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Los trucos para bajar el azúcar en sangre que de verdad funcionan

Para aquellos que tienen diabetes o están en riesgo de desarrollarla, ya sea por herencia genética o malos hábitos cotidianos, el control de los niveles de azúcar en sangre y de los hidratos de carbono es base.

Cafe con leche y azúcar
Cafe con leche y azúcar
Canva

La diabetes es un problema muy serio. La llamada diabetes juvenil o tipo I, insulinodependiente y que normalmente se manifiesta en la infancia o pubertad con los cambios hormonales, necesita de un rigor máximo en el control para que la práctica totalidad del organismo no se resienta. Al no generarse insulina desde los llamados islotes de Langenhans, situados en el páncreas, el azúcar en sangre no cuenta con esta especie de reparto que lleva ese azúcar a las células; se queda en el torrente sanguíneo, daña los vasos y, poco a poco, numerosos órganos. Por eso se le llama el asesino silencioso.

La diabetes tipo II suele aparecer más tarde en la vida, y normalmente llega a personas de costumbres demasiado sedentarias o alimentación desordenada. Se puede controlar con dieta, ejercicio y pastillas, pero es igualmente dañina para un organismo que lleva además una carga extra de castigo por el mero paso del tiempo. Además de tratar de controlar y rebajar las hiperglucemias, también es fundamental ser estricto y no caer en las hipoglucemias o bajones excesivos de azúcar en sangre, que también son muy dañinos.

Uno de cada siete españoles tiene diabetes de algún tipo e intensidad, según la Sociedad Española de Diabetes. ¿Qué hacer para combatirla? Lo primero, seguir las pautas y consejos de un especialista en medicina interna, así como de otros facultativos expertos en problemas derivados de la diabetes, desde nefrólogos a dermatólogos, oftalmólogos o neurólogos. Además, podemos poner de nuestra parte y aplicar diversos trucos para ayudar al control del azúcar en sangre desde nuestros propios hábitos.

Vida saludable

Para aquellos que tienen diabetes o están en riesgo de desarrollarla, ya sea por herencia genética o malos hábitos cotidianos, el control de los hidratos de carbono es base, ya que se convierten en azúcar. También funciona la introducción de fibra en la dieta, precisamente porque ralentiza la conversión de los carbohidratos en azúcar. Según indica la Sociedad Española de Diabetes es importante además limitar el consumo de harinas y cereales y evitar picoteos promoviendo el tomar infusiones, tés o cafés.

El ejercicio regular y ordenado, adaptado a las condiciones físicas de cada persona, es bueno para todo el mundo y, en este caso, aún más, porque el movimiento de los músculos quema glucosa para liberar energía. Esta iniciativa se relaciona directamente con el control del peso corporal. El consumo de ciertos alimentos también ayuda. El brócoli y el perejil, por ejemplo, así como el aderezo con vinagre de manzana, la avena o las nueces, entre oros.

Calma e hidratación

El estrés no ayuda, ya que libera hormonas como el cortisol o el glucagón (que los diabéticos emplean en forma inyectable cuando sufren una hipoglucemia muy severa) que aumentan el azúcar en sangre. Hay que combatir el estrés con relajación, meditación o actividades lúdicas que levanten el ánimo. Dormir poco también libera cortisol, por cierto.

Por último, pero no menos importante, la hidratación también es fundamental, nunca inferior al litro y medio de agua diario. Para quienes tengan los riñones afectados por la diabetes, el agua ayuda a eliminar el exceso de glucosa por la orina.

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