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Cartas al director de HERALDO: Que cada quien elija qué leer y a quién amar

Que cada quien elija qué leer y a quién amar
Que cada quien elija qué leer y a quién amar
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Que cada quien elija qué leer y a quién amar

Leer está de moda. Enamorarse, también. Son actividades inherentes al ser humano; necesarias. Leer es un acto de entrega y espera, es una muestra de fe y respeto hacia el autor y su historia. Enamorarse, ídem. 

En ocasiones nos atrae un libro por su ecléctica portada, al igual que lo hace el físico de aquel o aquella elegida. A veces elegimos un libro para toda la vida, con el que compartir el crecimiento y madurez, que quizá te impactó en la adolescencia y al que siempre recurres como lectura de cabecera. Tradicionales, los llaman. De otros se pone en duda su calidad literaria, pero para gustos los colores, ¿verdad? Hay libros de verano, amores fugaces de perpetuo recuerdo, de páginas arrugadas, de arena y olor a mar. Hay libros clásicos que responden a cánones de belleza universal y que, como perfectas esculturas renacentistas, llenan los manuales de perfección. También, libros que invitan a la reflexión, como un buen amante que despliega tu lado más íntimo y sensitivo. Y por supuesto, lecturas que no concluyes pero que el destino, o la sensatez, hace que les des una segunda e incluso tercera oportunidad. Amores de juventud no correspondidos que reaparecen con la senectud y entonces sí los saboreas. Los que amamos el acto de leer y su ritual reconocemos en él los ingredientes románticos propios de una buena historia de amor: pensar en el libro de manera perpetua, recordar el instante donde nos quedamos para no olvidar lo que sentimos o elegir el momento para saborear sus páginas. Que cada quien elija qué leer y a quién amar. Por una sempiterna y buena lectura.

María Horno Gabarain. ZARAGOZA

Protestar y contaminar

Eventos de la más variada índole tienen como denominador común algo que no hace más que deteriorar la calidad de vida e incrementar la contaminación del aire que respiramos. San Cristóbal, el acontecimiento más reciente, patrón de los camioneros; las protestas de los taxistas contra la competencia desleal de otros operadores; los agricultores cercando el palacio de la Aljafería por la desprotección de sus productos; las hogueras de San Juan rememorando ritos ancestrales… En definitiva, protestas, conmemoraciones, celebraciones, todo consiste en lanzar a la atmósfera CO2. Se nos llena la boca cuando hablamos de proteger el planeta, de sostenibilidad, de consumo responsable, de reducir el impacto del ser humano en el entorno, etc., pero a la hora de la verdad paseamos con cualquier pretexto taxis, camiones, tractores o hacemos grandes hogueras. En un momento en que los gobiernos tienen un afán desmedido por el control, ¿por qué no se toman medidas y se impide que con la menor excusa se contribuya al calentamiento global y al deterioro de la atmósfera.

Ángel Clos Gómez. ZARAGOZA

Esa práctica mirilla

Mirilla procede del diminutivo de mira. La mirilla en la puerta de casa la patentó Bonaventura Visconti en 1878 y es un elemento muy útil que proporciona seguridad y comodidad. No te puedes fiar de quien al otro lado de la puerta te cuente quién es o qué propósitos tiene al llamar, comprobar su aspecto es importante para franquear la puerta o no, a pesar de que las apariencias engañan. Hay personas que, aunque disponen de mirilla, no se molestan en mirar y abren la puerta sin más. Las mirillas han evolucionado y las hay con minicámaras que posibilitan la grabación de imágenes: mirillas de última generación, digitales, electrónicas. España tiene las mirillas más antiguas de Europa, mirillas para ver sin ser visto. Las mirillas en la Edad Media estaban en el techo de los soportales o, en su defecto, en el suelo de las casas de encima. El portero automático ha sustituido en buena parte el uso de la mirilla, pues se puede comprobar quién te visita antes de que entre en el edificio. El primer portero automático en España como lo conocemos hoy lo presentó una empresa en 1960. Una década después se popularizó para todo tipo de viviendas gracias a su precio asequible. Y en 1980, el primer videoportero, otro elemento que en muchos casos hizo innecesario un portero humano.

Antonio Nadal Pería. ZARAGOZA

Nexo de Unión, el euro

No hay nada que una más que el dinero. Y no vamos a decir nada de lo que nos une en la Unión Europea, UE, porque no queda mucho de esa U. Cada país tiene diferentes idiomas, diferente forma de vivir, diferente visión del futuro, diferente forma de afrontar la relación familiar y de trabajo, sueldos muy diferentes... Es decir, no nos parecemos en nada. Pero mira por dónde sí que nos une algo, el euro. ¿Por qué? Muy sencillo, cada país, a su manera, administra el dinero que sale de la maquinita para hacer lo que le da la real gana sin miedo a que le cierren el grifo, porque somos socios de una sociedad con poco control, con excesivo gasto, con demasiadas personas dedicadas a esa Unión por conveniencia, y nadie quiere ser menos que el otro. ¿Alguien cree que, por ejemplo, España va a pagar la deuda de ese billón seiscientos mil millones que debemos por un aquello de ‘tu gasta que alguien pagara’? Yo creo que no. Aquí seguimos con exceso de ministerios, de asesores, con diecisiete gobiernos barriendo cada uno para su casa y con muy poco control. A esa UE le falta mucha U y solo nos está quedando el nexo de unión de la fábrica de euros.

Adela Laborda Gavalda. ZARAGOZA

De luto con una sonrisa

El taxi y la familia del taxi estamos de luto. Se nos ha ido Jesús Gayán, un fenomenal presidente, un magnífico gestor y fundamentalmente una bellísima persona y excepcional amigo. Como tú decías, «en perder la vida, nos iremos para casa». Prematuramente, pero ya vas camino de casa. Pero que te conste que no te has ido del todo, que un gran pedazo de ti se ha quedado con nosotros. Cada vez que te recordamos nos viene una sonrisa, de las anécdotas y risas compartidas, de tus frases lapidarias y porque es improbable olvidar al "posiblemente el hombre más fuerte del mundo". Y ahora, ¿quién me va a decir ‘atontaao’ (alargando la a final) y matraco con tanto salero? Hasta eso voy a echar de menos. Bueno, Calamar, ahí donde estés vete preparándonos un sitio para cuando toque, porque, como te decía, yo, siempre en tu equipo. Hasta la próxima, Jesús, un abrazo muy fuerte. Descansa en paz.

Jesús Emilio González Moros. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

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