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El hígado graso, la enfermedad "ciega" que afecta a 330.000 aragoneses: "Estamos notando un crecimiento abismal"

Vanesa Bernal, hepatóloga del Hospital Miguel Servet, apunta que las causas de este crecimiento exponencial podrían estar en el aumento de la obesidad, el sedentarismo y la mala alimentación.

Vanesa en el Centro de Salud Reboleria con Edgar (Técnico de Salud Publica Atención Primaria Sector 2), Pilar Mallada (responsable de comunitaria), y Nuria Tundidor (subdirectora AT primaria sector 2)
A la izquierda, la hepatóloga del Miguel Servet, Vanesa Bernal, junto a los compañeros del Centro de Salud Rebolería de Zaragoza en un cribado espontáneo
Heraldo

Como en la tripa, en el hígado también se puede acumular grasa. Más de 330.000 aragoneses padecen lo que se conoce como hígado graso, una dolencia relacionada con el sobrepeso, la obesidad o el sedentarismo, que es muy difícil de identificar por la ausencia de síntomas, pero que, en caso de no detectarse a tiempo, podría acabar desarrollando enfermedades más graves como la fibrosis o un cáncer hepático. Desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) alertan de un incremento significativo de los casos y de que "lo peor está todavía por venir".

Aseguran que se está observando un crecimiento continuado en los últimos años que está lejos de tocar techo y que está impulsado por el sedentarismo y la mala alimentación. De hecho, la prevalencia de esta enfermedad crece ya en todos los segmentos de población, incluso entre la gente joven, donde hasta hace poco no se manifestaba.

Algunos expertos explican que este aumento en los casos está relacionado también con un mayor número de casos de diabetes, de personas obesas y de peores hábitos de consumo. Por ejemplo, sostienen que tomar 2 o 3 cervezas o vinos cada día no es bueno para el hígado y podría acarrear en esta dolencia. 

El hígado graso es una patología que se relaciona con la acumulación de grasa en este órgano. Se observa con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad y no siempre va ligada con el alcohol. Aunque sí es cierto que los patrones de consumo de los jóvenes tampoco ayudan, por ejemplo, los efectos de la práctica del Binge Drinking (ingesta de grandes cantidades de alcohol en pocas horas), son muy perjudiciales para la salud hepática.

La doctora Vanesa Bernal, hepatóloga del Hospital Miguel Servet advierte de los peligros que puede suponer una detección tardía. "El principal problema es que el hígado graso no genera síntomas, la gente no sabe que lo tiene y puede acabar en trastornos más serios como en una fibrosis incluso en un cáncer hepático", sostiene Bernal. En este sentido, Vanesa, que pertenece también al Servicio de Aparato Digestivo del hospital, explica que "buscan poner el foco en la prevención y en la detección de precoz de las enfermedades del hígado que propone su cribado en todas las personas con factores de riesgo". 

Un cribado espontáneo en Zaragoza detectó tres casos en 31 pruebas realizadas

Durante la celebración de la Semana de las Enfermedades Hepáticas que tuvo lugar del 18 al 20 de junio en Aragón, se organizó en el Centro de Salud Rebolería de Zaragoza un cribado a todas aquellas personas interesadas. "Realizamos 31 y de ellos tres fueron diagnosticados de hígado graso: 2 de ellos con fibrosis avanzada y 1 cerrosis, es decir que su hígado estaba cicatrizado y permanentemente dañado", cuenta Vanesa. 

Unos datos preocupantes, que dejan constancia de la invisibilidad de esta enfermedad. El presidente de la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos de Aragón, Javier Arredondo, asegura que poca gente es consciente de que tiene hígado graso y los que lo saben "se estigmatizan". "Se esconden porque piensan que está relacionado con el consumo de alcohol y no quieren que la gente lo sepa", dice Arredondo, que asegura que siguiendo este ritmo de aumento, las enfermedades hepáticas serán la "próxima pandemia".

Desde 2013, los hospitales aragoneses han tratado a más de 4.000 pacientes por hepatitis C, según la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), y se estima que todavía queden pacientes por tratar. En las consultas aragonesas, Vanesa asegura que en los últimos años han notado un "crecimiento abismal".

Pese a que no existe tratamiento para quitar la grasa del hígado, esta hepatóloga del Miguel Servet aconseja un cambio en el estilo de vida, reducir el consumo de alcohol, buena dieta, hacer deporte y cuidarse. "Entonces como en la tripa disminuye la grasa, también la del hígado se irá", concluye. Todo ello si no está muy dañado, si no ya habría que recurrir a un trasplante, que suele ser un 5% de los casos. 

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