Esta mañana he buscado una noticia de la llegada del entrenador riojano Luis de la Fuente a Zaragoza en abril de 2023, cuando participó en unas jornadas en el Hotel Zentro que organizó el Comité Aragonés de Entrenadores para unos 300 técnicos aragoneses.

No hizo declaraciones y su paso fue "en silencio" porque llevaba en el cargo desde diciembre de 2022, tras haber sustituido a su antecesor, Luis Enrique, por el fracaso en el Mundial. Su revolución fue dejar buena parte del bloque de su antecesor e incorporar a un buen puñado de nuevos jugadores, a los que ya entrenó en las selecciones que llevó antes y ya ganó con ellos campeonatos, como hizo el domingo con la Eurocopa.

De la Fuente tuvo un estreno complicado porque venció en su primer partido oficial de clasificación para la Eurocopa ante Noruega, pero cedió en el segundo ante Escocia, lo que le generó bastantes críticas por la aparente falta de estilo propio en el juego. Las apariciones públicas de De la Fuente se midieron con cuentagotas, ya que no se quiso exponer en exceso su figura. Fueron muy contadas las entrevistas y apariciones públicas que tuvo y más después de la citada derrota ante Escocia.

Los escoceses se decantaron con España, el domingo pasado, en la final frente a Inglaterra por sus enfrentamientos históricos. El entrenador era otro muy distinto de cuando visitó Zaragoza. Mostró su "fe ciega" con la victoria que le llevó a hacer "catorce entrevistas con TVE" para lanzar sus mensajes positivos para los seguidores españoles. Apostó por sus jóvenes jugadores, entre los que resaltaron los inmigrantes extremos Lamine Yamal y Nico Williams. Y ganó... o ganamos. Ellos han sido el símbolo cultural de un equipo de fútbol que muestra una sociedad española de integración. Y eso se aplaude. 

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