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De Venezuela a Zaragoza con lo puesto: "Aquí soy feliz tras crear mi tienda de bisutería"

Magiza Rodríguez vino de vacaciones a España y se quedó "atrapada" para siempre en la capital aragonesa donde diseña joyas artesanales siguiendo las últimas tendencias.  

Tienda de accesorios Magiza en Zaragoza
Magiza Rodríguez en su tienda de bisutería en Zaragoza
M. M. S.

"Quería que en mi tienda de bisutería la gente se sintiera como en casa". Ese era el principal objetivo de Magiza Rodríguez cuando creó hace ya dos años su remanso de paz en plena calle San Miguel de Zaragoza. Esta venezolana llego a España de vacaciones, pero la complicada situación de su país le imposibilitó un retorno que para nada anhela. Ahora, es plenamente feliz en la que considera su ciudad gracias, en parte, a este espacio de arte y bisutería creado desde cero por ella.

Al abrir la puerta de su negocio, el olor a rosas invade cada rincón. Todo está cuidado al detalle, desde la alfombra de unos familiares que llegó desde Italia hasta los muebles de segunda mano, remodelados con mucho mimo por Magiza y su marido. Cada parte de la tienda es especial, aunque lo que sin duda acapara la atención de los clientes y transeúntes son sus creaciones, que invitan a pasar horas delante de ellas observando con detenimiento cada elemento.

Esta tienda del número 38 de la concurrida calle San Miguel se caracteriza por sus accesorios únicos y artesanales. Allí, puedes encontrar desde unos pendientes de piña con 30 cristales de swarovski colocados pieza por pieza hasta un anillo retro que se asemeja a una bola de discoteca. Para esta venezolana de 49 años, la imaginación no tiene límites. Se define como una amante de la moda y de lo 'vintage'. "Desde pequeña, siempre me ha gustado la bisutería y tenía en mente crearme algo propio", confiesa Magiza emocionada al recordar su niñez.

Ella es de Venezuela, pero desde siempre, España ha sido su segunda casa. Venía con "ilusión" tres meses al año por vacaciones y por motivos laborales. En sus viajes, siempre llevaba consigo a sus compañeros de viaje perfectos. "Recuerdo que traía abalorios para que en mi tiempo libre pudiera crear joyas para mí misma", explica esta venezolana.  

Pero en uno de esos viajes, la situación en Venezuela se complicó tanto que no pudo tomar el avión de vuelta a su país como tenía planeado. "Fue en 2017 cuando tras pasar tres meses en España, intentamos volver, pero la situación política allí era tan crítica que nos fue imposible". Entonces comenzó una nueva vida para ella en España desde cero y sin miedos porque lo que estaba por venir era mucho mejor.

Amor a primera vista

Este nuevo capítulo del libro de Magiza comenzó en Madrid, pero continuó en Zaragoza. Aquí fue donde la luz llegó a sus días y en parte fue gracias a la labor de una amiga. "Esta ciudad fue amor a primera vista, vinimos un fin de semana por recomendación y ya no nos pudimos marchar", relata ilusionada.

En la capital aragonesa, su pasión por lo artesanal se incrementó y decidió lanzarse a mostrar sus creaciones en una merienda con un grupo de amigas. Ahí empezó todo. "Se quedaron sorprendidas con la bisutería que hacía e incluso se peleaban por mis pendientes", asegura entre risas. Era 2018 y acababa de llegar a Zaragoza, desde entonces supo que algo tenía que hacer para cumplir sus sueños. Un deseo que ansiaba con todas sus fuerzas pero que no se materializó hasta 2022 cuando abrió sus puertas de manera oficial Magiza R.

"Cada modelo es único para hacer sentir especial a cada persona"

En este establecimiento se pueden adquirir todo tipo de pendientes, anillos y collares y si no ves el ideal, puedes hasta crearlo. "Una chica me dijo que quería tener unos pendientes de su perro y ya los estoy preparando", cuenta Magiza sin sorpresa. 

Todos los accesorios los hace ella y ninguno es igual: "Cada modelo es único para hacer sentir especial a cada persona". En un primer momento compraba los abalorios y los creaba, pero ahora, incluso los diseña y los fabrica desde cero con una impresora láser. Luego, ya en la tienda, Magiza los monta cuidadosamente. Unas labores que pueden alargarse hasta un día para un solo pendiente. Pero el mimo, el material y la calidad de los materiales se observan en los diseños.

Una de las cosas más llamativas es que pese a que algunos modelos son pendientes XXL, no pesan nada. "Buscaba que las mujeres se atrevieran a llevar accesorios distintos y grandes pero que, ante todo, se sintieran cómodas", mantiene Magiza que sigue cada día las tendencias de los diseñadores para trasladarlas posteriormente a su papel de joya. Cada estantería acoge las creaciones más de moda, organizadas todas ellas por colores.

Esta venezolana ha conseguido, tras varios años, encontrar su lugar feliz. Al preguntarle si le gustaría volver a su país de origen su respuesta es clara y contundente: "No. Mi vida está aquí en Zaragoza, tenemos nuestra casa, nuestra tienda y apostamos todo por estar aquí". Su día a día en este rincón de armonía es "perfecto" para ella y "por nada del mundo" se separaría del que considera su hogar de paz de la calle San Miguel.  

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