Pagar dos veces
Perplejo mantiene incólume su capacidad de asombro, aunque a veces cueste lo suyo. Los privatizadores llegan al gobierno, desmantelan con recortes un servicio público que ha costado años levantar, alimentan con ese recorte un servicio privado y lo ofrecen como alternativa segura -de pago, eso sí-.
Es como cuando rescatamos a la banca en 2009 con 60.000 millones de euros de dinero público de los que solo devolvieron el 10% ¿Lo habían olvidado? Lo bueno de este proceder es que el ciudadano paga dos veces y, según parece, lo hace encantado de la vida: para levantar el sistema público y para malvenderlo al privado. Este verano estamos viviendo los recortes al sistema público de educación (alrededor de 500 profesores menos en Aragón) y a las Zonas Jóvenes que alimentan el ocio de los chicos y chicas de barrio, mientras se inyectan 112 millones a la red privada en dos años. Al final, la que paga dos veces es la España que madruga (dícese de la que no tiene asesor financiero); mientras tanto, la España que se lucra, esa que vive de rascar el bolsillo del sector público, clama contra los impuestos, pero no los de todos: los suyos, los de sucesiones, patrimonio, etc. Sabemos que la estrategia de recortar en escuela es cortoplacista: EE. UU. creció tanto tras la Guerra de Secesión -lean a Piketty- porque invirtió en educación, escolarizando al 90% de sus criaturas, mientras Europa solo llegaba al 20%. La jugada es abaratar lo público para tasarlo a la baja, porque ellos, sépalo usted, ahora representan al vendedor y al comprador. Y si no, fíjese dónde se colocan cuando dejan la política.
Jorge Sanz Barajas es escritor y profesor
