Adiós a la tripa hinchada: 5 probióticos que debes comer a diario
Hay muchos alimentos cotidianos que constituyen una fuente de probióticos y su función sería restaurar el equilibrio de la flora bacteriana para evitar trastornos a nuestro organismo.
Oímos hablar mucho de los probióticos, y sabemos que son buenos, pero a la hora de definirlos la precisión no es tanta entre la mayoría de los ciudadanos. Por aclarar el concepto, los probióticos vienen a ser las bacterias buenas de nuestro intestino, y su función es restaurar el equilibrio de la flora bacteriana para evitar pequeños y grandes trastornos a nuestro organismo.
Cuando ese equilibrio se rompe, las manifestaciones son muy complejas, desde el colon irritable a la hinchazón abdominal; puede ocurrir por estrés, intolerancias o infecciones, y regularla con determinados alimentos ricos en probióticos ayuda a su función protectora.
Alimentos que son una fuente de probióticos
Hay muchos alimentos cotidianos que constituyen una fuente de probióticos. Por ejemplo, el yogur, especialmente si contiene bífidus: ayuda a la digestión y reduce la hinchazón de abdomen. También se puede optar por el kéfir, bebida fermentada ‘viva’ de textura similar al yogur. Tiene una carga probiótica mucho mayor: de hecho, hay quienes lo ‘cuidan’ en casa para que crezca y se multiplique: luego lo reparten en una especie de cadena de buena voluntad. También se puede conseguir en formato comercial.
El chucrut es otro gran apoyo para bajar barriga y volver a verse las rodillas cuando se mira hacia abajo. Se trata de una col fermentada, muy popular en la cocina alemana. Reduce gases y mejora la digestión, aunque debe comerse sin pasteurizar, para preservar las bacterias buenas.
Los pepinillos, un encurtido clásico en el gusto aragonés, también son muy buenos para la microbiota. Eso sí, para estos fines no deben estar en vinagre, sino en salmuera.
No hay que olvidar el queso cottage, sobre todo si lleva en la etiqueta la especificación de cultivos activos. Es muy agradable como complemento de ensaladas o verduras, por ejemplo.
Otros alimentos aliados de la flora bacteriana son el ajo, los plátanos, la avena o la cebolla roja. También tienen probióticos productos que se han ido instalando en el gusto occidental desde Asia, como el kimchi (que también aporta vitamina C, carotenos y calcio), el tempeh o el miso, tan popular en forma de sopa en la cocina japonesa.
Entre las últimas modas brilla la kombucha, bebida presente en todas partes de España desde hace tres o cuatro años; es té fermentado con fructosa, y se sirve en diferentes sabores frutales. Por último, el natto es uno de los más raros en nuestro país: viene de la soja y la fermentación la hace la bacteria bacillus subtilis. Tiene probióticos, vitaminas y aminoácidos esenciales, pero no es para todos los paladares: el fuerte olor y la presentación pastosa condicionan a muchos consumidores potenciales.
