Opinión
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  • Toni Losantos

Retornados

Una calle de Perales del Alfambra.
Retornados
Jorge Escudero

No es tan distinto de la miniserie radiofónica de Onda Cero, esa veintena de terrícolas asentados en Marte que vuelven al lugar del que nunca debieron marcharse. Tras su paso por el destierro planetario –en el contexto, qué uso pleno del verbo ‘desterrar’–, nadie es quien fue.

Fracasaríamos si deseáramos establecer categorías. Hay desterrados para todos los gustos. Más allá de la nota erudita (José Gaos y los exiliados y transterrados en México tras la II República), el Teruel del XIX tuvo un ejemplo de desterrado tenaz, inasequible al desaliento: Víctor Pruneda (1809-1882, pronto hará 142 años de su óbito), a quien confinaron y regresó una y otra vez, más firme si cabe en sus propósitos. Lo desterraron incluso a Canarias (¡pero 120 años antes que a Unamuno!) y de allí volvió con un libro bajo el brazo. Republicano y federalista, Pruneda en verdad era gallego, pero la telaraña del azar lo atrapó en Teruel. Donde sigue, a pesar de tanta ingratitud. Retornado y enterrado.

Ay, la madeja de la cultureta, de la que, fíjate, no se libra ni este Teruel del quiero y no puedo, con sus profetas y sus estandartes, sus voces, sus rostros, sus firmas. En fin, conste que ahora solo pretendo hablar de quienes partieron con alguna ilusión, almas dolientes que dejaron las masadas, la pétrea supervivencia, la vida estéril. En rigor –y en pura lógica– nunca volvieron.

Porque después ya no eran los mismos, ya no. Tras la gran diáspora de los sesenta, volvían en los setenta a lomos de la jactancia y de la culpa, diabólico dilema. Con el utilitario recién adquirido y la pana y la boina recién desterradas, si se me permite la expresión. Algo inconfesable les había pasado a estos retornados, como en la serie de marras, pues toda vivencia humana deja una huella, un rastro. Más allá del oxígeno y de la gravedad, nuestra existencia, nuestro afán, contamina los propósitos. Nos retroalimenta: somos una acumulación de manchas, sombras, deudas.

Hoy los retornados son los hijos y los nietos. Retornados a tiempo parcial. Urbanitas de paso por los yermos que un día lo fueron todo: la verdad y la vida.

Toni Losantos es profesor de instituto en Teruel

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