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Test de cartón, narices electrónicas y otros inventos (sin éxito) para detectar la covid

La carrera por localizar con mayor rapidez el virus ha supuesto la creación de diversos métodos "de poca efectividad", según apuntan los expertos.

Los test son una tira de papel impregnada con décadas de avances científicos, anticuerpos y nanopartículas
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Detectar covid a través de WhatsApp con audios de tos. Es el último sistema -este ideado en Buenos Aires-, para detectar coronavirus. Su funcionamiento es muy sencillo: quien tenga alguna sospecha ante un posible contagio, puede enviar un audio para que un programa de inteligencia artificial analice el sonido. Si los patrones coinciden, se le recomienda hacerse una prueba de antígenos. Según el gobierno porteño, la predicción tiene una efectividad del 86%.

Más allá de la veracidad o no de este método -los datos se apoyan en un total de 2.687 audios evaluados-, lo que viene es a sumar una lista de inventos que, sin demasiado éxito, continúan formando parte de la carrera por crear nuevas herramientas para localizar con más rapidez el virus de la covid

Es el caso de Indonesia y sus llamadas 'narices electrónicas'. Un aparato especial que localiza el virus a través de las partículas del aliento que la persona, previamente, ha expulsado en una bolsa de plástico. Un máquina comprueba, después, si el virus está presente en el organismo. Una tecnología similar a estas narices especiales es SpiroNose, fabricada por una empresa tecnológica de la salud holandesa que, según los ensayos, identifica los casos negativos "con certeza en un 70%"

"Son iniciativas curiosas de diagnóstico que deben contar con la aprobación de las autoridades sanitarias de cada país para poder comercializarse. Al margen de su poca efectividad, puesto que no son los suficientemente sensibles ni específicas en cuanto a la detección de patógenos, terminan siendo globos sonda para intentar lograr una financiación que permita su comercialización, normalmente sin éxito", explica el epidemiólogo Nacho de Blas.

Otra herramienta de diagnóstico, en este caso 'low cost', son los test de cartón, ideados por un biotecnólogo de la Universidad de Pensilvania. Desde que llegara la revolución de los de antígenos, la propuesta de este experto se centró en utilizar materiales de bajo coste como el papel, el cartón o diferentes polímeros para lograr una herramienta similar a los autotest pero de bajo coste. "En este caso, la intención era que este tipo de pruebas se pudieran usar en países con mayores dificultades para acceder a PCR y antígenos", apunta Nacho De Blas.

Pero además de los métodos de diagnóstico citados existen otros relacionados con la prevención, no por ello menos curiosos. Mascarillas que se iluminan si detectan el virus a través del aliento, aplicaciones que detectan patógenos a través de la pantalla de un teléfono móvil, colutorios, 'gadgets' para instalar viviendas o chicles -"incluso con anticuerpos", cita De Blas-, son solo algunos de ellos. 

"Ahora incluso se adiestra a perros para que, gracias a su olfato, sean capaces de determinar si un espacio está contaminado por el virus", explica el epidemiólogo. Método utilizado por el grupo de rock Metallica que cuenta con la presencia de canes capaces de detectar positivos en sus conciertos. 

"La capacidad de estos animales para procesar los olores es cien veces mayor que la nuestra. Independientemente de que sea acertada la medida o no, hay que recordar que también son susceptibles al virus y se pueden contagiar", comenta el epidemiólogo.

Decenas de métodos, otras tantas ideas y apuestas tecnológicas, que surgieron en mayor medida cuando se cumplía un año desde que la pandemia paralizara el mundo, que "pueden funcionar en algunos casos, pero que no llegan a amortizarse", concluye Nacho de Blas.