Un debate sofocante y de alto voltaje

Acalorado va a ser el Debate sobre el estado de Zaragoza, y no solo por los 40 grados a la sombra que se esperan en uno de los días más sofocantes del verano. La tensión está en el aire, y cuando se lanza un órdago a la grande es mejor contener la respiración. Una ruptura PP-Vox tendría efectos colaterales. También en Zaragoza, donde implicaría un cambio de gestión. Hasta ahora, el equipo que lidera Natalia Chueca ha mirado solo a su derecha. Con Vox pactó los presupuestos, las ordenanzas y hasta la salvación del nuevo estadio. Pero

los populares gobiernan la capital aragonesa en minoría y, si Vox se aleja, tendrán que tender puentes a su izquierda. Y llegar a acuerdos se antoja complicado.

La única ventaja que tiene la política municipal frente a la ideológica política autonómica es que resulta mucho más pragmática. Votar ‘sí’ o ‘no’ tiene consecuencias directas. La falta de acuerdo a la hora de aprobar unas ordenanzas puede paralizar la ciudad. Y la actividad no cesa: los vecinos necesitan autobuses, tranvía, escuelas infantiles, ayudas sociales... Si no hay proyecto económico, ¿con qué paga?

Las divergencias se pueden dar al diseñar el modelo de ciudad. La alcaldesa Natalia Chueca dará a conocer el suyo esta misma mañana, en el Debate sobre el estado de Zaragoza. Con la nueva Romareda en marcha, a la quinta y tras 23 años de rifirrafes políticos, el foco se situará en las nuevas reformas de calles, la estrategia de promoción de la capital y el proyecto estrella para el próximo año, que será su apuesta personal.

En su estreno en el debate, de Chueca se espera una rendición de cuentas al estilo empresarial. Con más contenido económico que político, con muchas cuentas y pocos cuentos. Hacer balance de la gestión será sencillo. Lo complejo será la confrontación con los portavoces de la oposición, que se centrarán en sacar a la alcaldesa de su zona de confort