Opinión
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  • Jesús Soria Caro

La voz que es paisaje

Rosendo Tello en un homenaje que recibió en el Museo Pablo Serrano.
Rosendo Tello en un homenaje que recibió en el Museo Pablo Serrano.
Guillermo Mestre.

Rosendo Tello es el gran vate de Aragón. Transfigura lo vivido en bellas imágenes poéticas que crean universos sublimes en la mente del lector, que arroban por su cadencia, por la música de sus sueños. Hay en su obra ciertas concomitancias con la de Dylan Thomas; al igual que nuestro creador de Letux, ambos estaban dotados de un magistral sentido del ritmo, y en sendos autores parte de su obra está dedicada a sus progenitores. 

El poeta anglosajón compuso ‘No entres dócil en esa buena noche’ dedicado a su padre moribundo. Cwmdonkin Drive (su hogar en Swansea) o una caseta cerca del estuario de Laugharne, eran los lugares donde el poeta galés buscaba transmutar en belleza lírica la emoción que sugiere el paisaje, sentir el rapto de lo sublime con el que despertar su voz poética para componer versos o pasajes dramáticos. En la obra de Tello, además de algunos poemas dedicados a sus progenitores, el paisaje de Aragón contiene la luz de lo vivido, que fue parte del amor hacia los padres, es también este cromatismo de su mundo interior del recuerdo, el material con el que pinta, en la imaginación de los lectores, la poesía de aquellos momentos eternos. Su proceso es el mismo que el del artista que toma arcilla, tierra, para mezclarlas con otros pigmentos naturales y con cromatismos artificiales. Tello usa como materia de su ‘retrato’ todo aquello que formó parte de ese tiempo y lo mezcla con las gamas cromáticas de la nostalgia. Lo más hermoso es que el artista no sea solo el pintor sino también el paisaje, en este caso el de Aragón, sea no sólo el ojo, sino también lo mirado: "Y ser en llano piel de luz rendida / cuerpo mío mi tierra / voz de arcilla que vuela". Rosendo, ‘la voz de Aragón’, queda en los versos hermosos de nuestro himno que compuso junto a Vilas, Guinda e Ildefonso Manuel Gil: "Desde las blancas cimas donde duerme la nieve / hasta los llanos rojos que mece el aire azul / un claro cielo enciende, con la frente en el agua, / sus coronas radiantes de luz. / Abramos las ventanas, que cante la noche, / y al ritmo de la vida, en rueda de amor, / se estrecharán las almas, cogidas de la aurora".

Jesús Soria Caro es poeta, profesor de Secundaria y doctor en Teoría de la Literatura

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