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Jefe de Economía de HERALDO DE ARAGÓN

El 'tobogán' de la automoción

Cadena de montaje de la planta de Stellantis en Figueruelas.
Cadena de montaje de la planta de Stellantis en Figueruelas.
Oliver Duch

Unos días después de dejar de fabricar cinco modelos distintos a la vez, lo que no había ocurrido nunca antes, la fábrica de automóviles de Stellantis en Figueruelas ha suspendido su producción hasta el próximo 19 de agosto. 

Entonces volverá con tres vehículos en sus cadenas de montaje –el Opel Corsa, el Peugeot 208 y el Lancia Ypsilon, todos con versiones eléctricas–, ajustando mejor sus ritmos y con menos trabajadores tras la salida de muchos de los que entraron en 2023 con contratos temporales para hacer frente al pico de producción.

Ensamblar menos coches por la marcha del Opel Crossland (que se llamará Frontera) y el Citroën C3 Aircross a la planta de Trnava (Eslovaquia) se traduce en menos trabajo y, por tanto, menos empleo en Stellantis Zaragoza y en un buen número de empresas de la industria auxiliar aragonesa, donde poco a poco se ha ido conociendo la presentación de expedientes de empleo o se ha anunciado el fin de contratos temporales. Compañías como Adient, Gestamp o Forvia (antigua Faurecia), entre otras empresas, han tenido que hacer ajustes de personal por el fin de esas adjudicaciones.

A esta realidad concreta su une la particular situación de un sector en plena transformación por una transición del coche de combustión al eléctrico más lenta de lo que los fabricantes preveían, lo que hace temer sobre la idoneidad de inversiones que tardarán mucho en ser rentabilizadas.

Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis, reconocía hace unos días que la compañía no estaba cumpliendo las expectativas que tenía para el primer semestre del año, en el que los beneficios del grupo surgido de la fusión de PSA y el consorcio Fiat Chrysler cayeron un 40%.

Esto refleja, apuntaba el directivo portugués, «tanto un contexto industrial desafiante como nuestros propios problemas operativos». También señalaba que además de que «se necesitan medidas correctivas y se están tomando para abordar estos problemas», la compañía ha iniciado «una emocionante ofensiva de productos, con no menos de 20 nuevos vehículos lanzados este año, lo que trae consigo mayores oportunidades cuando ejecutamos bien».

Entre los hechos coyunturales a corto plazo y aquellos que se plantean más a medio, la industria del automóvil vive hoy como «un tobogán», en el que «lo que parece que marcha bien, en quince días cambia todo a mal», según palabras del secretario general de UGT Aragón, José Juan Arceiz, que hace unos días advertía que 2025 será un año «complicado».

Desde otro punto de vista, tras reconocer este momento de incertidumbre en automoción, Enrique Barbero, director de Comunicación de Ibercaja apuntaba el pasado jueves, en la presentación del último número de la revista ‘Economía Aragonesa’, que el anuncio de la instalación de la fábrica de baterías de Stellantis en Figueruelas «cambiaría radicalmente este escenario». No lo haría a corto plazo, seguramente, pero permitiría visualizar el futuro con más optimismo.

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