Vox apuesta por la desestabilización
Vox ha consumado su ruptura con el PP en el Ejecutivo de Aragón y en las otras cuatro comunidades donde gobernaban conjuntamente. La excusa es el acuerdo para continuar con el reparto de menores inmigrantes por toda la Península. El partido de Santiago Abascal apuesta así por seguir adelante en su deriva radical, aunque sea a costa de desestabilizar media docena de gobiernos autonómicos, si se suma Baleares. A partir de ahora, Jorge Azcón se verá obligado a pactar leyes y actuaciones con todas las fuerzas parlamentarias, pero a cambio gana en coherencia política y se libra de unos socios desleales que siempre le han presionado para aplicar un programa extremista
El presidente Azcón va a evitar cualquier vacío de poder nombrando sustitutos en cuanto el vicepresidente Nolasco y el consejero Samper hagan efectivas sus dimisiones, junto a otros altos cargos. El líder del PP en Aragón tiene ahora las manos libres para ahormar un Gobierno más congruente y sólido, sin la obligación de soportar la losa de las ‘cuotas’ de la extrema derecha. Para blindar la continuidad de su Ejecutivo cuenta, además, con unos presupuestos autonómicos en vigor.
En menos de un año de compartir el Pignatelli, el PP y Vox han chocado por la inmigración, la violencia de género, las protestas de los agricultores o la política del agua. Ahora, el partido de Abascal, presionado por la irrupción de Se Acabó La Fiesta, rompe abruptamente sus pactos y antepone sus intereses a la institucionalidad y la estabilidad de Aragón. Lo mismo ocurre en Castilla y León, Murcia, Extremadura y Comunidad Valenciana. Con los últimos pasos dados en Aragón, España y Europa, la formación de Abascal se desdibuja en una deriva iliberal y antipolítica.
