Opinión
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Nueva época la misma

EFE

Bajo el nuevo signo de la época, que es el atentado a Trump y el nuevo icono: un hombre mayor buscando sus zapatos, levantando el puño tras el balazo en la oreja, sacando pecho tras el shock... y ya casi investido. 

El imperio renace en su propio jugo, la tradición de llevar armas de fuego... y usarlas a menudo. Todo ha cambiado, el jefe de bomberos muerto, otras víctimas, errores de manual, un chiflado de veinte años que destacaba en matemáticas, con el rifle semiautomático que compró su padre como el que compra una barra de pan o una batidora. Y las conspiraciones de rigor, ideales para el cine. El año iba tranquilo, con las mismas masacres del anterior, la inflación ya pa cutio y el covid mutando: todo normalizado, asumido, lo que vale una pieza de fruta, este voltio invisible, el maná de datos. Casi hay más pobres que tiendas, todos igual de contentos con la victoria de los Lamines y una nueva fraternidad de colores. En Aragón cayó medio gobierno pero todo sigue igual de regular gracias a Dios (Labordeta): la sanidad casi sin médicas, casi sin enfermeras... y muchas cosas temblando, pero bien; maravilla de la rutina democrática y europea, anhelo de millones de desesperados. Ante tantos ataques e insidias desde dentro y desde fuera la democracia se confirma en la práctica, en la estadística, como lo único que da de vivir, el sistema habitable con algo de humanidad. Con sus desmanes y chapuzas, aguanta. En Aragón se prolonga una situación extraña: se van los socios de gobierno pero se dejan algunos cargos, acaso olvidados o a la espera... por si deciden volver. Así, las Cortes, con una presidencia en falso, podría ser una institución ilegal o, peor aún, alegal. Ojo con eso.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Mariano Gistaín en HERALDO)

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