Opinión
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La Inquisición en el siglo XXI

Begoña Gómez sale en coche del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid tras suspenderse su comparecencia.
Begoña Gómez sale en coche del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid
Mariscal

Corría el verano del año 2009 y al Partido Popular, que penaba en la oposición, los escándalos le salían hasta por las orejas. Casi no había día en que no tronase en los medios alguna noticia relacionada con corrupciones, reales, imaginarias o medio pensionistas, de gentes del PP.

Grandes titulares, imágenes de detenidos, un río de acusaciones y sospechas. Tanto era el ruido que el flemático Mariano Rajoy tuvo que romper su sosiego vacacional para protestar. Y, respaldando a su secretaria general, María Dolores de Cospedal, reprochó al Gobierno de Rodríguez Zapatero haber desatado nada menos que a la Inquisición en contra de los populares. Por cierto que por entonces era fiscal general del Estado quien hoy preside el Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido. El espectro de aquel temible tribunal eclesiástico había al parecer regresado a la España del siglo XXI, si es que alguna vez desapareció. Y sigue entre nosotros. En estos tórridos días de 2024 son Pedro Sánchez y su entorno quienes se consideran víctimas de la Inquisición. José Félix Tezanos, sociólogo áulico, se duele de que el PP estaría usando en su contra mecanismos propios de la "Inquisición española". El PP ha propuesto en el Senado que una comisión investigue la gestión de Tezanos en el CIS. Entre tanto, hay voces del sanchismo que consideran que los jueces han abierto una "causa general" en contra de la esposa del presidente del Gobierno. Sánchez reacciona airado y compungido ante las acusaciones de las que es objeto su mujer, como si fuera la primera vez que un político o su entorno son investigados y que se exponen ante la opinión pública datos que hubieran preferido mantener en la penumbra. En fin, tal vez sea verdad que la Inquisición sigue vigente en España y nos quedaría entonces el consuelo de saber que se trata de una Inquisición transversal, que unas veces fustiga a la derecha y otras a la izquierda. O tal vez lo que ocurre, simplemente, es que a los políticos el escrutinio siempre les resulta incómodo.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Víctor Orcástegui en HERALDO)

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