Opinión
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Redactor de HERALDO DE ARAGÓN

Nuevas rutas con la historia

El vicecónsul británico de Zaragoza, Antonio Valverde Gil, estuvo desde 1941 a 1948 en el puesto, donde salvó a cientos de presos de países aliados que huían por los Pirineos.
El vicecónsul británico de Zaragoza, Antonio Valverde Gil, estuvo desde 1941 a 1948 en el puesto, donde salvó a cientos de presos de países aliados que huían por los Pirineos.
Heraldo

Cada fin de semana suelo acudir con un grupo de amigos para hacer una ruta habitual relacionada con el Ebro para hablar de lo divino y lo humano. 

Entre esos temas recordamos lo que era el río para los aragoneses antes de la Exposición Internacional de 2008 y después de aquel verano. Esta semana nos sorprendió cómo se ven las vidrieras resquebrajadas del puente del Voluntariado (un lugar muy visitado), del ingeniero de caminos Javier Manterola, un navarro recientemente fallecido y muy ligado con Aragón. Parece que sus daños son estructurales y parece difícil que resistan sus cristales, pero habrá que arreglar un puente tan querido por los aragoneses bajo un mástil de 90 metros.

Entre esos debates dominicales entró la historia que publicamos ayer en HERALDO sobre el vicecónsul británico Antonio Valverde Gil, quien salvó a más de 500 aliados que huían por las redes clandestinas de escape de Europa a través del Pirineo aragonés.

El profesor de Filosofía, Javier Esteban, que ha investigado sobre el pasado del diplomático y conoce a su familia que reside en Canadá, suele llevar a los alumnos de bachillerato del colegio Rosa Molas y de Salesianos a la zona céntrica de Zaragoza, desde la plaza de Aragón hasta la calle Costa 2 (donde estuvo la oficina del consulado británico) y Costa 7, donde estuvo el consulado alemán, al que espiaba.

Esta ruta histórica lleva a los estudiantes hasta el Gran Hotel y a zonas del Casco Viejo, donde pretenden rescatar episodios que vivió el vicecónsuldentro del proyecto ‘Luchar contra el totalitarismo’. Es muy saludable que los zaragozanos conozcan en sus colegios y más allá que la capital aragonesa fue clave en los años de la II Guerra Mundial para miles de europeos que escapaban a Lisboa o Gibraltar. Y que revisen la historia. 

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos por Ramón J. Campo en HERALDO)

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