Opinión
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Por
  • Toni Losantos

‘Slow’

'Slow'
'Slow'
Pixabay

La diosa Ciencia ‘è mobile’: avisa estos días de extraños cambios en el sistema de rotación del núcleo terrestre. Contemplo nuestro páramo impasible: nada revela tan turbador aviso de los científicos, cuya misión, de un tiempo a esta parte, consiste en traer siempre malas noticias, esas que los informativos refuerzan como únicas noticias.

La paramera, a lo más, huele a tomillo. En algunas crestas suena el braceo de los molinos, por los cantiles de arcilla zumban los abejorros y el agua, la que va quedando, baja atonal por los regatos. El mundo gira y regira algo más lento, como una hormigonera exhausta, pero aquí todavía no se aprecia su arritmia.

No temas, tampoco se va a notar en la madeja de las metrópolis, y eso que, por lo que a la nuestra se refiere, el sacro Pilar conecta, siquiera metafóricamente, con el Núcleo mismo. Y es que a lo más, tranquilizan las crónicas, perderemos una milésima de segundo cada equis horas. Ni habrá que limar el cuarzo de los relojes, que ya no son de cuarzo.

La Tierra está cansada de dar vueltas sobre sí misma y de correr por el sistema como una liebre cósmica. En esta provincia sureña el cansancio se venía masticando antes del reciente descubrimiento. Es un cansancio antiguo, vital y silencioso. ¡Cómo cuesta todo! Qué lejos cae la augusta metrópoli; qué lejos –en el tiempo y en el espacio– la remota corte, donde bulle el avispero de la impaciencia.

Si exceptuamos ciertos impactos ambientales, para los que las cosas de palacio nunca van despacio, aquí todo se atasca. Nada arranca, nada mueve, nada tira. Qué lentitud de siglos, tasada ahora por el metrónomo del núcleo terrestre.

Haciendo de la necesidad virtud –forzoso lema monclovita– a alguien se le ocurrió convertir la lentitud en una oportunidad: creó la marca ‘slow’. Vale para ocios rurales, para carreteras tortuosas, para gozosos manteles. Frente al deseado ‘fast food’, frente a la exitosa saga ‘Fast & Furious’, modelos del imperio insostenible, he aquí que esta provincia singular, áspera como su puñetera geografía, se marca un baile lento, libidinoso y geológico. Corre a por él.

Toni Losantos es profesor de instituto en Teruel

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