Opinión
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Problemas de agenda

El rey Felipe VI visita Letona y es recibido con honores militares.
El rey Felipe VI visita Letona y es recibido con honores militares.
TOMS KALNINS

Su Majestad el Rey de España, don Felipe VI, ha viajado en viaje de Estado a las repúblicas bálticas sin la compañía de un ministro del Gobierno, situación que se viene produciendo últimamente en alguna otra ocasión. 

No tengo clara, o desconozco, la normativa, si la hay, de cómo han de funcionar los viajes de los reyes de España, que siempre son conocidos, previstos y autorizados por el Gobierno, pero si la costumbre es una fuente del derecho y los antecedentes son cuestiones que son muy tenidas en cuenta a la hora de establecer los protocolos del Estado, no cabe duda de que lo procedente es que el Rey esté acompañado en sus viajes por esa figura conocida como ‘ministro de jornada’, como así ha sucedido en los últimos cincuenta años. Además, la Constitución prescribe que "los actos del Rey requieren el refrendo del gobierno". Por eso extraña lo que ha sucedido ahora, cuando la visita se produce en los mismos límites fronterizos de la OTAN con la Rusia de Putin. Siquiera simbólicamente un gobierno de un país de la OTAN como es España debiera estar presente en una situación como la que supone este viaje para dejar muy claros su posición y su compromiso.

Aunque Margarita Robles se unió al viaje en su última etapa, lo cierto es que el Gobierno ha dejado solo al Rey en su visita a las tropas españolas en los países bálticos

De entre esta peña de 22 ministros que tratan de gobernar esta nación hay dos que especialmente estaban llamados a acompañar a Su Majestad por la naturaleza del viaje y la responsabilidad de sus carteras: el ministro de Asuntos Exteriores, señor Albares, y la ministra de Defensa, la señora Robles. Ambos han alegado para ausentarse y escaquearse de algo que no les debe de gustar "problemas de agenda". Infantil y preocupante excusa, pues no es de recibo que un Gobierno que monitorea un viaje real no tenga en cuenta detalles como quién ha de acompañar al Rey y no sea capaz de coordinar las agendas de los ministros, cuando, además, estos viajes se prevén con suficiente antelación.

Otra cosa es pensar que en el Gobierno no se aclaran y desconocen que además de los dos susodichos hay otro montón de ministros (y ministras) que podrían ocupar perfectamente la injustificada vacante que dejan los dos principales aludidos. A no ser que intencionadamente quieran hacerle un feo al monarca español haciéndole jugar un papel que a quien deja de verdad en mal lugar es a España y a su imagen.

Una situación anómala y que no tiene justificación, por más que se aleguen pueriles ‘problemas de agenda’

Preocupante excusa de mal pagador, cuando además los motivos alegados tienen solución: ahí están los aviones que te llevan de Luxemburgo a Tallin o a Riga en poco más de dos horas, y el domingo 23, día del viaje del Rey, todos los ministros estaban de holganza, sin agenda. Y la señora Robles, quizá ligeramente avergonzada por esa "anomalía" que advirtió ‘El País’, se incorporaría en las últimas horas del viaje real, así como para disimular. Y olvidando lo que la Constitución establece sobre el refrendo a los actos del Rey. O sea, que hay que estar ahí.

¡Qué barbaridad, qué ocupados están nuestros ministros y nuestras ministras! Lo que no sé bien si es que tienen una elevada carga de trabajo o dedican mucho de su tiempo a hacer política extemporánea y a maquinar cómo siguen manejando y haciendo luz de gas a la sociedad española.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por José Luis de Arce en HERALDO)

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