Opinión
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El retrato de José María Albareda

El retrato de José María Albareda
El retrato de José María Albareda
Universidad de Navarra

Un colega y amigo ligado a Caspe me envía la noticia de la retirada del retrato de José María Albareda Herrera en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid.

Una noticia lamentable porque fue el profesor Albareda el primer secretario general del Consejo, quien lo impulsó y lo desarrolló, con unos resultados de gran repercusión para la ciencia española del siglo XX. 

No se entiende que la memoria política que se está imponiendo arrase con la cultura convirtiéndose en un mecanismo sectario de división de la sociedad.

Además, en casos como el de Albareda, supone una clara injusticia hacia quien aportó mucho al desarrollo científico del país. Él forma parte del grupo de investigadores que obtuvo el apoyo y reconocimiento del mundo científico antes y después del año 1936. El amor a la verdad y el rigor de su trabajo hacen que nadie le haya discutido su contribución a la ciencia española.

La memoria política que se está imponiendo arrasa con
la cultura convirtiéndose en un mecanismo sectario de división de la sociedad

En el año 2002, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza quiso a honrar a José María Albareda, uno de sus más ilustres miembros, en el centenario de su nacimiento. Me invitaron a participar por ser parte de su familia materna (Herrera) en la mesa redonda y en la publicación conjunta con la que se le recordaba. Dos investigadores del CSIC destacaron las etapas intelectuales y creativas de Albareda, en particular haber puesto en marcha el Consejo y el haber introducido en España la edafología, la ciencia del suelo.

Como aragonés tuvo siempre presente a su tierra y en su juventud universitaria participó en los movimientos regionalistas. Propició muchas iniciativas en Caspe, su ciudad de nacimiento.

Doctorado en Farmacia y Química, catedrático de Geología en la Universidad Complutense, fue pensionado por la Junta para la Ampliación de Estudios para completar su formación en varias universidades alemanas.

En el conjunto de Aragón destaca la creación del Instituto de Estudios Pirenaicos en 1949. Como recordaba una investigadora del CSIC, María Rosario de Felipe, "fue uno de los logros personales y predilectos de Albareda por su connotación internacional. El Pirineo aparece en su actividad como objeto de ciencia… como tarea capaz de soportar firmes proyectos de investigación, proyectos de muy diverso contenido que realizó en colaboración con profesores de Toulouse, Burdeos, Dijon y París".

El espíritu del catedrático aragonés estaba muy lejos de la mezquindad de quienes descolgando un retrato creen cambiar la historia

Hoy el IPE cuenta con todo un censo de la diversidad vegetal de Aragón, de los Pirineos y de otras regiones, y es fundamental en los estudios ecológicos y climáticos de la cordillera.

Albareda fue secretario general del CSIC, Rector de la Universidad de Navarra y sacerdote. Su espíritu estaba muy lejos de la mezquindad de quienes descolgando un retrato creen cambiar la historia.

Como escribió en una de sus publicaciones: "La verdad es mucho más alta y optimista de lo que quieren enseñarnos todos los pobres sistemas antropocéntricos. La verdad, fundamento de nuestra indestructible esperanza, es que por encima de todo está la omnipotencia del Bien infinito".

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Carlos Sauras en HERALDO)

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