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Aceites MCT, lo último en nutrición para adelgazar

Se llaman aceites MCT y, además de prometer espectaculares resultados para nuestra salud, están llamados a convertirse en una de las últimas y múltiples tendencias en nutrición para adelgazar.

Estas grasas saturadas se obtienen del aceite de coco.
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Sus siglas (MCT) responden a la abreviatura en inglés de ‘Medium chain triglycerides’ (Triglicéridos de Cadena Media) y son lo último en el movimiento ‘foodie’, en clave saludable. En otras palabras, son tipos especiales de grasas saturadas obtenidas del aceite de coco. Sus defensores y consumidores asocian estos triglicéridos de la cadena media con algunos beneficios, como la reducción del apetito (y por consiguiente la pérdida de peso), la mejora de la función cerebral (como es el caso del omega 3 del salmón, nueces, sardinas…) y un buen aporte energético (al fin y al cabo son grasas), entre otros.

Estos elementos considerados MCT, en realidad son el C6 (ácido hexanoico), C8 (ácido octanoico), C10 (decanoico) y C12, también conocido como ácido láurico, aunque, este último no cuenta con la aceptación de todos. Según los expertos, estos elementos son capaces de ejercer de combustible corporal y, por tanto, es poco probable que acaben siendo convertidos en grasas. 

Algunos estudios han revelado que estas moléculas contienen un 10% menos de calorías que las moléculas de la cadena larga; otras investigaciones argumentan que los MCT aumentan la producción de leptina, hormona que reduce la sensación de apetito. Para muchos, el aceite MCT puede ayudar con la pérdida de peso al aumentar la pérdida de grasa en el cuerpo, la producción de cetonas y al mejorar el funcionamiento del sistema intestinal. Pero, para otros nutricionistas no existe evidencia científica de que estos aceites ayuden a disminuir el apetito o a adelgazar y, simplemente, nos encontraríamos ante un buen reclamo publicitario para vender suplementos nutricionales que se elaboran a partir de grasas sintetizadas provenientes del aceite de coco que, en ningún caso, se debería comparar ni sustituir por nuestro aceite de oliva, aunque pueda recomendarse para cocinar determinados platos o bien como complemento energético en personas deportistas, siempre en su versión natural.

El aceite de oliva también nos aporta triglicéridos de cadena mediana y, al igual que el aceite de coco o palma -opinan los expertos-, no se absorbe ni se almacena en el tejido adiposo del cuerpo; si consumimos una dieta mediterránea estaremos, pues, contribuyendo a que nuestro cuerpo tenga más energía y a mantener el peso corporal. Aunque bien lo podemos complementar con los aceites anteriormente citados.  

El aceite de coco y el aceite de almendra de palma son las principales fuentes de los MCT y se utilizan mucho en bocadillos, productos horneados y cremas no lácteas, así como para combinar con algunos alimentos de la dieta diaria.

Los peces de agua fría son una fuente excelente de MCT. Entre los pescados con omega-3 encontramos las anchoas, las sardinas, el bacalao negro, el fletán, así como algunos moluscos, y por supuesto nuestros queridos mejillones, camarones y ostras. Los aceites de pescado son una buena alternativa para consumir MCT en buenas cantidades.

Los frutos secos incluidos los cacahuetes  y las semillas también contienen MCT, porque la mitad de sus calorías provienen de las grasas monoinsaturadas; entre los frutos secos destacan las avellanas, las almendras, los anacardos, o las nueces, y entre las semillas, las de lino, girasol, sésamo, chía o calabaza, así como las de las castañas, que ofrecen un equilibrio de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas que complementan perfectamente nuestro consumo de MCT’s.

La mantequilla natural y el queso orgánico son fáciles de obtener, pero además de grasas buenas nos proveen de mucha vitamina A, D, E y K sin procesar.