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Cinco estrategias para vencer la procrastinación

Tras años de estudio, la psicóloga zaragozana Solange Otermin, experta en este fenómeno, comparte algunos consejos para no caer en ella.

Dejar lo pendiente para otro momento, procastinar, es algo frecuente
Dejar lo pendiente para otro momento, procastinar, es algo frecuente
H. A.

En los últimos años la palabra procrastinar se ha puesto muy de moda sobre todo en las redes sociales. El término proviene del latín “procrastinare” y significa dejar para otro día las cosas que sabes que tienes que hacer en el presente. Algo, como explican los expertos, cada vez más habitual en nuestros días, a pesar de que no existan datos de que la prevalencia ha aumentado aunque pueda parecerlo, y que como explica la psicóloga zaragozana Solange Otermin, experta en este fenómeno, afecta sobre todo a estudiantes, autónomos y jubilados. “En el primer grupo la prevalencia aumenta hasta el 70%”, asegura. 

Pero, ¿qué podemos hacer en nuestro día a día para no caer en esta tendencia? En sus casi dos décadas de experiencia en procrastinación ha logrado desarrollar algunas estrategias útiles para vencerla.

1. Crear una rutina de trabajo y descanso sostenible donde estén estipulados tanto los tiempos productivos como las pausas. “Es importante definir los pasos que nos llevarán a la meta final. Visualizar el proceso y reconocer los pasos intermedios nos ayuda a mantener la motivación y dosificar el esfuerzo”, incide Otermin. ¿Un ejemplo? A la hora de estudiar una oposición, centrar la tarea en un solo tema en lugar de en todo el temario: “Es mucho más tangible y sencillo de planear en un periodo de tiempo concreto y nos acerca al objetivo final”.

Y es que otro problema derivado de una mala gestión de nuestro tiempo tiene que ver con la falta de descanso y de sueño, algo que disminuye la productividad. “Si tus circunstancias no permiten cambiar eso, acepta que tus resultados van a tardar más y no te culpabilices. Por ejemplo si tienes a tu cargo a un bebé o un familiar enfermo, no te exijas resultados como si no tuvieras esa carga, prioriza y presta atención a tu salud física y mental”, señala la experta.

2. Mantener a raya el perfeccionismo. Esto, unido a la importancia de establecer objetivos realistas que se ajusten a nuestra situación actual es, asegura, fundamental. “Hay que ser capaz de valorar que aunque sería genial ir todos los días al gimnasio, la realidad es que si llevo tiempo sin hacer nada de deporte y salgo cansada del trabajo, el primer objetivo sería ir una o dos veces por semana y luego ir aumentando, en vez de fijarse un objetivo demasiado alto frustrarme al no poder conseguirlo y acabar abandonando”, asevera.

Y es que, en todo momento, nuestras metas deben estar alineadas con nuestras capacidades actuales en todos los niveles: físico, mental, emocional y de disponibilidad de tiempo y dinero. Algo que en ocasiones olvidamos con facilidad. “Lo que era un sueño inalcanzable hace cinco años podría ser factible ahora y al revés; eso que se te hace cuesta arriba en este momento puede ser un paseo en un año. Prioriza o delega sin culpa, si ves que estás desbordado, pero si es el momento no lo dudes y ponte en acción. No lo olvides: puedes con todo, pero no con todo a la vez”.

“No lo olvides: puedes con todo, pero no con todo a la vez”

3. Visualizar el proceso para alcanzar mi meta. Este punto consiste en definir bien qué quieres conseguir, cómo vas a conseguirlo, qué requisitos previos necesitas y establecer metas intermedias para alcanzar la meta final. “De esta manera reducirás los errores y mantendrás la motivación. Si es necesario, ayúdate con listas, agendas y aplicaciones de organización”, añade.

4. Asumir el riesgo de equivocarse. La psicóloga recuerda que, en ocasiones, la postergación innecesaria en la toma de decisiones es la parte más invisible de la procrastinación, pero no por ello tiene menos consecuencias. “Al tomar decisiones tomamos riesgos, ya que es imposible estar seguro de nuestro acierto, pero tenemos que ser conscientes de que es imposible no decidir”, afirma.

Y es que, en la mayoría de los casos, el hecho de no tomar la decisión a tiempo implica acabar perdiendo las dos: “Toma el control sobre tu vida y entiende que no hacer nada tiene más consecuencia a largo plazo que cometer un error”, señala.

5. Afrontar los problemas y miedos. En este caso, la experta recuerda que la procrastinación tiene un efecto a corto plazo de librarnos del miedo que puede generarnos tomar una decisión o afrontar una tarea en la que podemos fracasar. “El reverso es que ese miedo irá haciéndose más grande con el tiempo, además de mezclarse con una sensación de culpa y de impotencia”, asevera. Y es que, como recuerda, en ocasiones es mejor mirar de frente a lo que nos asusta y centrarnos en buscar estrategias para confrontarlo: “Si ya es demasiado tarde y no te ves capaz de afrontarlo, no esperes más y pide ayuda en tu entorno o a personal cualificado”.

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