En Aragón hay 9,8 psiquiatras y 5,5 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, unas cifras que quedan muy lejos de la ratio media de la UE, que se sitúa en 18 en ambos casos. 

Para acercarse al nivel deseable para atender la alta demanda de trastornos graves de salud mental detectados en la Comunidad sería necesario casi duplicar la plantilla, en el primer caso, e incluso triplicarla, en el segundo. Urge adoptar medidas porque, hoy por hoy, la red sanitaria no está en condiciones de dar una respuesta satisfactoria al repunte de necesidades de salud mental que vive la sociedad aragonesa.

Numerosos estudios científicos vienen demostrando que en los últimos años se está registrando un notable incremento en la demanda de atención urgente por crisis de angustia, trastornos de ansiedad y depresión e intentos de suicidio tanto entre adultos como entre jóvenes y adolescentes. Existen problemas de fondo que la sociedad debe abordar para descubrir las razones del creciente malestar psicológico de no pocos ciudadanos. Pero mientras se abordan estas causas profundas, es imprescindible ampliar los servicios de salud mental para asegurar una atención rápida y de calidad que evite el agravamiento de las crisis de ansiedad o las depresiones por falta de atención y acaben convertidas en patologías crónicas o, lo que es peor, en muertes por suicidio que podrían haberse evitado.

Las Administraciones deben escuchar a los especialistas y actuar. Una atención médica con mucho retraso, el desproporcionado peso de los tratamientos farmacológicos, la falta de psicoterapia y un insuficiente seguimiento periódico aumenta el riesgo y puede conducir a un agravamiento de las dolencias. La salud mental es uno de los grandes retos que tiene en la actualidad nuestro sistema sanitario.