Opinión
Suscríbete
Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Gerontocracia en Estados Unidos

June 27, 2024, Atlanta, Georgia, USA [[[EP]]]
Gerontocracia en Estados Unidos
Will Lanzoni / Zuma Press / ContactoPhoto

Gerontocracia en Estados Unidos

Los Estados Unidos, el país más importante del mundo, está en proceso de elecciones. Todo lógico en cualquier práctica democrática. También necesaria. El matiz viene cuando a presidentes se presentan dos personajes octogenarios. 

La edad no debería ser un inconveniente en la vida, pero en este caso es un dislate. Ambos candidatos, entre otros, se reparten los honores de populistas, de confusión y senectud. De insultos y mentiras, no reniegan. ¿Qué ocurre? ¿Cómo Estados Unidos, poderoso y dominante, puede quedar expuesto a una gerontocracia? Es increíble que el país mas determinante y capaz en todos los ámbitos de la vida, no haya encontrado/propuesto a otros líderes más y mejor preparados. Y con ello, mejor capacitados para dirigirlo. Cada uno de nosotros piensa y cree, que su plenitud personal se desarrolla antes de la cuarta edad (los 80). Después de la tercera, nos acompaña nuestra propia decadencia, tan evidente como inevitable. En el primer debate, ambos líderes, manifestaron demasiado populismo, mentiras, olvidos y bloqueos. ¿Están capacitados (ambos) para decidir un programa belicista o una posible decisión de carácter nuclear? La llave la tendrán. Entre pesadilla y pánico solo hay un error. Sea cual sea el resultado de las elecciones, cuando menos, será inquietante. Sobran los motivos. Dueños del poder y del liderazgo mundial, al menos en política, hoy en día, no pueden darnos lecciones. Todavía queda tiempo y razones para que, ciudadanos tan débiles y difíciles como Trump y Biden, sean relevados.

No es difícil.

Jesús Añaños Vinue. ZARAGOZA

Qué soy yo

Estamos en una época de etiquetas personales donde, por juicios ajenos, se nos ubica en algún grupo social, bien sea por nuestra manera de ser, nuestras ideas, aspecto físico o cualquier otra cuestión que a alguien se le ocurra. Entre tantos, destaca actualmente por su importancia, sencillez y radicalidad el que divide a los humanos en dos clases: los conservadores y los progresistas. En el fondo no se sabe muy bien el porqué. En nuestra realidad, partimos de la base de que todos somos iguales, porque todos somos personas, qué palabra tan hermosa, y tenemos unánimemente reconocidos los mismos derechos con aplauso universal. En la teoría, así es, pero en la práctica la cuestión es muy diferente. Alguien, no se sabe quién, se atribuye esa autoridad calificadora y nos carga una etiqueta de la que será difícil desprenderse. Cualquier tema que tratemos o acción que realicemos será aromatizada con alguna de las dos esencias radicales. Se nos convertirá en una especie de momias parlantes que no podemos salirnos del camino por el que se nos encarrila. De nada nos servirá eso tan humano que es pensar, reflexionar, analizarnos, corregir decisiones o cambiar de opinión. No se esfuercen, es inútil. Podrán decir una cosa y otra diferente y no pasará nada, no se les desclasificará. Se nos ha revestido uniformados con alguno de los dos colores oficiales y estamos encastrados en esa segunda piel que nos determina. ¿Cambiará esta situación? Difícil será, pero deberíamos intentarlo porque la dignidad de ser ‘persona’ nos lo concede y exige. Por favor, no nos califiquen ni nos clasifiquen, simplemente escúchennos, habría que decir. Quizá deberían empezar quienes la sociedad admite que nos juzguen: los jueces. No parece admisible que se les incluya en uno de los dos grupos mencionados y al unísono no lo rechacen. Sería bueno que se presentaran como lo que son: jueces.

Francisco Alos Barduzal. ZARAGOZA

Protagonistas, los niños

Querría introducir mi carta con dos imágenes muy diferentes y lejanas en el tiempo más de 200 años que la mayoría podemos visualizar mentalmente. Una la encontramos en las calles de Zaragoza, puede ser en las marquesinas del autobús, y refleja la carita de una niña morena y fundamentalmente ‘triste’, acompañada de una frase : ‘Miedo a la nevera vacía’. La otra, son los niños protagonistas en los cuadros de nuestro pintor aragonés Goya, de edades entre 2 y 13 años. Son escenas que están ambientadas en Italia y también en nuestra ciudad. En ellas se advierte una crítica de la realidad social y política de aquel momento, así como la preocupación de Goya por la situación y posibilidades de los niños más humildes. Estas imágenes las podemos visualizar visitando el Museo Goya o en este periódico que acoge nuestras inquietudes. Y la gran inquietud es darnos cuenta que el periodo vacacional es muy diverso para los niños, según sea la capa social que los acoge. Posiblemente, sea una constante de los tiempos pasados, actuales y venideros..., pero con tantos años de progreso y de mejora en el bienestar social, es muy duro encontrarte cada mañana con el mensaje del póster anteriormente indicado, resumido en cinco palabras: ‘Miedo a la nevera vacía’.

María Luisa Alonso Alcalá. ZARAGOZA

A vueltas con el quiosco

Discúlpenme, pero una vez visto el proyecto que el Ayuntamiento tiene para el quiosco de la música del parque de la Aljafería, sigo reafirmándome en que no se debe derribar dicho elemento. Me explicaré: si el problema es el mal estado de la cubierta, con el precio de derribarlo se podría sustituir por una nueva; sobre que la nueva cubierta verde ayudaría a integrarlo en el paisaje, hay que tener muy poca visión de conjunto. La cubierta verde es porque iría en ese color –el actual ya la tiene– o porque tendría plantas en superficie como las marquesinas del tranvía. ¿Alguien sabe dónde están? Y si, ademas, van instaladas placas solares para alimentar eficazmente toda esa parafernalia de vaporizadores, juegos de luz, etc., donde queda sitio para todo. El redactado con que el arquitecto Ignacio Grávalos busca crear una «relación dialéctica con el paisaje natural circundante», ¿podría explicármelo mejor, por favor?, no lo pillo. El espacio circundante es el palacio de la Aljafería, segunda mitad del siglo XI, y a mí el diseño me parece más una estación de servicio. Sin pretender menospreciar el diseño de Grávalos, solo considero que no encaja ahí. ¿Usted ha visto el enclave? Yo sigo en mis trece, como el Papa Luna, el quiosco solo necesita reparación y mantenimiento, no derribarlo.

Antonio Márquez Gasca. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

(Puede consultar aquí todas las cartas al director publicadas en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión