Los cactus asesinos
¿Las plantas roban el oxígeno de la habitación por la noche y enrarecen el aire con el CO2 que generan? Un poco de fotosíntesis, respiración y catabolismo nos ayudarán a entender qué ocurre realmente.
El mito
Todos hemos oído alguna vez eso de que es peligroso dormir con plantas: porque te roban el oxígeno, dicen; y, todavía peor, emiten dióxido de carbono. Un gas muy muy peligroso porque te mata en silencio, sin que te des cuenta. Sobre todo, claro, si estás dormido. Es el peor momento del día, la planta sabe que no vas a poder hacer nada y aprovechará para asesinarte a base de eructos repletos de CO2. Ah, y no se os ocurra llevarle flores a ese amigo vuestro que está ingresado. Si queréis que se recupere, ¿cómo os atrevéis a llenarle la habitación de plantas que van a robarle el oxígeno? Insensatos. Bastante tiene con la comida insulsa del hospital, como para hacerle la vida más difícil... Vale, ya paro. Por si no queda claro con el tono jocoso y sarcástico de este primer párrafo, voy a dejarlo bien claro: es un mito. No pasa nada por dormir con plantas (a no ser que seas alérgico o les tengas mucha mucha manía). ¿Queréis saber por qué? Seguid leyendo, que hoy el Desmitificador llega cargadito de ciencia.
Verdadero o falso
La verdad es que os he metido tal spoiler en la introducción que ya no sé muy bien qué contaros. Porque no, dormir con plantas no es peligroso. Adiós mito, ¿no? Ah, claro, ahora querréis la explicación. Vale, lo intento.
Primero, aclarar el tema de las plantas y los gases. Porque seguro que habéis oído que devoran el oxígeno pero, ¿entonces por qué plantar árboles podría ayudarnos a solucionar el cambio climático? Pues porque las plantas producen oxígeno y lo consumen, en procesos distintos.
Por un lado está la fotosíntesis, que no es eso de despertarse convertido en un escarabajo, sino la manera que tienen las plantas de autoalimentarse. Son organismos autótrofos, capaces de sintetizar todos los nutrientes que necesitan sin utilizar a otros seres vivos. La fotosíntesis es una pasada. La planta coge del aire dióxido de carbono (CO2) y agua, un poquito de luz solar y, gracias a la magia de la química, los transforman en glucosa, en azúcar, que es su alimento fundamental. Espera, espera, ¿y esto por qué no lo hacemos nosotros? Básicamente, porque nuestras células no tienen cloroplastos, unos orgánulos repletos de clorofila que son capaces de realizar esta maravillosa transformación.
Hasta aquí guay, ¿no? Ahora falta explicar por qué las plantas gastan oxígeno. Y no es difícil. Es exactamente por lo mismo que gastamos oxígeno nosotros. Porque las plantas, aunque no tengan nariz ni pulmones, también respiran. Necesitan el oxígeno para vivir, para quemar los nutrientes y así poder obtener energía. Esto, en bioquímica, se conoce como catabolismo. El proceso mediante el cual se rompen moléculas, se rompen enlaces químicos para producir energía. Como quemar gasolina, pero dentro de nuestras células.
Es muy importante aclarar que las plantas respiran durante todo el día. Solo pueden hacer la fotosíntesis de día, ya que sin luz solar este proceso no funciona, pero no paran de respirar. Hay muchos esquemas por ahí, incluso en los libros de texto, que son muy confusos, parece que las plantas vayan alternando estos dos procesos y sólo roben el oxígeno por la noche. Y no es así.
Pero claro, sí que es cierto que de noche respiran, gastan oxígeno, exhalan CO2 (como nosotros), y mientras tanto no hacen la fotosíntesis así que ¡es verdad que acabarán por matarnos! No, tranquis, respirad (guiño, guiño). Una planta expulsa, respirando, menos CO2 del que come mediante la fotosíntesis. Los expertos en plantas han hecho las cuentas por nosotros. Una planta superbien cuidada, con toda el agua y luz solar que necesita, tan solo expulsa el 70% del dióxido de carbono que ha transformado en glucosa durante el día. En una habitación totalmente hermética, durante una noche la planta solo gastaría el 0,022% del oxígeno disponible. Si dormís con vuestra pareja, él o ella gastará 70 veces más. ¡Ajá! ¿Quién es el asesino ahora? Ya no es el cactus, en el dormitorio, con el dióxido de carbono.
Fernando Gomollón-Bel Químico y divulgador científico @gomobel