Opinión
Suscríbete
Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: El mal ejemplo de los parlamentarios

Yolanda Díaz se dirige a Pedro Sánchez y María Jesús Montero en la bancada del Gobierno ESPAÑA CONGRESO CONTROL
Yolanda Díaz se dirige a Pedro Sánchez y María Jesús Montero en la bancada del Gobierno ESPAÑA CONGRESO CONTROL
Efe

El mal ejemplo de los parlamentarios

Solemos dedicar profundos escritos a temas que personalmente nos preocupan y por el contrario ignoramos otros de gran importancia. Tal es el caso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, soslayada habitualmente, qué vergüenza, en el mundo político. 

Basta leer sus dos primeros artículos para comprenderlo. "Todos los seres humanos nacen iguales en dignidad… y deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". Y "toda persona tiene los derechos y libertades… de esta Declaración… sin distinción alguna de raza, color, sexo… opinión política…". No creo necesaria una profunda comparación con lo que habitualmente apreciamos en las señorías parlamentarias que dicen representarnos, para concluir que son un escándalo bastantes de sus confrontaciones. Tales señorías parecen mucho más interesadas en encontrar retorcidas palabras que denigren a su oponente, en medio de un lenguaje vacuo. Se crean adjetivos y etiquetas que tratan de construir una imagen negativa y simplista del otro. Tal actitud no deja de ser una muestra de incultura política en nuestros profesionales parlamentarios, que deberían ser ejemplo en lo suyo, además de una vulneración de los referidos derechos humanos. La palabra ‘profesión’ tiene algo que ver con profesor, pero en bastantes personajes actuales no encaja. Todo esto ensombrece el panorama colectivo. Siempre esperamos que unas elecciones aclaren problemas, pero en las últimas no ha sido así sino todo lo contrario. No estaría de más que, de vez en cuando, releyéramos estos derechos que a todos nos protegen… incluso a nuestros oponentes.

Francisco Alós Barduzal. ZARAGOZA

Los iconos de la Expo 2008

Han pasado 16 años desde que Zaragoza durante unos meses llegó a ser referente mundial. Sus icónicos edificios y un entorno lleno de vida fueron visitados por mandatarios de gobiernos, grandes de la música, el arte y la cultura de medio mundo. Ese logro no hubiera sido posible sin la unión y el entusiasmo de todos. Pero el tiempo ha ido pasando, también diferentes gobiernos, y al final parte de ese maravilloso legado, abandonado y sin mantenimiento, se ha ido deteriorando. Pero la llegada de nuevas empresas a la ciudad va a dar vida a lo que ha estado muerto, más allá del gran parque empresarial, juzgados, pabellón Puente y palacio de Congresos. A la espera, inquilinos para los llamados ‘cacahuetes’, la Torre del Agua, junto con el vandalizado Pabellón de Aragón, se pretende que sean el faro de la logística, cada día más presente en nuestro territorio, la energía y el agua, así como el pabellón de España, centro del talento. También su entorno, donde el banco que bordea el frente fluvial luce oxidado y las piedras levantadas, obras de arte deterioradas... Doloroso esqueleto que forman el canal de aguas bravas, la hípica, un centro termal y ahora las playas. Cabe esperar que el entusiasmo de quienes ayer supieron hacer de una ciudad grande una gran ciudad no se vaya diluyendo como azucarillo en un café.

Daniel Gallardo Marín. GARRAPINILLOS (ZARAGOZA)

¿Cómo es nuestro trabajo?

Que el trabajo dignifica a las personas es sabido, pero hay un trasiego de gente que va y viene de una ocupación a otra, hasta que encuentran la que más se acomoda a ellos, aunque muchas veces nos vemos obligados a trabajar en aquello que no era nuestro sueño de juventud. Sin embargo, observo frecuentemente que buenos trabajadores y compañeros, hartos de ver cómo a pesar de su buena labor no son reconocidos, optan por cambiar de oficio. El buen cumplidor, si de verdad quiere y tiene interés en trabajar, lo hace. Por otro lado, está ese grupo de personas que simplemente llegan a su puesto, dejan pasar las horas y realizan cada vez menos tareas de su competencia. Además de estar bien vistos, tienen la suerte de que trabajando menos de la mitad cobran lo mismo que sus compañeros. Es irritante, no porque ellos no cumplen con su obligación, que ya les vale, sino porque quienes sí lo hacen, además de sus funciones, deben realizar las que los vagos no cumplen, porque la faena debe salir, sí o sí. ¿Qué hace Recursos Humanos ante esta lacra? Un buen reconocimiento hacia sus buenos colaboradores sería incrementar su salario. Quien se lo merezca que lo cobre. Quizá esta media abriría una pequeña puerta hacia la incentivación y provocaría ciertas ganas de mejorar el día a día de los numerosos zánganos que nos rodean. Sabemos que no se puede despedir a una persona por incompetente si lleva demasiado tiempo en el puesto. En realidad, son listos, durante el periodo de prueba, todo son ganas e interés por cumplir con la labor de cada uno. Pero una vez pasado ese tiempo, comienza la trama, hoy hago menos mañana otro poquito menos y así sucesivamente. Quizá el equipo de contratación debería informarse bien de los antecedentes de sus entrevistados, y una vez haya comenzado su labor, preguntar a compañeros y responsables, antes de dar el sí definitivo. Lo realmente delicado es que cuanto mejor es el trabajador, menos reconocido está.

Josefina Palos Bernad. ZARAGOZA

Ya estamos en verano

El verano es una estación de luz, se alarga el día y parece que se tiene más tiempo para hacer más cosas. A veces, el calor excesivo no nos deja salir a la calle en las horas más fuertes. Y en casa sin aire acondicionado se nos pone también difícil el estar cómodos. Nos dicen los médicos que hay que beber bastante agua todos los días para no deshidratarnos. El verano para los que no nos gusta mucho es una trampa de la naturaleza que nos cuestiona el equilibrio del bienestar. Se vincula con el optimismo, la alegría, las fiestas, actividades al aire libre, agradables paseos y muchas emociones. Todas las estaciones tienen sus pros y contras, como todo en la vida. Nada es perfecto y siempre hay algún deseo esperanzador y futurible para alcanzar la verdadera felicidad. El sosiego exterior y la paz interior calman los posibles enfados diarios que se producen por nuestras necedades y algunas frustraciones. El verano no solo es para las bicicletas, piscinas, playas, montaña y esos pueblos de infancia de los niños y los mayores que se llenan en los días de sus patronos. También es un tiempo de lectura, reflexión y cultura que nos hace estar menos solos y desarrollar nuestra mente. ¡Ojalá nos coja a todos con la ilusión y satisfacción de poder ganar algunos trofeos en los Juegos Olímpicos de París este verano!

Menchu Gil Ciria. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas. cartas@heraldo.es

(Puede consultar aquí todas las cartas al director publicadas en HERALDO)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión