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Carreteras secundarias

Carreteras secundarias
Carreteras secundarias
Pixabay

Las circunstancias nos llevan a hacer un viaje imprevisto de Cervera del Río Alhama (La Rioja) a Santander. Decidimos dejar la autopista y viajar por carreteras secundarias. El viaje es más largo pero más bonito. 

Circulamos entre viñas y campos de cereales, girasoles en flor, desfiladeros, montañas, pequeños pueblos, huertos, helechos y prados rumbo al mar. Es un viaje entre sol y nubes, con algunas gotas de lluvia, como la vida. Me acuerdo de esos versos famosos de Jorge Manrique y apunto los ríos que cruzamos en el recorrido: Alhama, Ebro, Najerilla, Oña, Oca, Nela, Trueba, Cerneja, Calera, Ruahermosa, Cubón… Las vacas y la niebla nos indican que nos acercamos al norte. Vamos a despedir al tío Javier y por la ventanilla se cuelan recuerdos infantiles, fotos, nochebuenas, veranos, libros, rabas, el ‘paipo’ que nos regaló para saltar olas, imágenes de la playa de Canallave (nuestra preferida), la merluza que nos preparaba cuando íbamos de visita, los sobaos del desayuno, los quesos y anchoas de Santoña, conversaciones de cine y de historia, relatos de viajes, sardinas a la brasa, las vistas de la bahía. Ya huele a mar. Llegamos al final del viaje, convencidos de que merece la pena dejar atrás las prisas, salir de la autopista, no seguir siempre el camino más recto o el más fácil, cambiar la perspectiva, bajar la ventanilla y que entren los recuerdos, disfrutar de las carreteras secundarias.

Javier, aunque no te gustaran mucho los deportes, te cuento que hemos ganado la Eurocopa y que pronto empiezan los Juegos Olímpicos. Y te prometo que volveremos a bañarnos en Canallave.

(Puede consultar aquí todos los artículos publicados por Paula Figols en HERALDO)

Paula Figols es periodista y escritora

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