Todos queremos más! Más pasta. Más financiación. Más dinero para pagar servicios como la sanidad y la educación. Más presupuesto para construir carreteras y canales. 

Por eso los ‘indepes’ catalanes exigen un ‘cupo’ semejante al que disfrutan el País Vasco y Navarra. Pedro Sánchez les ofrece una ‘financiación singular’. Las demás ponen el grito en el cielo: Todos queremos más.

La cuestión es cómo poner de acuerdo a todos los partidos y todas las comunidades autónomas. En eso estamos desde hace más de diez años. Una posible solución la aporta la conocida Teoría de Juegos. Simplificando mucho, la ‘matemática de la división justa’ da respuesta a un problema básico: ¿Cómo repartir un pastel entre dos niños? Por mucho cuidado que se ponga en cortarlo, uno de los críos (o los dos) pensará siempre que le han dado el trozo más pequeño. La solución salomónica consiste en que uno de los chavales corte el pastel y que el otro escoja primero el trozo que quiere. El primer niño no podrá quejarse de que la división es injusta porque la ha hecho él mismo. El segundo no podrá protestar, pues ha podido elegir el trozo que prefería.

Con un desarrollo sofisticado del algoritmo ‘yo corto, tú eliges’, la ‘teoría de la división justa’ tiene múltiples aplicaciones: desde la gestión del tráfico aéreo al reparto de herencias o los acuerdos de divorcio. No obstante, la financiación autonómica es algo más que un problema matemático-económico. Cuando entran en juego las ansias de poder y los egoísmos nacionalistas hay que vigilar que alguno (el que tiene la sartén por el mango), no aplique el viejo refrán de que quien parte y reparte se lleva la mejor parte.

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