Opinión
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Por
  • Miguel Caballú Albiac

Consenso por la nueva Torre Nueva

La parte superior de la Torre Nueva de Zaragoza, poco antes de su demolición.
La parte superior de la Torre Nueva de Zaragoza, poco antes de su demolición.
Heraldo.es

Es muy de agradecer la aportación que al debate sobre la construcción de la Nueva Torre Nueva (NTN, en la lengua actual de las siglas) han ofrecido desde la Tribuna de Heraldo cuatro reconocidas autoridades en el mundo del arte y patrimonio el pasado 2 de julio. 

Todo lo que signifique recordar la maravillosa identidad zaragozana erigida en ladrillo en el XVI y amputada de su solar en el XIX, es bueno para consolidar opiniones, porque en principio se reconoce su grandeza y puede comprenderse mejor el deseo de recuperarla.

Bienvenido el debate ciudadano. No queremos desde la antigua Asociación TN, generar ningún conflicto que se resuelva con perdedores y ganadores, (antiguos turricidas y turrófilos). Nos gustaría y así consta en nuestros extintos estatutos que ha de ser la sosegada opinión de los zaragozanos la que plantee el problema, que como todos los problemas se resuelven con soluciones. Queremos el posible consenso, libre de egos y posiciones intransigentes.

Las palabras también están sujetas a las implacables tendencias de la moda. Parece que consenso es la palabra que está ganando puntos en este verano. Hasta la Administración del Estado se pone las pilas con numerosas acciones en base a un documentado informe, ‘Consenso por una administración abierta’. Lo veremos en los próximos meses.

El consenso para construir la NTN es imprescindible para que el símbolo recupere su valor para la sociedad civil zaragozana. Para ello es imprescindible junto con las nuevas tecnologías constructivas y el entusiasta apoyo de la juventud, la captación del talento senior así como es recomendable alternar las visiones de presente radical, mirando más lejos, con razonables esperanzas de futuro. Para el consenso habrá que ceder.

Todas las ideas y opiniones defienden lo material o intangible de la TN. Creo que casi todo el mundo reconoce que fue el signo de identidad civil más relevante de Zaragoza durante casi 400 años (al menos), y que ¡ojalá! no se hubiese demolido. No es mal principio para deliberar.

Pero hace falta participación. No solo de eruditos en patrimonio artístico, ingenieros y arquitectos, sino de zaragozanos del ecosistema ciudadano, que consideren si se devuelve prestigio y singularidad a Zaragoza con la construcción de la NTN, o simplemente es un desvarío de románticos que quieren dejar huella. Por ello es muy importante para estimular la participación, generar transparencia en el proyecto, sus razones, sus bases iniciales y clarificando el deseo de la recuperación del monumento en ‘la ciudad de la torres’, y del honor en la tierra de ‘nobles aragoneses’.

Confiamos que de la participación y transparencia surgirá el consenso. Tanto la una como la otra han de apoyarse, si queremos que tenga amplio espectro, en la comunicación profesional, digital de máxima calidad que ofrezca herramientas y servicios fáciles de utilizar. La benéfica fundación Ingenio Azul, que lidera y financia el proyecto de NTN, tiene una gran trabajo. Dice Phil Night: "No es suficiente hacer cosas buenas. Es necesario que las personas sepan lo que estás haciendo".

Termino volviendo a las opiniones que comentaba al principio propugnando que antes hay muchos valiosos monumentos que salvar. Por supuesto que hay que salvar mucho patrimonio artístico en Aragón, para lo que se requiere voluntad, acciones de mecenazgo y aportación económica. Por supuesto que con el dinero que Amancio Ortega ha dedicado a donar a aparatos de alta tecnología a los hospitales españoles se podía dar de comer a miles de hambrientos de países en desarrollo… Lo uno no empece la segunda obligación.

Desde mi razonado optimismo, y con perdón, creo que los visitantes y turistas arremolinados en la Plaza San Felipe, al pie de la NTN, se quedarán con la boca abierta al mirar hacia arriba a los 80 m. de su chapitel. ¡Ni el Papamoscas de Burgos¡

Miguel Caballú Albiac fue presidente de la Asociación Amigos de la Torre Nueva

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