Salud
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Un fármaco contra el VIH más resistente entra en la sanidad pública

El medicamento Sunlenca ayuda a disminuir la carga viral en personas que no responden a otros tratamientos, unas 250 en España, y mejorará la prevención al evitar la transmisión del virus.

Un lazo rojo, símbolo de la lucha contra el sida.
Un lazo rojo, símbolo de la lucha contra el sida.
Freepik

Unos 250 pacientes que se infectaron de VIH en los noventa y empezaron a tomar el primer medicamento antirretrovial, conocido como AZT, generaron resistencia a cuanto tratamiento les dispensaron a lo largo de los años. Ahora se beneficiarán de un nuevo fármaco, el lenacapavir, que se reembolsa desde este mes de julio en la sanidad pública.

La mayoría de estas personas tiene ahora entre 60 y 65 años, está identificada en sus hospitales de referencia y ha logrado sobrevivir a pesar de las "multirresistencias" que su organismo genera una y otra vez. Con la edad padecen también otras enfermedades y siguen terapias adicionales mientras el virus se replica, lo que hace que deban tomar hasta diez fármacos distintos al día, indica Luz Martín Carbonero, especialista de la Unidad de VIH del Hospital La Paz de Madrid, en el foro 'Multirresistencia a fármacos en VIH: un gran reto clínico y de salud pública'. "Hay también una sobrecarga emocional", afirma Martín Carbonero.

España es el octavo país en aprobar el nuevo fármaco, desarrollado por Gilead y comercializado con el nombre de Sunlenca en la Seguridad Social, junto a Estados Unidos, Francia, Italia, Austria, Países Bajos, Dinamarca y Suiza. También es uno de los estados cuyos científicos contribuyeron a analizar el compuesto en un estudio de cohortes, que alcanzó un 83% "de eficacia en términos de supresión virológica" y que se administra por vía subcutánea dos veces al año, lo que facilita la aplicación de la terapia, sobre todo en grupos vulnerables.

Además de mejorar la calidad de vida de los pacientes, su administración mejorará la prevención para reducir la transmisión del VIH, que se mantiene estable en unas 3.000 personas al año en España. Al lograr que la carga vírica sea indetectable en pacientes inmunes a otros medicamentos, se anula la posibilidad de transmitirlo.

"A nivel colectivo se reduce el riesgo de transmisiones", sentencia José Luis Blanco, especialista del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic de Barcelona, que participó en la investigación publicada en mayo. "Estas tasas no se habían conseguido hasta ahora, antes se movían entre el 40% y el 70%. La tolerancia fue francamente buena. Sólo un 10% tuvo náuseas y sí había alguna inflamación o dolor por la inyección, que no condicionaba la administración en un paciente sin más opciones".

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