Opinión
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Refugio climático espiritual

La parroquia del Perpetuo Socorro se ofrece como refugio climático.
La parroquia del Perpetuo Socorro se ofrece como refugio climático.
Heraldo

Estos días en Huesca hemos tenido uno o dos grados menos. Y siempre están los museos, provincial, diocesano, pedagógico; los lugares de culto y de visita artística obligada, San Pedro, la catedral, San Lorenzo. 

O algunos restaurantes de nueva creación, Comomelocomo, con nebulizadores al exterior, que tanto me recuerdan al hotel termal de Burgo de Osma (Soria), por ejemplo.

Aunque nada tan genuino y refrescante como los helados artesanos, de todos los sabores y combinaciones imaginables, en la plaza San Antonio, un auténtico templo del paladar. Aquí, en Zaragoza, la creatividad tampoco falta ante la ola de calor. Salad Boutique, en Actur, ofrece ensaladas de colores para comida, cena o para llevar. Las más solicitadas, la romana –pasta integral, brócoli, tomate y espinacas–, o la oriental –cuscús, kale, pollo, tomate cherry, huevo duro y manzana–. Pero los ingredientes son ilimitados.

Puede ser en un centro cívico donde los mayores se protejan del calor, ante los 41 grados –sin llegar a los 52 que un año vimos en Córdoba– y el rápido deshielo por calentamiento que se está produciendo en el Parque Natural y las cuevas de Ordesa. Es en el Laín Entralgo, uno de los 32 centros de la ciudad, donde Teresa, Ana, María Jesús y Gloria, enfermeras jubiladas, juegan cada día a la baraja y cuidan de la salud de sus compañeros, invitándoles a gazpacho, fruta y otros alimentos propios de verano.

Y lo que ya me pareció más novedoso es que la parroquia también zaragozana del Perpetuo Socorro (avenida de Goya) se haya ofrecido como refugio climático a viandantes de toda condición, creyentes o no creyentes, adultos y niños, personas con diversidad funcional y mayores. De 8.30 a 21 horas. "La iniciativa nace motivada por la necesidad de dar un espacio a personas mayores y gente de alrededor a tener acceso a un lugar fresco", afirma Víctor Ballesteros, el párroco.

El padre Víctor, que, en contacto con el Centro de Humanización de la Salud y otros profesionales voluntarios, intenta dar forma al primer Centro de Escucha San Camilo en Zaragoza. Cabeza fría, corazón empático.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mª Pilar Martínez Barca en HERALDO)

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