salud mental
De la frustración al duelo: lo que tenemos que aprender para aceptar esta nueva situación de tristeza general
Como dijo Jean Paul Sastre: “No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá hubo más bellos, pero este es el nuestro”.
Desde que las nuevas restricciones, los confinamientos perimetrales y el toque de queda han aparecido con más fuerza, nuestra vida está de nuevo volviéndose a ver muy condicionada, y la tristeza y el cansancio se hacen cada día más palpables en la sociedad.
Ante tantos cambios puede surgir el miedo, la tristeza, la incertidumbre, el pesimismo y la desmotivación, al ver que la situación no mejora a corto plazo. Todo este cóctel emocional, nos lleva hacia la indefensión, la sensación de no poder hacer nada por estar mejor y esto nos acerca a la resignación y es lo que hoy en día ya es conocido como fatiga pandémica. La indefensión, por su parte, nos lleva a la sensación de vivir en una especie de captura de pantalla y corremos el peligro de quedarnos parados. Reconocer esta sensación es importante para poder aceptarla y ponernos en marcha. Las restricciones nos obligan a darnos cuenta constantemente de que los planes que conocíamos y como los conocíamos antes no pueden realizarse, y estamos todo el tiempo teniendo que gestionar la frustración y la rabia. No pudo celebrar mi cumpleaños como esperaba, no puedo ir a la despedida de soltera de mi amiga, no se si voy a poder ver a mi hermano en navidad o no puedo ir con mis amigos al restaurante que tanto me guste. Resulta agotador, ¿no?
Para la la psicóloga Cristina Rocafort es necesario que reconozcamos esta sensación y la aceptemos, pues así iniciaremos el duelo que tenemos que vivir. Nos toca despedirnos, al menos por un tiempo, de los hábitos, los planes y la forma de relacionarnos que conocíamos hasta ahora y nos toca redefinirnos. ¿De qué otra forma podemos estar presentes?, ¿Cómo puedo sentirme conectada a mis amigos a pesar de tenerlos lejos?, ¿Qué formas de desconectar puedo encontrar sin salir de casa?
Vemos algunos tips que nos pueden servir:
-Estar presente de otra forma. Aquí la tecnología nos puede ayudar. Toca reinventarse. Quizá no puedo ir a aquella despedida que mencionaba, pero puedo enviar una carta, unas flores o un video. No estarás de presente como lo hubieras estado hace un año, pero si lo lograras de otro modo.
-Relacionarnos menos, pero mejor. La situación no nos permite movernos mucho y por reducimos el número de contactos, esto nos regala algo muy valioso, tiempo con los más cercanos.
-Ser consciente y estar presente en cada momento. Si nuestra vida social y los contactos son tan reducidos, trata de disfrutar cuando los tengas. Vivir en el aquí y en el ahora.
-Cuidar desde la distancia. Un mensaje de buenos días, enviar un desayuno o unas flores. Un simple “me acuerdo de ti y te deseo buen día”. Sentirse y saberse querido genera bienestar y nos permite sentirnos conectados a los que queremos, por muy lejos que estén.
Redefinirnos, nos permite dejar de tropezarnos una y otra vez con el “no puedo”. Es importante dar la bienvenida a nuevas formas de relacionarnos y nuevas fuentes de motivación, que nos haga más sencillos salir de esa situación de “captura de pantalla”.
Así que, como diría Marcel Proust: "“Aunque nada cambie, si tu cambias, todo cambia”.
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