este hecho ha dificultado su realización por parte de la comunidad educativa, que ha tenido que adaptarse para conseguir tomar las muestras correctamente.
  4. Es esencial devolver los datos a la ciudadanía. Poner a su disposición los datos en abierto, para su descarga, consulta o uso libre, así como en forma de mapa interactivo (como se ha hecho en Vigilantes del Suelo), permite que este conocimiento, generado con su propio esfuerzo, no quede limitado al ámbito científico. Actualmente, cualquier persona interesada puede trabajar con estos resultados por la preservación y recuperación de los suelos que le rodean.
  5. Los suelos españoles son muy variados y variables. Existe una gran diversidad de ambientes y amplias variaciones entre las distintas Comunidades Autónomas. Lo cual ha dificultado comparar determinados resultados del proyecto. Por tanto, para obtener unas conclusiones más robustas, deberíamos realizar una investigación que abarque menos diversidad.

¿Qué proponemos? Cinco consejos para futuros proyectos de ciencia ciudadana relacionados con el suelo

  1. Reducir el número de indicadores. Creemos que sería recomendable limitar los indicadores entre 3 y 5 para reducir el tiempo de medida. Una posible propuesta es la siguiente: 1) Cobertura del suelo, 2) Diversidad de macrofauna, 3) Acidez o Basicidad y 4) Materia orgánica.
  2. Diseñar correctamente el proyecto dentro de la app Geonity. Hay que establecer claramente y desde el inicio del proyecto los campos requeridos que deberán rellenarse durante la subida de una muestra para evitar futuros errores.
  3. Asegurar que los protocolos estén claros. Las guías de protocolos deben ser claras y concisas para que los datos obtenidos sean de mayor calidad. También deben complementarse con explicaciones que sean adecuadas o que se realicen de una forma más divulgativa y entendible.
  4. Realizar una metodología más específica para cada ambiente. La diversidad de ambientes y de tipos de suelos que hay en España dificulta la aplicación de una metodología única en todos ellos. Una opción podría ser que la metodología contemplara esta variabilidad y permitiera enfocarse en un determinado tipo de ambiente.
  5. Centrarse en menos tipos de ambientes. Se trata de otra opción complementaria al consejo anterior. Si elaboramos metodologías más específicas para cada ambiente, y nos centramos en un menor número de ellos, podremos obtener resultados más comparables entre sí. Por ejemplo, podríamos estudiar solo suelos de cultivo o de parques urbanos.

Este proyecto ha sido posible gracias a toda la ciudadanía participante en Vigilantes del Suelo y a la labor de sus ocho embajadores nacionales (Unitat de Divulgació Científica i Ciència Ciutadana, Universitat Jaume I, Castellón; espacio de Educación Ambiental La Alfranca, Zaragoza; Centro de Educación Ambiental de Dehesa de la Villa, Ayuntamiento de Madrid; Facultad de Educación, Universidad de Burgos; Fundación Descubre, Málaga; Asociación Umbella, A Coruña; Ayuntamiento de Villanueva de la Serena, Badajoz).

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis

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