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  • Fernando Camps Juan

El Matarraña, ante la sequía

El Matarraña, ante la sequía
El Matarraña, ante la sequía
Heraldo

La situación histórica en la cuenca del Matarraña y afluentes ha tenido en su conjunto un déficit importante en la regulación de los recursos hídricos naturales para garantizar una demanda de los consumos básicos de la población: abastecimientos, actividades agrarias, turismo y actividades industriales. 

Esta falta de recursos hídricos, se ve acuciada en momentos como la sequía que en la actualidad sufre esta zona de Aragón, influida de forma significativa por la falta de lluvias. Cabe recordar que cuando hablamos de la cuenca del Matarraña no sólo hablamos de este río, sino también del Algars y el Tastavins, que no cuentan con ninguna regulación.

La comarca del Matarraña ha sido pionera en toda España en el enfoque de esta situación de déficit de regulación. El acuerdo social ha sido la piedra angular del mismo. El llegar al entendimiento entre los diferentes actores integrados en esta sociedad: agricultores, organizaciones ambientales, administraciones locales, organizaciones sociales, etc., ha sido la semilla para alcanzar unos acuerdos realmente históricos en este entorno.

Fruto de ese diálogo, de ese consenso por parte de la cuenca, son los Acuerdos de Fabara de 3 de noviembre de 1999. De los Acuerdos de Fabara se realizan las dos balsas de las que en este momento disponemos en el río Matarraña: la balsa de José María Puyol-Valcomuna y la balsa de la Trapa.

Es necesario que se aborde cuanto antes la ejecución de las balsas previstas en la cuenca del Matarraña para paliar la carencia de agua que sufre la comarca

Conscientes de que estas dos balsas no son una solución para la cuenca y en busca de las garantías que consideramos necesarias, surge el tan anhelado ‘Dictamen sobre el río Matarraña’ o ‘Dictamen de la Fresneda’ de 4 de abril de 2006, donde se plantea cómo necesitamos y queremos que sea esta cuenca, con tres principios fundamentales:

1.- Reconocer el diálogo y los acuerdos sociales como método para la resolución de los conflictos en la gestión y uso del agua.

2.- Reconocer y mantener el gran valor ecológico del río Matarraña y sus afluentes.

3.- Consensuar obras de regulación que cubran las necesidades presentes y futuras del Matarraña y sus afluentes.

Por este acuerdo, se trata de desarrollar la regulación en la parte media alta del cauce del Matarraña, la regulación de la cuenca del Tastavins y la implantación de la regulación en el río Algars. Las balsas laterales que corresponden a la solución en cada una de las zonas son: la balsa de Val de La Figuera, de 3 hm3; la balsa de Comellares, de 2,64 hm3, y la balsa de Planserrats, de 1 hm3.

Estas obras ya se encontraban incluidas en el Pacto del Agua de Aragón y tras aprobación del Real Decreto 35/2023, de 24 de enero, por el que se aprueba la revisión de los planes hidrológicos de las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Occidental, Guadalquivir, Ceuta, Melilla, Segura y Júcar y de la parte española de las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Oriental, Miño Sil, Duero, Tajo, Guadiana y Ebro. Pero las mismas fueron excluidas.

La verdadera realidad de la cuenca del Matarraña es que, a pesar de ser capaces de ponerse de acuerdo, de que haya un consenso total en la cuenca en torno al agua, no se ve ninguna realidad. Cabe recordar que en la cuenca de los ríos Algars y Tastavins no hay regulación alguna. En estos momentos en estas cuencas no hay agua ni para boca. Una situación totalmente insostenible e inadmisible.

A veces se nos acusa a los ayuntamientos de hacer un mal uso del agua, porque, teniendo en cuenta que nuestras poblaciones no disponen de prácticamente ningún tipo de industria que requiera un gran consumo de agua, hay personas que afirman que no es normal que municipios, por poner un ejemplo, gasten 250.000 litros diarios con 550 habitantes. Esta gente que opina, a veces cuando ven que salen estos problemas en prensa, no saben que las industrias en nuestros municipios son las explotaciones ganaderas y que, asimismo, hay alguna empresa con muchos puestos de trabajo que dependen también de ellas.

Hay mucha gente del territorio que vive de estas explotaciones y a mí se me caería la cara de vergüenza de decir que "se les tendría que cortar el agua a esas empresas", que son uno de los motores de nuestra comarca, junto con la agricultura y ahora el turismo.

Por todo esto, lo que queremos la gente del Matarraña es que estas balsas se incluyan en la próxima planificación hidrológica de la demarcación hidrográfica del Ebro, y cuanto antes pueda ser, mejor. Para avanzar en dichas infraestructuras sería conveniente que se empezase a trabajar ya en la redacción de todos los estudios y trabajos e informes medioambientales precisos por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Y para finalizar, los usuarios de la cuenca del Matarraña y afluentes sólo queremos que se finalice el trabajo de un hombre que ya no está entre nosotros y que se dejó la piel por estos proyectos y esta cuenca: José María Puyol.

Fernando Camps Juan (PP) es presidente de la Comarca del Matarraña

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