Opinión
Suscríbete

Vacaciones para pensar

Vacaciones para pensar
Vacaciones para pensar
POL

Como siempre, llega el verano y con él un tiempo vacacional ganado y merecido para la mayoría, aunque bien sé que existen muchos miles de trabajadores que empiezan, precisamente ahora, su época laboral más dura. No quiero olvidarlos, máxime sabiendo que este verano estaré en un lugar de ocio donde espero recibir un buen servicio.

Nuestro país ha pasado por un año de efervescencia política sin parangón anterior. Esto lo hemos dicho muchas veces, pero ahora ha sido innegablemente cierto. No es solo el cansancio ciudadano que producen las múltiples convocatorias electorales, es la proliferación de discursos maximalistas y tremendistas que hemos escuchado. ¡Quién nos iba a decir a nosotros que, tras cuarenta años sin posibilidad de hablar de política ni de elegir libremente a nadie, estaríamos agotados del tema! Por eso creo que estas vacaciones van a ser más que bien recibidas por una gran mayoría de los españoles.

Necesitamos calmarnos, hablar de nuestras diferencias, retomar el diálogo, aunque tengamos posiciones muy diferentes. Solo juntos podemos avanzar

Debe llegar otro tiempo. Calmarse, hablar de las diferencias, retomar el diálogo, que es lo que hacemos cuando nos enfrentamos a posiciones enquistadas en cualquier debate o discusión. Actuar sin el convencimiento de que solo juntos podemos avanzar es propio de chiquillos mimados. Los gobernantes, los políticos, los medios de comunicación y todo el que expresa su opinión públicamente y goza de cierto predicamento están, estamos, obligados a ello. ¿Acaso no está demostrado que no tiene más razón quien más grita? No sé de fisiología, pero tengo claro que cuando se hinchan las venas del cuello, y se enrojece el rostro, se produce sordera. ¿No nos ha convencido la historia de que es más fácil generar movilizaciones de apoyo inquebrantable a los líderes que hacer propuestas constructivas e inteligentes? ¿Qué tiene que ocurrir para ver con diáfana claridad que el enemigo de mi enemigo no es mi amigo? Y, para terminar, ¿cuándo seremos capaces de reconocer que en una democracia hay adversarios, no enemigos?

Nos hacen falta las vacaciones. No necesitamos ni más bulos ni más casos de presuntas corrupciones, que luego devienen en nada, ni más historias cuyo único fin es destruir. El maximalismo y la hipérbole solo sirven para aquellos que quieren que no pensemos y que compremos sus discursos simplistas que, casi siempre, son falsos por parciales y sesgados.

Deberíamos aprovechar las vacaciones estivales para comenzar a cambiar nuestras actitudes

Seamos políticamente correctos y aceptemos que las reglas del juego son admitir que hoy hemos elegido a unos para gobernar, y que esas mismas reglas sirven para que mañana podamos optar por otros. Todo lo demás es esconder el viejo y antidemocrático pensamiento de que ‘o mando yo, o rompo la baraja’. Algo propio de niños malcriados.

Pero tomarse un descanso para reflexionar no es aprovechar la campana, como hacen los boxeadores noqueados cuando van a su rincón a tomar aire para seguir la pelea un asalto más. Aprovechemos estas vacaciones para ir un rato al rincón, pero el de pensar. 

Ana Isabel Elduque es catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Zaragoza y decana del Colegio Oficial

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Ana Isabel Elduque en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión