Financiación singular

El primer secretario del PSC, en relación con el sistema de financiación autonómica, considera injusto que aporte más quien más tiene. Salvador Illa, de esta forma, reveló una vez más que la C pesa mucho más que la S en su partido; pues la justicia social en clave territorial es una consecuencia directa e indisociable de la justicia social en clave personal: no tributan los territorios, sino las personas.

La posición de Illa deja definitivamente en agua de borrajas aquella utopía en la que cada uno aportaba según sus capacidades y recibía según lo que necesitaba. Con razón repite el presidente Lambán que el socialismo y el nacionalismo ligan mal, como el agua y el aceite.

La opinión de Illa, en todo caso, es lo de menos; pues ya no sorprende el sustrato nacionalista de su partido. Lo de más será comprobar la posición definitiva del PSOE sobre la reforma del sistema de financiación. Es decir, si da apoyo a un auténtico modelo de financiación singular en Cataluña -de dudosísimo encaje constitucional- o si, por el contrario, redefine la singularidad para terminar haciendo algo similar al modelo en vigor que ya se diseñó pensando, precisamente, en Cataluña. Seguirá durmiendo el sueño de los justos una reforma del modelo que gire en torno a las competencias, no ejecutivas, sino legislativas. Un cambio de este cariz dotaría al sistema de mayor racionalidad, facilitaría la rendición de cuentas y fomentaría la igualdad frente a la libertad al comportar la centralización de una parte de los ingresos. Premisas todas ellas coherentes con los postulados básicos de un partido progresista, aunque hoy las aguas discurran por otros cauces.